Beliza Coro: “La mujer indígena está capacitada para diferentes espacios”

Beliza habla con un tono suave, pero tiene un temple fuerte hecho de su historia personal y la de su comunidad. Nació hace 35 años en la comunidad Lupaxi Convalecencia, del cantón Colta, a las faldas del Chimborazo.

Aunque las condiciones en su infancia avizoraban un destino donde sería analfabeta, ella decidió no ser una más. Pasó de la niña que vendía hortalizas en los mercados a ser la primera abogada de su comunidad y la primera indígena en graduarse con honores en la Universidad San Francisco de Quito.

Con la humildad que la caracteriza, se trazó metas y desde hace diez años sus días giran en torno a las telecomunicaciones desde el lado jurídico, y hace cinco meses, asumió el reto de un alto cargo. Es jefa de Políticas de Inclusión Digital en Hispam Telefónica, donde no desvía su mirada del sector indígena.

En una pausa, tras las reuniones que mantiene con otros países, conversó con SEMANA sobre su recorrido y sus deseos por mayor participación de mujeres, para que la voz femenina se haga escuchar dentro y fuera de las comunidades.

Con la mirada fija, comienza a rememorar su infancia. “Recuerdo el frío que llegaba a menos de 10 grados, así como el verdor matizado por los enormes árboles de eucalipto y pino que crecían a las faldas del Chimborazo... Me gustaba sentarme en la montaña más alta y ver los colores de ese paisaje lleno de sembríos”, hace una pausa y agrega. “Pero también recuerdo momentos difíciles como la pobreza y la falta de servicios básicos. Con mi mamá íbamos con barriles a ver agua a otras zonas rurales. Así también iban más mujeres, algunas, cargando al bebé en la espalda. Y en cuanto a la luz, al inicio era muy rudimentaria, solo con velas, luego llegó la energía eléctrica”.

Cuenta también que su padre se desempeñaba como profesor y quien la encaminó en las letras. “Él nos leía a mi hermana y a mí historias de Jorge Ycaza y siempre amaba que trajera a casa más libros o periódicos”.

En la adolescencia, la crisis económica de finales de los noventa hizo que se mudara con su familia a Guayaquil, y allí conoció lo que es el trabajo infantil. “Al antiguo Mercado Machala llegaban muchos comerciantes indígenas para la venta de hortalizas y yo era una de las niñas que vendía allí”, relata.

En el rango de sus 16 años vino una segunda mudanza, y junto con su familia emprendieron viaje a Riobamba. Beliza pronto tomó conciencia de la situación de las comunidades, de los trabajadores informales y, con un gran espíritu crítico, acudió a la escuela gracias a un proyecto social que apoyaba a niños y adolescentes a tener educación.

“En ese contacto con cuadernos y libros, comencé a verle otro sentido a la vida y darle un vuelco muy bonito”. Desde entonces no paró. Con título de bachiller se apuntó a la carrera de Derecho en la Universidad San Francisco de Quito, por medio de una beca de diversidad étnica, para jóvenes de pueblos originarios, de la Fundación Telefónica.

Y, a partir de entonces, empezó a romper estereotipos de toda una generación de mujeres indígenas que no pudieron ni siquiera terminar la escuela. Ella se graduó con honores y luego aplicó para otra beca en países como Londres y España, donde obtuvo el master of Law por el IE University, y otro máster por la Universidad Carlos III de Madrid.

Vive actualizándose y siempre mirando más allá. “De pequeña, recuerdo haber dicho que quería ser abogada, y enseguida vinieron las risas y cuestionamientos: ¿cómo yo, siendo mujer, indígena, de bajos recursos económicos y situación de vulnerabilidad, iba a convertirme en eso? Pero desde el momento en que pude acceder a la educación, para mí fue muy importante hacer mis rebeliones personales e ir contra los roles preestablecidos”, dice con firmeza esta mujer, quien ahora es líder.

• Su mirada a la inclusión

La discriminación no ha sido un tema ajeno para Beliza. “Cuando tenía unos veinte años, el escenario era mucho más cruel, pero mientras iba estudiando me sentía cada vez más orgullosa de lo que soy”, precisa.

Con objetivos claros y títulos bajo el brazo, pudo entrar a trabajar hace once años al mundo de las telecomunicaciones en Telefónica. Allí fue escalando desde el área jurídica y hace casi tres meses es jefa de Políticas de Inclusión Digital de dicha multinacional.

Así los días de esta apasionada por el running (hace hasta 8 kilómetros) corren también entre reuniones y proyectos. “La carrera de Derecho tiene un componente social y eso es algo de lo que no me puedo desapegar. Mi objetivo es cerrar brechas de género e impulsar iniciativas que ayuden a más indígenas, a través de proyectos que tengan que ver con tecnología, pero también con emprendimientos para que crezcan en todo sentido”, comenta.

Aquello dice que va en consonancia con su principio de la reciprocidad. Devolver lo que ha recibido de la vida hacia su comunidad y las demás.

Asimismo, fija su mirada en reducir la brecha de conectividad, uso y acceso en personas que están en situación de vulnerabilidad.

Si se da un vistazo en YouTube o Instagram, se pueden ver campañas impulsadas por ella, vistiendo la indumentaria propia de su etnia y hablando en idioma quichua por respeto y consideración a su cultura.

Cada logro le permite seguir en la lucha y de a poco la convierten en un aspiracional. “Hace unos días en Colta, se acercó a mi madre una mujer y le preguntó. ¿Tú conoces a una tal Beliza? Quisiera conocerla porque gracias a ella mi dos hijos estudiaron, y siempre la están viendo en redes sociales... Entonces mi madre rompió en llanto y dijo: ‘Beliza es mi hija’”, recuerda entre lágrimas.

Así esta mujer va haciendo camino al andar para las que vienen detrás, y entre ellas está su pequeña hija. “Las mujeres indígenas son transmisoras de conocimientos, defensoras de los derechos ambientales. Esa es nuestra naturaleza. Pero también es importante que se las vea en otros espacios. ¿Por qué no en un alto cargo ejecutivo, siendo CEO de una compañía, a cargo de un proyecto a gran escala, o siendo científica? Hoy en día, la mujer indígena está muy capacitada y puede demostrar su talento en esos escenarios. Pero hay que romper estereotipos, dejar de pensar que solo están para ciertos roles y empoderarlas. Esa es mi lucha”, concluye.

• Personal

1. Es de la comunidad Lupaxi Convalecencia en Colta.
2. Se graduó en Derecho por la Universidad San Francisco de Quito y el Keene State College, EE. UU.- Tiene un máster of Law por el IE University y un máster por la Universidad Carlos III de Madrid.
3. Actualmente, cursa un PhD en Derecho en temas de inclusión, género y desarrollo.