¿Bañarse en la mañana o en la noche? El momento ideal y sus beneficios

Bañarse es una parte esencial de la rutina diaria de millones de personas en todo el mundo. Más allá de su papel en la higiene, el acto de bañarse tiene un impacto significativo en el bienestar físico y emocional. La elección del mejor momento para hacerlo -ya sea por la mañana, la tarde o la noche- puede depender de varios factores, como el estilo de vida y las necesidades personales.

El doctor Alok Vij, dermatólogo y director del programa de Residencia en Dermatología de la Clínica Cleveland de Estados Unidos, indica que “no hay una respuesta definitiva para la población mundial sobre si es mejor ducharse por la noche o por la mañana, pero para cada individuo, suele haber una respuesta correcta. Todo se basa en las preferencias”.

La elección del mejor momento para bañarse depende de tus necesidades personales y preferencias. Considera los beneficios específicos de cada momento del día para optimizar tu rutina y mejorar tu bienestar general. A continuación, exploramos cómo cada momento del día puede influir en tu salud y bienestar, con consejos para optimizar esta rutina cotidiana.

Por la mañana: energía y preparación para el día

• Incrementa la alerta y la concentración. Ducharse por la mañana puede ayudar a activar el cuerpo y la mente, mejorando la concentración y preparándote para el día que comienza.
• Mejora la circulación. Una ducha matutina puede estimular la circulación sanguínea, lo cual es ideal para despejar la mente y energizar el cuerpo.
• Prepara la piel para el cuidado diario. Lavar la cara durante la ducha matutina asegura que elimines el maquillaje del día anterior, lo que facilita la aplicación de productos como tónicos y protectores solares.
• Establece una rutina estructurada. Incorporar una ducha en la mañana puede formar parte de una rutina que te ayude a gestionar el tiempo y aumentar la productividad diaria.

Por la noche: relajación y preparación para el sueño

• Facilita la transición al sueño. Una ducha nocturna puede relajar el cuerpo y reducir la temperatura corporal, facilitando la transición al sueño y mejorando su calidad.
• Alivia la tensión del día. Este ritual puede servir para aliviar la tensión acumulada durante el día y reducir el estrés antes de dormir.
• Regula el reloj biológico. Incorporar una ducha nocturna en tu rutina puede ayudar a regular tu reloj biológico y promover patrones de sueño más saludables.
• Establece una rutina de descanso para los niños. Según la Sociedad de Dermatología Pediátrica y la Academia Estadounidense de Pediatría, bañar a los niños por la noche puede contribuir a un ciclo de sueño regular.

El orden ideal para lavar las diferentes partes del cuerpo

• Comienza por el cabello. El dermatólogo español y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología, Sergio Alique García, recomienda comenzar desde la cabeza hacia abajo. Primero, lava el cabello si planeas hacerlo, para evitar que la suciedad caiga sobre el cuerpo limpio.
• Áreas que acumulan más sudor. Las áreas que acumulan más sudor y bacterias son las axilas y la zona genital, así que hay que lavarlas con mayor cuidado para prevenir infecciones.
• Enjuaga bien todo el cuerpo. Asegúrate de enjuagar bien para evitar residuos de productos que puedan causar irritaciones o alergias.
• Sécate con suavidad. Seca tu piel dando golpecitos suaves con una toalla de algodón limpia para evitar irritaciones.
• No olvides los pies. Lava bien los pies y entre los dedos para prevenir infecciones por hongos, dada su proximidad al suelo y contacto constante con el calzado.

Duración ideal de la ducha

• No lo alargues más de lo necesario. Para la Organización Mundial de la Salud, el tiempo óptimo y de uso responsable del agua debe ser de cinco minutos. Se estima que una ducha de cinco minutos puede utilizar entre 95 y 100 litros de agua, lo que equivale a aproximadamente 20 litros por minuto.
• Utiliza agua tibia. Opta por agua tibia en vez de caliente, que puede resecar la piel, ya que las duchas muy calientes tienden a quitar la grasa de la piel y a irritarla.
• Jabones neutros. Usa limpiadores suaves para evitar la irritación de la piel, preferiblemente que no contengan conservantes ni parabenos.

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