
¿Buscas felicidad o placer? La diferencia clave que cambiará tu perspectiva
En cada rincón del mundo, todos compartimos una misma búsqueda, un anhelo profundo que nos conecta a pesar de las diferencias
¿Sabías que tú, yo y todo el mundo buscamos siempre lo mismo? No importa si eres abogado, médico, maestro, joven, adulto mayor, hombre, mujer, honesto, corrupto o alguien de dudosa reputación. Todos, de maneras extremadamente distintas, buscamos la felicidad.
Sí, todos queremos ser felices, pero a veces malinterpretamos esa felicidad y la confundimos con placer, venganza, odio o envidia. O sea, el objetivo es el mismo, aunque la motivación y la ruta sean peligrosamente diferentes.
Vamos por partes. Una persona llena de odio creerá que la felicidad sólo será alcanzada si logra vengarse de sus enemigos. Otra, ciega por las apuestas como ejemplo, estará segura de que la felicidad es ganar en un casino o en actividades ilegales. Todos perseguimos la felicidad, pero caemos en falsas alegrías poco sanas por una falta de enfoque.
No estamos aquí para juzgar ni condenar a nadie, pero si nuestro objetivo está claro y buscamos una felicidad duradera para nosotros y para nuestro entorno, es fundamental que identifiquemos hasta donde ese deseo es sano y cuando se convierte en un elemento nocivo que daña y destruye nuestro interior y a nuestros seres queridos.
El significado de la felicidad
Lo primero es identificar qué es felicidad. Saber distinguir entre legítima felicidad y cualquier experiencia distractora nos ayudará a encaminarnos por la ruta correcta.
La felicidad no es risas eternas o alegría las 24 horas del día. No, la felicidad es un estado que puede verse de diferentes formas. A veces no son sonrisas, pero siempre es tranquilidad y plenitud.
Hoy, no busquemos placer o satisfacción inmediata, pensemos en que la felicidad se logra con cada paso, con cada error y con cada pequeña emoción. Alcanzar la paz ante la mayoría de situaciones es fundamental para sentirnos dichosos y aprender en una impredecible vida.
Buena suerte en ese camino rumbo a la plenitud.
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