Art & Wine: una tendencia para salir de la rutina
Pintar un cuadro desde cero mientras se degusta vino o sangría es la propuesta que ofrecen tres espacios de la capital.
Son las 16:00 del sábado. En la terraza de la Casa García Atelier, Micaela García y su socia, Ariadna Martín, alistan las copas y los caballetes para dos grupos que están por llegar. El primero está compuesto por doce chicas que celebran un cumpleaños, y el otro por una joven pareja. Durante cuatro horas, estos pintarán un cuadro desde cero, degustarán varias copas de vino o sangría, y tendrán como trasfondo el imponente paisaje de El Panecillo y la Basílica del Voto Nacional.
García, artista profesional, descubrió la tendencia del Art & Wine (Arte y Vino) en el extranjero y quiso probarla en Quito. Ya disponía del espacio perfecto para hacerlo; la antigua casona de sus abuelos en este emblemático barrio del Centro Histórico, donde desde hace veinte años funcionaba el taller de su papá, el pintor Oscar García.
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“Me interesaba ofrecer algo totalmente distinto que ayudara a la gente a redescubir su conexión con el arte, y a pintar como uno lo hace de niño, sin temor y con el único objetivo de divertirse”, recuerda.
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Leer másAbrió sus puertas hace cerca de un año con apenas una sesión a la semana, pero la acogida fue tal que pronto tuvo que ampliar el lugar y el número de sesiones que ofrecía.
“Fue impresionante porque la gente llegaba por recomendación de quienes habían venido antes, y muchos volvían con sus familias o amigos”, cuenta.
La metodología es simple: al hacer la reserva para la sesión, García le pregunta a los interesados si quieren hacer un cuadro libre o con un dibujo elaborado por ella y su socia, y basado en una imagen elegida por cada participante. Esta última, explica, suele ser la opción más popular.
“A mucha gente le preocupa no saber dibujar, entonces prefieren solo pintar. No es un requerimiento previo, pero por comodidad, la gente elige un dibujo ya listo”, explica. Las mascotas son las piezas más solicitadas, así como los paisajes montañosos.
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Los viernes y los sábados, quienes suelen acudir al sitio son parejas y grupos de amigos. Los domingos, en cambio, son familias las que van. Ahí, el lugar se acomoda para los más chicos. “Con los adultos, muchos nos dicen que vienen por el vino, porque no se consideran muy artísticos o no les gusta pintar, pero luego se enganchan. En cambio, cuando tenemos familias, los niños siempre son los más entusiastas y contagian a los papás. Es lindo de ver”, dice.
Entre los visitantes está Ana Moreno. “Yo no sé pintar realmente, pero quería venir por hacer algo diferente. Es lindo, porque incluso si no te queda perfecto es algo que tú hiciste”, dice. El costo de la sesión es de $ 20.
- Pintar como Van Gogh o Picasso
Cada espacio que ofrece sesiones de Art and Wine tiene su propia modalidad. En el caso de Mon Atelier, ubicado en las calles José Tamayo y Luis Cordero, las sesiones son dictadas por un artista y los participantes siguen los pasos detalladamente para crear una misma pieza, que no tiene un boceto previo. Según la sesión, estos recrean obras de famosos pintores como Vincent van Gogh o Pablo Picasso. También tienen noches de pintura fosforescente. Aquí las sesiones se dictan de miércoles a viernes a las 19:00 y los sábados a las 16:30. El valor de la sesión es de $ 35.
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Leer másMientras tanto, en La Tejedora Distrito Creativo, en Cumbayá, Art Brand Atelier ofrece todos los viernes sesiones de pintura para mujeres en el que se intervienen lienzos u objetos varios y cuyo imaginario está plasmado en la cultura pop. En estos, las participantes pintan sobre retratos, zapatos, copas, camisetas y alcancías en forma de chanchito.
El espacio también cuenta con sesiones familiares los sábados para padres e hijos y talleres solo para niños.
Cris Mena, asidua a estos espacios, considera que la propuesta gana cada vez más adeptos por su elemento diferenciador; ofrecer un objeto palpable que se puede llevar a casa. “En esta época, donde la inmediatez es clave, no todo el mundo está dispuesto a acudir semanalmente a un curso de pintura para aprender a pintar. En cambio, en los Art and Wine, vas, te tomas un par de horas de tu día, pintas y luego te llevas un cuadro o un adorno que tú pintaste. Es muy atractivo porque te permite explorar tu lado creativo sin demandarte mucho tiempo”, señala.
- Una opción en Guayaquil
En el Puerto principal, María del Mar Morales es la precursora de esta iniciativa. Esta descubrió las sesiones de pintura y vino durante una visita a Nueva York en 2017, y quiso replicar la iniciativa en la ciudad.
Empezó organizando una sesión mensual en restaurantes y hoteles, pero eventualmente la acogida creció lo suficiente para incrementar los eventos y ampliar la agenda de establecimientos que los acogen. La sesión es guiada y los participantes elaboran una misma pieza. La agenda de espacios y costos se publica mensualmente en las redes sociales de paintandwine_ec
- Detalle
Nueva Orleans, el epicentro. En 2005, tras la devastación que dejó el huracán Katrina en Nueva Orleans, Cathy Deano y Renee Maloney buscaban un emprendimiento que pudieran iniciar para recuperar sus finanzas personales. La idea de combinar arte y pintura surgió por casualidad y fue un éxito inmediato. Eventualmente, fundaron las franquicias ‘Painting with a twist’ y ‘Paint and Sip’, que hoy emplean a más de 2.500 artistas en Estados Unidos, y cuya metodología de combinar arte y vino se ha replicado por todo el mundo.
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