Carolina Vignolo y el florecimiento de Violeta
La diseñadora de flores plasma su pasión en cada detalle que ha elaborado durante sus 10 años de experiencia.
En tonos lilas y rosados, como si se tratara de una casa de muñecas en cuyo interior esconde un hermoso jardín, así es Violeta, la nueva florería, gift shop y taller que ofrece una experiencia visual y olfativa que enamora a todos quienes la visiten.
La creadora y mentalizadora de este pequeño paraíso, ubicado en el Driving Range de Samborondón, es Carolina Vignolo, diseñadora floral con 10 años de experiencia en el mundo de la decoración. Ella sabe que la magia está en los detalles y en el trabajo realizado con el corazón.
Vignolo conversa con SEMANA sobre el camino transitado para conseguir cristalizar este reino de flores y de aromas que conquista a todos quienes visitan su local.
Es el lugar de mis sueños al que veía demasiado lejos y nunca pensé que iba a llegar tan rápido. En él me desconecto, se me pasan las horas volando por lo relajante y tranquilo de este espacio rodeado de vegetación.
Sus inicios
Su creatividad, el amor por las manualidades, empeño y deseo de emprender hizo que iniciara junto con su familia el negocio de alquiler de máquinas para fiestas infantiles, actividad que luego transformó en decoración de matinés, para después dar el gran paso y dedicarse a la ambientación y decoración en eventos sociales.
“Mi mamá fue la primera que me enseñó a hacer un arreglo de flores porque se necesitaba para un evento infantil. Ella es pintora, por eso le gustan las cosas manuales y artísticas, realizamos los ramos y me gustó tanto el tema de las flores que, poco a poco, me fui capacitando cada vez más”, expresa con alegría.
Su flechazo inmediato con las flores la llevó a construir Party Project para decorar bodas, eventos corporativos y más. También la motivó para especializarse en diseño floral en países como Colombia, Perú y Estados Unidos.
“Mi primer trabajo en una boda fue para una amiga que me dijo ‘quiero que la decores tú’ y me mostró su tablero de Pinterest. Yo moría de miedo, pero ella creía en mí, el resultado fue hermoso con muchos detalles. Nunca la voy a olvidar”, sostiene.
A partir de allí, despegó, teniendo hasta 3 bodas por día, hecho que le permitió comprar su propio mobiliario con mesas, sillas y todo lo que se necesita en un evento, ahora los alquila en su otro negocio llamado Livings.
El nacimiento de Violeta
Llegó la pandemia. Eventos cancelados. Incertidumbre. En esos días difíciles en que todo parecía marchitarse, surge la idea de Violeta, nombre en honor a su abuela.
“Era el primer Día de la Madre en pandemia, yo todavía vivía con mi mamá y anteriormente habíamos comprado flores preservadas, y decidimos hacer las primeras pruebas. Hicimos los arreglos con lo que teníamos y así nació la florería”, expresa con orgullo.
“Recuerdo que la gente seguía encerrada, no había muchos sitios donde comprar, entonces fue un éxito poder enviar los arreglos, que duran un año, y así dar un poco de alegría en esos momentos tan difíciles”.
De esta manera, empezó a vender flores frescas y preservadas hasta conseguir colocar una isla de Violeta en el Policentro durante un año y medio. Su nombre se hizo conocido y cada vez había más pedidos. “Nos dimos cuenta de que nos fuimos quedando cortos de espacio en el taller de mi mamá y buscamos otro lugar”.
Mucho más que una florería
Velas, cuadernos, bolsos de tela, canastas, manteles, macetas y jarrones, son artículos hechos a mano por artesanas locales y forman parte de la florería que, además de ser una tienda de regalos, tiene espacio para realizar capacitaciones.
“Queríamos hacer algo integral enfocado en la decoración de espacios, donde podamos vender flores frescas y preservadas, estas han tomado tanta fama que ahora la gente trae sus jarrones para que se las hagamos”.
El lugar también fue pensado para dictar talleres que, además de enseñar diversas técnicas de habilidades manuales, sirviera como un centro para la interacción social, la relajación y el disfrute.
“Siempre nos pedían workshops de flores, pero no teníamos dónde hacerlos, ahora aprovechamos el tamaño de este lugar para dictar talleres. Los ofrecemos casi todas las semanas, junto con otras actividades artesanales como cerámica, acuarela y mandalas”, puntualiza Vignolo.
¿Cómo preparar rosas recién compradas?
- Limpie todos los tallos de las rosas, hojas y espinas (con cuidado). Puede usar sus tijeras de flores.
- Quite cualquier pétalo dañado (no deshojarla).
- Coloque agua limpia en el florero.
- Vierta un poco del sobre de preservantes de flores.
- Ordene las rosas.
- Corte los tallos, 1 cm de forma diagonal.
- En caso de que sean flores preservadas, recuerde que su duración es de mínimo un año, por lo que para cuidarlas se recomienda nunca regarlas ni permitir que el sol les dé directo.