Carla Heredia: “Voy a seguir dándole alegrías a mi país”
A sus 30 y con varios torneos ganados, la ajedrecista se prepara para nuevos retos y continuar su trabajo como profesora de niños migrantes.
Con más de 100 medallas y 50 trofeos ganados, Carla Heredia Serrano es una de las ajedrecistas más destacadas del Ecuador. Ha sido campeona nacional, bolivariana y suramericana. Ha competido en cuatro juegos olímpicos; y actualmente se prepara para representar al país en las olimpiadas que se realizarán el 2022 en Moscú. Desde California, conversó con SEMANA e hizo un recuento de su trayectoria deportiva y las experiencias personales que más han marcado su vida.
Su incursión
Carla descubrió el mundo del ajedrez cuando tenía apenas siete años. Sus padres (Patricio y Alicia), al darse cuenta de que a ella le gustaban los juegos de mesa, decidieron inscribirla en un curso extracurricular. Aunque a la par también practicaba gimnasia y fútbol, el ajedrez la eclipsó y no tuvo que renunciar a los juegos infantiles porque “era una niña atípica que no estaba interesada en los vestidos, el maquillaje y por eso la gente me veía raro. Este deporte fue mi guarida para no sentirme un bicho raro en el colegio”, afirma.
Su dedicación logró que ese mismo año ganase su primer torneo de novatos en Pichincha y luego la invitaron a que sea parte de la Concentración Deportiva de Pichincha. Comenzó a practicar durante tres horas diarias y a sus ocho años ganó su primer campeonato nacional.
Durante la secundaria, Carla se dio cuenta de que quería dedicarse 100 % al ajedrez para poder ser una deportista de élite y parte de los Juegos Olímpicos representando a Ecuador. Por eso, a los 15 años pidió a sus padres que la dejaran terminar el colegio a distancia para dedicarle mayor tiempo a su preparación. “Mis papás no sabían qué hacer, pero dieron el sí luego de hablar con un psicólogo, con sus amigos y hasta con el cura”, recuerda entre risas.
Los frutos de su entrega
A los 16 años ganó en una competencia zonal en El Salvador (contra jugadoras de Cuba, México, Colombia y otros países del Caribe), que le permitió posteriormente ir al Mundial de Ajedrez en Turquía, donde representó al país contra las mejores 63 ajedrecistas de todo el mundo. Además, luego de decenas de competiciones ganadas y miles de horas de prácticas, logró convertirse en Gran Maestra de Ajedrez (máximo título internacional y prestigioso a nivel femenino).
La aventura de migrar
Cuando cumplió 22 años, por sus méritos deportivos, decidió aplicar a una beca de estudios en Estados Unidos. Estudió Psicología en el Texas Tech University, en donde se graduó con honores. También hizo una maestría en Gerencia Deportiva y luego se mudó a California, estado en el que trabaja como profesora de ajedrez en el centro educativo Hamilton School, desde hace dos años.
“La escuela tiene una gran cantidad de niños migrantes (de países como Guatemala, El Salvador y Ecuador), que no hablan inglés porque muchas de sus familias acaban de cruzar la frontera. El ajedrez intenta brindarles un espacio seguro e inclusivo lleno de respeto, donde puedan hablar español y aprender inglés. Es un reto trabajar con niños, tienen de 7 a 14 años, pero los recibo con amor”.
Una fuerte noticia
La pasión por seguir representando al país en campeonatos mundiales sigue siendo su mayor incentivo, por eso divide su tiempo en entrenar y trabajar. El año pasado jugó en las primeras olimpiadas ‘online’ contra 150 países.
También reconoce que no todo en su vida han sido victorias porque hay días “que se cae en baches, pero hay que saber levantarse”.
Hace una semana, cuatro días antes de viajar a Las Vegas para participar en el U.S. Women’s Open y en el Mixed Doubles National Open (competencias en las que salió victoriosa), le dijeron que tiene un tumor en el cerebro, el mismo que hace 12 años le diagnosticaron, volvió. “Me hice exámenes de control sin imaginar que algo saldría mal. Ahora debo volver a tomar medicinas, tener chequeos más estrictos y en noviembre someterme a una resonancia magnética”, revela.
Con el mismo ímpetu con que afronta una partida de ajedrez, siempre dispuesta a ganar, Carla asegura que no se va a dejar vencer por la enfermedad. Seguirá cuidando de su salud para contar con un organismo lo suficientemente fuerte para acudir a nuevos torneos y seguir dándole alegrías a su familia y al país.
La incansable deportista de élite aspira hacer realidad su sueño de llegar al top 100 del mundo y ganar una medalla olímpica. “Jamás veo mis victorias como un logro individual. Yo compito en nombre de Ecuador. Me siento bendecida de sumar y de darles más triunfos a los ecuatorianos”.
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Ella no mide el éxito en sus títulos universitarios, ni en el ajedrez. Lo evalúa en el tiempo de calidad que pasa con sus seres queridos. El año pasado, a su mamá le detectaron cáncer y para Carla fue uno de los retos más dolorosos que tuvo que atravesar. “Desde marzo a octubre estuvo con quimioterapia. Se le caía el pelo y no podía salir de la cama. Extrañaba a mi mamá y solo la podía ver por videollamada. Entrenar ajedrez y dar clases a los niños eran unas de las pocas cosas que me motivaban. Por eso, clasificar a las olimpiadas ‘online’ fue una bendición porque mi mamá me vio competir y le pude sacar una sonrisa”. Ahora que ya está mejor, disfruta más que nunca de su compañía y ha aprendido a valorar cada minuto que pasa con la gente que ama.
Personal
- Nació en Quito, tiene 30 años.
- Cuenta con el título de Gran Maestra Internacional.
- Tiene su propia academia ‘online’.
- Ha dado charlas en fundaciones contra la trata de mujeres y la violencia de género.