La cremación con agua: el adiós ecológico para las mascotas
Se la practica en EE. UU. para los animales de compañía desde hace 30 años
Santhiya incineró hace años a una mascota fallecida y se dijo que no repetiría la experiencia. La singapurense despide ahora a su caniche toy de un modo más ajustado a sus creencias: con la “acuamación”, que sustituye el fuego por agua, lo que le hace sentirse “más en paz, y es buena con el medio ambiente”.
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“Tuve una mascota a la que cremé en el pasado y no me gustó, el proceso fue muy rápido, no tuve tiempo de asimilarlo. Además, trato de ser respetuosa con el medio ambiente en mi vida diaria en general”, dice Santhiya, de 31 años.
- Proceso. Reduce las emisiones de gases de efecto invernadero en un 35 %, además de requerir un 90 % de energía menos que la cremación por ignición.
La mujer, de etnia india (una de las tres mayoritarias en Singapur, tras la malaya y la china), ha acudido junto a su madre, Kalavathi, y su abuela, Leichumy, a despedirse de Carpet (Alfombra), una caniche toy fallecida casi a los 17 años, a The Green Mortician (La Funeraria Verde), el primer servicio de cremación con agua para mascotas de la ciudad-Estado asiática.
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Leer másMientras la incineración de su anterior mascota le resultó fugaz e impersonal, el adiós a Carpet es lo contrario: se trata de una ceremoniosa y larga despedida, que empieza con la perrita yaciendo en su colchón en un altillo decorado con flores de una cálida sala velatoria de la funeraria, rodeada por Santhiya y sus familiares.
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Las singapurenses administran leche en el hocico de la caniche fallecida -“en la cultura india creemos que así se cierra el ciclo de la vida, yéndonos con el mismo alimento que recibimos al llegar al mundo”, cuenta Santhiya- y pasan unas horas con ella, antes de que comience la acuamación.
Llamado técnicamente hidrólisis alcalina, el método recrea de modo acelerado la descomposición de un cuerpo con la ayuda de hidróxido de potasio y agua a temperatura elevada (unos 150 grados), introducidos con el animal en una cámara metálica, de modo que lo único que queda al finalizar el proceso, que puede tardar entre 20 y 24 horas, son los huesos.
“A mucha gente no le gusta la idea del fuego, es deprimente. Hemos tenido ya como 40 clientes, y organizamos también un pequeño funeral para ellos”, dice Yang Loo, quien fundó The Green Mortician el pasado marzo, el único de su tipo en la próspera isla.
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Después, Loo se encarga del proceso para pulverizar los huesos, que demora uno o dos días más. Quedan convertidos en cenizas similares a las que resultan de una combustión con fuego, las cuales se entregan a la familia.
Ex disyóquey de 28 años, Loo se había reconvertido en emprendedor de proyectos en favor del medio ambiente cuando un amigo le habló de la acuamación, practicada en EE. UU. para mascotas desde hace unas tres décadas, además de en otros países, aunque su uso se ha ido extendiendo poco a poco, también para personas.