Carmen Sánchez-Laulhé: "El talento no tiene género, pero las barreras sí"
La líder femenina residente en Ecuador habla con SEMANA sobre equidad, visión de género y lo que falta aún por lograr.
Tal vez su día necesite el doble de horas. En este momento, Carmen Sánchez-Laulhé podría estar tomando un avión rumbo a Brasil o Colombia, revisando trabajo o hablando frente a una gran audiencia. Esta española se entrega con cierta regularidad a todas esas experiencias.
A modo de anécdota, empieza su entrevista con SEMANA con una suerte de confesión: “Mis amigos dicen que en lugar de preguntarme cómo estoy, prefieren preguntarme dónde estoy. Porque por trabajo paso más en aeropuertos”. Y así es, un día antes a la entrevista ha llegado de viaje.
Mucho de lo que dice su curriculum es conocido por quienes están en el ámbito de la comunicación. Cada escalón en su carrera y su vivencia de más de siete años en Ecuador han ido forjando en ella no solo madurez, también experiencia. Eso hace que plazca hablar con ella sobre cómo ha hecho comunidad con más mujeres latinas y lo que falta por cambiar para que las voces femeninas tengan más poder a nivel corporativo y encuentren ese camino de igualdad.
- POCO FILTRO, MUCHAS GANAS
A la comunicación se entregó por vocación. Su primer contacto con ese mundo fue a través de la lectura. “Desde chica he sido adicta a los libros. Recuerdo que mi madre me apagaba la luz y yo abría la ventana, porque con el reflejo de las farolas y la luna tenía iluminación suficiente para leer”.
Esa pasión, dice, está en su ADN. Aunque su padre estaba dedicado a la arquitectura y su madre a las finanzas, ambos han sido lectores asiduos. “Al día de hoy, tengo una biblioteca considerable. Creo que una casa sin libros es una casa vacía. Probablemente ya cuento con cerca de 1.500”.
Luego de ese amor por la lectura vino la escritura. Y eso la llevó a apuntarse a la carrera de Periodismo.
“Empecé a trabajar pronto. Estando en la universidad hice prácticas en algunos medios de comunicación, como la televisión española. Lo cierto es que soy una persona con poco filtro y eso, quizás, hizo que mi futuro en el periodismo pudiese estar un poco cuestionado. Entonces probé con la comunicación corporativa y me encantó”, explica.
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Leer másDesde entonces tiene a cuestas un recorrido amplio, variado e intenso. Empezó desempeñándose en la comunicación de diversas organizaciones y en la consultoría, no solo en España, también en otros países como Dinamarca e Irlanda.
De regreso a su tierra, repensó su futuro y decidió probar suerte en Atrevia, una empresa en Latinoamérica, en la que actualmente es vicepresidenta para la región andina y Brasil.
Su primera parada fue Colombia. Luego llegó a Ecuador, concretamente a Quito. De eso son ya siete años. “Lo mío es vocacional. No sabría hacer otra cosa, es lo que amo. Y tengo la dicha de trabajar en eso... Va a sonar un poco utópico, pero creo que la comunicación tiene la capacidad de cambiar el mundo. Cuando somos capaces de hablar y entendernos, las cosas fluyen. Así es en todo tipo de relación, sea empresarial, política o familiar”.
- DAR VOZ A LAS QUE NO LA TIENEN
“Tengo grandes referentes femeninos, empezando por mi madre, que se jubiló después de trabajar 47 años. Y tengo la suerte de trabajar con mujeres líderes”, dice refiriéndose a las ecuatorianas.
Próximos a conmemorar el Día Internacional de la Mujer, Carmen asegura que sería ideal que se vayan resolviendo temas pendientes. “La Organización Internacional del Trabajo dice que las empresas latinoamericanas tienen un 30 % menos de mujeres en puestos directivos si se compara con regiones como África. En Ecuador, por ejemplo, hay más mujeres en trabajos no remunerados. A eso se suma el hecho de la violencia: cada 28 horas es asesinada una mujer. Eso es absolutamente dramático”.
De allí su ímpetu por defender la presencia femenina en espacios directivos. “Es necesaria una visión de género. Si queremos cambiar las cosas, tiene que haber más mujeres en los espacios donde se toman las decisiones. Desde ese puesto se puede dar voz a quienes no la tienen y luchar por ellas”.
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De la vivencia personal al mundo. Eso es lo que busca Carmen: que a más personas les pase lo que le ocurrió a ella. “Sola vas más rápido, pero acompañada llegas más lejos”, sostiene.
Por eso, uno de sus objetivos principales es impulsar a las mujeres a animarse y romper las barreras que las limitan. “A nivel de empresas en Latinoamérica, aún quedan muchos cambios por hacer para llegar a la equidad. Necesitamos creer e invertir en nosotras para vencer los clichés y paradigmas sociales que muchas veces frenan la carrera de una mujer”.
Por eso Carmen es ponente habitual en espacios empresariales y educativos relacionados con la comunicación, como el Congreso Iberoamericano de Comunicación o el Human Capital Tour. También es profesora invitada en universidades.
Actualmente es presidenta de la Cámara Española de Comercio e Industrias de Quito, hacia donde traslada esa visión de diversidad y no discriminación. “En los años que llevo en Ecuador, he visto un cambio muy positivo. El país tiene talento femenino en altos cargos. Podría hacer una lista de quienes están liderando ahora mismo. Y me siento afortunada de aprender con ellas”, cuenta orgullosa.
Cuando se le pregunta qué falta para tener más paridad en los puestos de poder, habla de educación. “Para mí, el talento no tiene género, pero las barreras sí. Hay mujeres que no llegan a determinados cargos por los estereotipos. Entonces necesitamos trabajar desde la niñez. A las niñas hay que enseñarles que no se dejen condicionar por estereotipos sociales. Que sean lo que ellas quieran ser. Y convencerlas de que pueden lograrlo”.