Calmaron las tensiones con la creación de proyectos de arte
Unos fotografiaron su día a día en casa y otros en la calle; decenas más se retrataron unos a otros. Las iniciativas nacieron en pandemia
Carolina Zambrano está convencida de que la fotografía la fue sanando poco a poco de toda la vorágine que vivió en los días más álgidos de la pandemia. Su madre no lograba conciliar el sueño. “Ella tenía que ir tres veces a la semana a hacerse diálisis y veía a la gente morir de COVID. Le daba insomnio y entonces se iba a mi cuarto un rato”. Allí, en esos momentos, la fotografiaba mientras la veía en la oscuridad prender su celular para entretenerse con un video.
Captó también muchas imágenes de su padre, quien se recuperaba de una trombosis. Pero reconoce que le tomó algún tiempo poder coger una cámara para captar su intimidad, pues se sentía agobiada. Lo hizo incentivada por el colectivo Fluxus, que ideó la propuesta ‘Lo colectivo nos salva’.
Ricardo Bohórquez también encontró en la fotografía un escape y junto a ocho colegas desarrolló la iniciativa ‘FotoDiarios’, con gráficas que recogían parte de esa nueva cotidianidad. Lo hacía montando en bicicleta, recorriendo el centro, retratando primero a sus vecinos y luego trasladándose un poco más allá.
Un semillero de talentos que sorteó las trabas de lo virtual
Leer másAsí fueron saliendo de la ansiedad, coincidieron los artistas que participaron en el conversatorio ‘Arte para sobrevivir’, organizado por el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC) y moderado por Lola Márquez. Allí se mostró cómo la creatividad afloró aún más en la pandemia.
Carlos Vaca reconoce que los artistas trabajan mucho en soledad y que se mueven más en incertidumbres que certezas, pero la pandemia fue para ellos “un plus mucho más fuerte”. Por eso convocó a un grupo de artistas (se unieron 18) con los que dio vida a ‘Tiempo devenir’, que pasó de la virtualidad al Museo Nahim Isaías.
Hubo arte objeto, instalaciones y videos, además de que Falco, uno de los participantes, compartió una experiencia en Socio Vivienda 2, donde muchas personas que no habían podido despedir a sus familiares fallecidos por la COVID lo hicieron a través de cartas que quemaron para luego echar sus cenizas al viento.
Sara Roitman también se desahogó con el arte. “Hice paisajes de casas de alambre por los 109 días que estuvimos formalmente encerrados”, cuenta. “Fue sedativo. Me ayudó a llevar ese tiempo”, recuerda cuando habla de 2020. Coincide con los demás artistas en que ese fue el año de más trabajo. Hicieron uso de lo que tenían a la mano para crear.
La obra ‘premonitoria’ de una guayaquileña en Dubái
Leer másFue el año que reunió también a grupos en varios proyectos. El que está considerado como el más grande hasta ahora fue ‘Retratando sobrevivir’, que recopiló 1.180 retratos, con publicaciones en redes a lo largo de 6 meses y 20 días, sin fallar un día. Logró finalmente exponerse de forma presencial en el MAAC. “Allí se volvió algo tangible”, recuerda Abdón Segovia, uno de los gestores del proyecto. Lisbeth Lavayen, quien participó de esta iniciativa con 30 retratos, dice que ser parte del proyecto ayudó a muchos de los participantes a dejar de lado la ansiedad y la tensión. “Nos permitió sentirnos útiles mientras esperábamos confinados en los hogares”, cuenta.
Mariella García Caputi, directora del museo, recuerda que estos espacios culturales permitieron a los artistas volver a lo presencial y generar una reflexión sobre lo que ocurría.