La cultura en redes alienta a nuevos seguidores

La pandemia nos aisló en unos aspectos, pero terminó por conectarnos en otros. Las cuentas de redes sociales de los espacios culturales de Guayaquil se convirtieron en imanes que lograron atraer a un público que se había volcado a sus tabletas o a sus teléfonos inteligentes para tener un escape al encierro.

Ese escape los llevó a sitios que, en algunos casos, no habían visitado antes o que no eran de su asidua búsqueda. Habían comenzado a seguir las cuentas de los teatros, de los museos, de las bibliotecas, de las orquestas y de otros centros de cultura en Facebook, Instagram y YouTube.

Lo hicieron atraídos por juegos y recorridos. Unos entraban para armar rompecabezas virtuales de una obra de arte o veían videos de cómo un grupo de pintores daba forma a sus cuadros. También estaban los que preferían la música sinfónica ya sea con un pasillo o con la música de Star Wars y aquellos que entraban a YouTube para escuchar un cuento en las voces de los niños.

Tampoco faltaron los que se aventuraron a disfrazarse como la imagen de una obra de arte o a escribir por primera vez un cuento para un concurso, o los que conocieron los museos a través de recorridos virtuales.

En la Casa de la Cultura núcleo del Guayas, los seguidores de Facebook pasaron de 17.000 antes de la pandemia a 19.500 por estos días. La cuenta de Instagram no se quedó atrás y en ese mismo lapso ganó 2.000 seguidores (hoy son 6.000).

Fernando Parra, encargado de las comunicaciones, dice que el primer paso que logró atraer al público fue publicar textos y cuentos para darles una opción a quienes estaban en sus casas, frente a sus celulares, sin tener qué hacer. Luego se generó un concurso de cuentos para que los seguidores participaran, otro de los textos sobre la peste y uno más para que el público pudiera disfrazarse como una obra de arte de la reserva de sus museos. A esos se sumaban los videos que subían del coro, de la orquesta, de la unidad de danza... Fue en ese tiempo en que también se creó el canal de YouTube de Sueños de papel, para que los niños no se quedaran sin un espacio para los cuentos.

En la Biblioteca de las Artes también los esfuerzos que se volcaron a las redes dieron resultados. Ofrecen un espacio para ver el video de la lectura de un cuento, para recomendar un libro de la semana o invitar a un recorrido por las galerías más importantes del mundo.

“Tenemos actividades que se visitan entre 700 y 1.200 veces, que es un buen número. Antes de la pandemia teníamos 5.000 seguidores y ahora tenemos 6.600”, explica Pilar Estrada, quien está a cargo del espacio.

Es una experiencia similar a la que se ha vivido en los museos. “La pandemia fortaleció algo que ya teníamos que era la digitalización de nuestros productos”, reconoce Mariella García, directora ejecutiva del Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC). Su fuerte fue la posibilidad de dar acceso a recorridos virtuales de antiguas exposiciones.

En el Nahim Isaías, apostaron por dar la opción de armar rompecabezas de sus obras, pero principalmente por permitir ver cómo avanzan las pinturas de ‘Tiempo Devenir’, la exposición que prevén sea presencial en septiembre. Cuty Espinel, responsable del museo, dice que aunque ya existían museos virtuales y sus páginas en redes, la pandemia dio pie a un fenómeno de contacto con el público, que llevó a que se desarrollen mucho más. Así también lo hicieron las orquestas sinfónicas. Y aunque hoy algunos centros comienzan a activarse de a poco físicamente, tienen previstas más novedades para no descuidar a sus nuevos seguidores.

La alianza

La pandemia permitió también una alianza virtual de museos. Seis de ellos hacen transmisiones en vivo para abrir sus puertas online. Ese ciclo concluye mañana.