Contagie alegría en las fiestas julianas
Sumarse al espíritu jubiloso y festivo de estas fechas trae consigo beneficios para su salud física y emocional.
Guayaquil, la tierra de las bellas palmeras, capital del encebollado, cuna del Clásico del Astillero, está de fiesta y ya sea que usted haya nacido o haya sido acogido por ella, tiene una razón más para celebrar en este mes en el que se cumplen 487 años de fundación de esta hermosa ciudad portuaria.
Y como dice la canción, al guayaquileño no hay nadie quien lo iguale, pero no solo como hombre o mujer de coraje, sino también por ese optimismo y manera de ver la vida que hace del guayaco un ser vivaracho y feliz.
“Quienes hemos crecido en esta ciudad frente al río Guayas somos personas espontáneas, directas, que no pensamos demasiado las cosas. Esto se debe a que somos un puerto que recibe gente, por ende el clima es más agradable, la música más bailable y la interacción y el trato más alegre”, opina la psicóloga Gina Fabre.
Por su parte, el sociólogo Ricardo López explica que “aunque el guayaquileño tiene muchos motivos para sentirse preocupado y nostálgico, sabe que el alma puede sanar a través de la risa”.
“Carlos Rubira Infante ha dicho con suma claridad: el guayaquileño es honesto, es franco, muy valiente, jamás siente el temor y yo agrego algo más: nunca pierde la alegría”, sostiene el profesional.
El poder de la risa
Una buena carcajada, de esas que hacen salir lágrimas y contraer el estómago, es provechosa para su organismo. “A nivel bioquímico hay una hormona que se llama serotonina y está relacionada con nuestro bienestar. Una persona que usa el buen humor en su vida, hace que esta hormona disminuya el estrés y pueda relajarse, señala Fabre.
Además, si necesita más razones para reír, la experta señala que la risa también tiene las siguientes ventajas:
- Aumenta en su cuerpo las proteínas que combaten las infecciones.
- Mejora la circulación venosa por el masaje vibratorio y por la relajación de los músculos.
- Fortalece el corazón y disminuye la tensión arterial.
- Incrementa la capacidad pulmonar y reduce los ronquidos.
A ser feliz se aprende
Según la ciencia, la felicidad se entrena, se cultiva y se ejercita. Por este motivo, universidades como Harvard o Yale ofrecen clases de felicidad, y varios países como Finlandia y Japón han decidido incorporarla como asignatura.
Teniendo en cuenta que el ser humano es el único animal de la Tierra con capacidad para el humor y que actualmente estamos rodeados de malas noticias, es un buen momento para aprender a ser feliz. Para ello, Fabre aconseja:
- Practique la gratitud: escriba cada día 3 cosas por las cuales agradecer.
- Pruebe con la meditación o la práctica de algún hobby.
- Relaciónese con gente positiva.
- Organícese y cree espacios para dedicarse tiempo a sí mismo.