Falta de sueño
Estudios. En Ecuador, los jóvenes duermen menos de ocho horas afectando su aprendizaje.Canva.

Cansados ​​de aprender: ¿Cómo el sueño insuficiente afecta a los estudiantes?

El no dormir afecta el rendimiento académico. Estudiantes duermen menos de ocho horas y tienen bajas calificaciones

La relación entre el sueño y el aprendizaje es un tema que ha cobrado importancia en los últimos años, particularmente en Ecuador, donde los estudiantes de secundaria enfrentan una creciente privación del sueño. Según Luiggi Sáenz de Viteri, psicólogo y educador con más de diez años de experiencia en el trabajo con adolescentes, este fenómeno tiene profundas implicaciones tanto en el rendimiento académico como en el bienestar general de los estudiantes.

Estudios recientes han señalado que los adolescentes ecuatorianos no cumplen con la recomendación de 8 a 9 horas de sueño por noche. Factores como las presiones académicas, el uso excesivo de redes sociales y un manejo deficiente del tiempo son los principales responsables. Este déficit afecta directamente funciones cognitivas esenciales como la memoria, la concentración y la capacidad de resolución de problemas.

Un descanso insuficiente, un rendimiento comprometido

"Los estudiantes que duermen menos de seis horas por noche no solo rinden menos en clase, sino que también presentan mayores problemas emocionales como ansiedad y cambios de humor", explica Sáenz de Viteri.

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En Ecuador, las normas sociales y culturales también juegan un papel importante. El horario de inicio temprano en las instituciones educativas exacerba el problema, obligando a los adolescentes a despertarse antes de lo que su ritmo circadiano natural permite. "El sueño insuficiente genera un estado de fatiga crónica que no solo afecta el aprendizaje, sino también la salud física y emocional", enfatiza Sáenz.

Impacto en la salud integral

La privación de sueño no solo está relacionada con problemas académicos, sino también con afecciones como la obesidad, la depresión y la somnolencia diurna, las cuales complican aún más la dinámica en las aulas. "Muchos docentes malinterpretan los efectos del mal sueño como falta de interés o disciplina, cuando en realidad los estudiantes están lidiando con un problema de base fisiológica", detalla el especialista.

Posibles soluciones: una responsabilidad compartida

Para abordar esta problemática, Sáenz propone implementar campañas de concienciación sobre la importancia del sueño y ajustar los horarios escolares para alinearlos con las necesidades biológicas de los adolescentes. También se recomienda fomentar hábitos de sueño saludables en el hogar y limitar el tiempo de pantalla antes de dormir.

"Si promovemos un cambio cultural que valore el sueño como una prioridad, no podemos solo mejorar el rendimiento académico, sino también garantizar un mejor desarrollo físico y emocional en nuestros jóvenes", concluye Sáenz.

En un mundo que exige cada vez más de los adolescentes, garantizar un descanso adecuado no es solo un acto de cuidado, sino una estrategia esencial para su éxito académico y bienestar integral.

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