Un brindis por lo vivido: reflexiones y sabores de un año que termina
Las mejores experiencias de la vida, sobre todo las culinarias, son aquellas que se comparten con los seres queridos
El año está por terminar y en esta época solemos pensar en las metas alcanzadas, en las que quedaron por lograr y en los nuevos objetivos que nos planteamos para los meses venideros. También son días en los que andamos más deprisa, la calle está más movida y los eventos se multiplican.
Aprovecho estas últimas semanas del año para poner un paréntesis en medio de las múltiples festividades y hacer un pequeño recuento de lo vivido en este 2024. Sin duda hay momentos que marcan el camino recorrido y los vividos alrededor de una buena mesa con vinos, comida, amigos y familia siempre se llevan un lugar especial en mis recuerdos.
Nadie nos quita lo vivido
Una de las cosas que más agradezco de este año es el haber tenido la oportunidad de viajar, porque considero que es una fuente de enriquecimiento, inspiración y de aprendizaje infinito. Como apasionada del vino que soy rescato dos recorridos vitivinícolas increíbles que pude hacer en el viejo mundo, en España y Francia, y en el nuevo mundo, en varios viñedos de California. Sin duda fueron experiencias que disfruté sorbo a sorbo y que culturalmente fueron muy enriquecedoras.
A lo largo de todos estos meses pude también probar nuevos emprendimientos gastronómicos dentro y fuera del país. Debo mencionar de manera especial a todos los cocineros y empresarios detrás de estos negocios que decidieron arriesgarse para ofrecer nuevas propuestas culinarias, con cartas innovadoras, producto local, desarrollando conceptos que buscan aportar a la movida gastronómica de cada ciudad.
Al llegar a la recta final del año mi conclusión es que no perdamos de vista lo más importante: las experiencias memorables junto a los que queremos sean estas viajes, conversaciones, comidas o copas compartidas. Les deseo que en el año que está por venir puedan dedicarle tiempo a lo que más los apasiona y que sean muchos los momentos alrededor de una buena mesa. De eso se trata la vida, de ponerle sal y pimienta a nuestro día a día y de acumular memorias porque lo único que nadie nos quita es lo vivido, lo bebido y lo comido.
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