Carolina Gordon
Desde postres en forma de genitales, literatura erótica, hasta foros de temas sexuales son parte de lo que promueve en su emprendimiento. Foto: Cortesía roberto pacurucu

Carolina Gordon: "Normalizar la sexualidad no me hace pecadora"

Tras una crianza evangélica, intenta derribar mitos sexuales a través de Santo Clímax. 

Más lejos del placer y más cerca de la censura, los prejuicios y tabúes estaban a la orden del día en la educación sexual que recibía Carolina Gordon. Era su realidad y la de más adolescentes. “Crecí en una familia evangélica, estudié en colegio evangélico… Lo máximo que me explicaron en sexualidad fue cómo podía quedar embarazada”, recuerda.

Tras haberse graduado como licenciada en Comunicación Social, pudo incursionar en radio y también la locución comercial para supermercados, entidades bancarias y demás. Sin embargo, en pandemia, la situación le exigió explorar otros rubros, y volteó su mirada a lo que tantos mitos tenía: la sexualidad.

Con cierta habilidad para la repostería, lanzó dulces con formas de genitales bajo el nombre Santo Clímax. "Noté que lo referente a la sexualidad no era un nicho muy desarrollado a nivel local", afirma.

El público pedía cada vez más, así que tras el éxito de los postres, incorporó bebidas y después se transformó hasta lo que es hoy, un sito donde también se puede encontrar productos para la intimidad, armar alguna fiesta temática y ser un punto de encuentro para hablar sobre temas de los que no muchos hablan.

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"Algunos me negaron alquiler de local"

En un pequeño departamento de Urdenor, Carolina ponía las manos en la masa, para dar forma a diferentes dulces.

Empezó con una inversión de 2 mil dólares, que eran de sus ahorros tras trabajar en radio y lociones comerciales. “No invertí a ciegas. Previamente había hecho más de 300 encuestas, y el resultado fue gente dispuesta a probar postres con formas de genitales”, añade.

Fue entonces que  en abril del 2021 inauguró Santo Clímax con envíos gratis. “Había más de trescientos pedidos y yo sin idea de cómo manejar el delivery. El último pedido llegó a las ocho de la noche acompañado de mis disculpas”, recuerda.

Al inicio, como muchos emprendedores, hacía todo ella misma. “Después se unió mi novio y desde la sala de su casa, funcionaba el taller donde la mamá me ayudaba en la cocina, y la hermana en la administración”, cuenta.

Al estar cortos de espacio llegó el momento de alquilar un local y fue cuando se topó con los prejuicios. “Algunos me dijeron que no podían alquilarme un espacio por el concepto de mi negocio, y ¡una de ellas hasta me evangelizó!”, comenta.

Finalmente el sector de Urdesa fue el elegido donde atrapó las miradas de jóvenes y adultos. “Todo ha sido una reinversión… No solo en local, sino que también incluimos una furgoneta para poder hacer los despachos… Sigo trabajando en locuciones y a la vez en Santo Clímax… A pesar del sacrificio, me enorgullece cómo hemos crecido. Hoy no solo están la mamá de mi novio y su hermana, sino que he podido generar empleo a dieciocho personas en total, pues abrimos un segundo local”, cuenta.

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"El sexo no es la finalidad"

Sumar al cambio de mirada sobre la sexualidad ha sido el objetivo de Carolina. “Desde que inicié el emprendimiento intenté normalizar todo lo referente a la educación sexual porque es lo que me negaron y siento que la gente debe conversarlo más”

De ahí que el portfolio de Santo Clímax está organizado no solo en postres y cócteles de autor, sino también en un área de juguetes sexuales, literatura erótica y un dispensador de preservativos.

En cuanto a productos para la intimidad dice que “tienen mucha salida los que son juegos de mesa (dados sexuales, por ejemplo). Entiendo que son los productos para sumar intimidad en principio, y luego agregan más juguetes para usar en pareja", revela y añade que “en clientela, los hombres llegan un poco tímidos porque ven que el dueño no es hombre… Creían que un negocio como este no podía hacerlo una mujer. En todo caso, cuando me ven, sí se dejan asesorar”.

Así es como va poniendo su granito de arena en pro de normalizar estos temas “Trabajamos para romper con creencias que nos limitan. Hacemos incluso Porn Lab que son charlas con sexólogos para hablar sobre el bienestar sexual y responder dudas del público. El sexo no es el fin, es la educación y abrir la mente”, concluye.

En 5 preguntas

Como mujer evangélica… ¿Se considera pecadora al ver todo lo que ha emprendido?

Para nada. Igual sigo siendo creyente, y orando a Dios. Normalizar la sexualidad no me hace pecadora. Estoy feliz porque ahora me siento yo misma y nadie me juzga por eso.

¿Algún waffle que le recuerde a una experiencia sexual?

No tanto sexual, pero recuerdo que de niña, yo hablaba por teléfono con una amiga de la escuela, y decíamos sobre lo ‘pilas’ que era un compañero para las materias, y que parecía superdotado. ¡Mi abuela me hizo cerrar la llamada! Ella pensaba que yo me refería al miembro del chico. En honor a esa anécdota hice el waffle en forma de pene de 30 centímetros.

¿Con qué llega al santo clímax?

Tengo una cajita de juguetes que mi novio me ha regalado por San Valentín y otras fechas. Tengo la ventaja de no tener un novio machista.

Así como cuida su salud sexual, ¿cómo cuida su salud mental?

Estoy a punto de ir a una psicóloga. Como emprendedores sí necesitamos de alguien que nos vuelva a poner en nuestro eje, porque es difícil lidiar con todo, y sobre todo, manejar una nómina. Por ahora, escucho podcasts, y me ejercito.

¿Un juguete que recomienda tenerlo en la cartera?

Una bala vibradora, en cualquier momento que estés con estrés, vas a un baño y esto te hace llegar al clímax super rápido.

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