La banda de Girón, lleva 117 años haciendo música
Son 22 integrantes que mantienen aún la herencia ancestral. Aprendieron a afinar al oído, solo escuchando los tonos
Es historia viva, ritmo y sones que han hecho y aún hacen bailar con albazos, sanjuanitos o saltashpas entonados con instrumentos antiguos de viento y percusión. Es la música popular tradicional que por 117 años lleva por todo el país la Banda de Pueblo, ‘La Centenaria de Girón’.
Son 22 músicos de oficio que mantienen la herencia musical ancestral nacida en 1905 de la mano de Nicanor Pauta como la primera banda de pueblo del cantón Girón, situado a 42 kilómetros del sur de Cuenca. “Nuestra música es alegre. Los sanjuanitos, los pasacalles, los albazos y algunos temas actuales, hacen bailar al más triste”, sostiene Joaquín Pauta, bisnieto del fundador del grupo y actual director de la banda musical.
Jóvenes herederos del arte ancestral en la Península
Leer másConsidera Joaquín que la agrupación que dirige sea la más antigua del país o al menos del austro.
Sus integrantes, entre ellos el mayor de 85 años y el menor de cinco años, la mayoría no fueron a un conservatorio de música; aprendieron y aprenden a afinar al oído, solo escuchando los tonos y compases con los ensayos constantes, señala Joaquín tras puntualizar que la mayoría de los actuales músicos son parte de la cuarta generación de los que constituyeron la banda inicial, es decir; bisiestos, nietos e hijos, lo que convierte a ‘La Centenaria de Girón’ en una sola familia de músicos con 117 años de vida haciendo bailar y matizando el ambiente festivo de los rincones azuayos y del resto del país.
Como en antaño “no necesitamos un gran escenario, tampoco una la amplificación ni un sitio especial para los ensayos, es suficiente una sala, un parqueo, un patio para hacer música” con las trompetas, los trombones, los saxofones, el güiro, los platillos y el bombo, en remembranza a los inicios del siglo XVIII, en que habrían nacido las bandas de pueblo para alegrar y acompañar las festividades y procesiones con santos o patronos religiosos de las parroquias rurales.
“También se acompañaban los cortejos fúnebres”, refiere Pauta al explicar que fue en la era de su bisabuelo, abuelo y padre. Recuerda el músico que en su niñez acompañaba a su abuelo y padre a tocar en las fiestas. Ahí nació su afición y amor a la música de pueblo.