Redes sociales: la ilusión de la perfección y su impacto en nuestras vidas

Nos dominan, aunque no queramos admitirlo. Las redes sociales se han convertido en parte de nuestras vidas y, para muchos, no es posible imaginar un día desconectados de lo bueno y malo que sale en las pantallas de nuestros teléfonos.

Cuando estamos aburridos, cuando estamos desocupados y hasta cuando estamos en una conversación importante, ahí están las redes sociales para separarnos de la realidad y trasladarnos a otro espacio. Un espacio que, desafortunadamente, puede engañarnos con suma facilidad.

Y no estoy hablando solamente de las mentiras que vemos en fotos de vidas perfectas y sonrisas permanentes. No, creo que todos sabemos que las redes solo proyectan lo que los otros quieren que veamos. Solo son un montaje para mostrar una vida ejemplar que ningún ser humano tiene en la vida real.

La influencia innegable de las redes sociales

Aquí me refiero a las mentiras creadas para dañar y lastimar. Las cuentas trolls y bots (o sea, cuentas de personas que no son reales y que solo buscan ataques y confrontación) que nos enojan y nos sacan de casillas para beneficiar a un grupo específico.

En política este tipo de comportamientos son muy frecuentes. Lo peor es que nosotros caemos fácilmente y ayudamos a replicar esas mentiras sin saber que afectamos a muchos con cuentos y chismes.

Afortunadamente hay formas de evitar la propagación de mentiras. Herramientas digitales como Golden (y su plataforma de análisis GoldenSocialSuite.com) nos permiten ver qué temas son preocupaciones reales y cuáles son la agenda oscura de gente que quiere caos y que usa bots. Herramientas gratuitas como está nos ayudarán a mejorar lo que consumimos en Internet. Eso, a su vez, nos permitirá mejorar nuestra calidad de vida.

Pero ese no es el único paso que debemos dar en nuestro camino por consumir mejor lo que vemos en redes sociales. Parte de nuestro aprendizaje es recordar constantemente que no podemos controlar los sucesos externos, solo podemos controlar y manejar cómo reaccionamos a esos eventos.

En otras palabras, no solo basta con detectar ‘fake news’, también hay que saber cómo vigilar nuestras respuestas ante lo que vemos y escuchamos.

Finalmente, no está demás descansar de las redes sociales. Una sana desconexión no es tan grave como pensamos y puede ser la respuesta para calmar la mente y darle tranquilidad al espíritu.

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