Diego Cifuentes
Diego Cifuentes.cortesía - DIEGO CIFUENTES

Diego Cifuentes, sin filtros

Internarse en el poderoso mundo de este fotógrafo es constatar la magia a través del lente, sin ataduras, libre como él mismo

Fue conocido como el ‘Niño prodigio’ a nivel internacional, al ser catalogado por Time Magazine como uno de los 50 jóvenes más influyentes de América Latina, en su edición de mayo de 1999. “Todo se dio en pleno ‘Feriado Bancario’ y al perder el dinero que había ahorrado, tuve que juntar todas las monedas que tenía mi madre para imprimir la foto que me pedían en Nueva York. Una amiga que viajaba llevó el sobre personalmente a la revista, de lo contrario, no lo hubiese logrado”.

Cuando la sonada edición circuló a nivel mundial alguien le vaticinó “Prepárate, serás odiado en Quito”. Y así fue. Aunque a nivel internacional fue un boom. Con la crítica a su favor, expuso su obra alrededor del mundo, ubicándolo, con justicia, entre los mejores fotógrafos del siglo XX. Y aunque los reconocimientos solo sirven para “inflar el ego”, son un termómetro para saber dónde se está ubicado, afirma.

Hoy, a sus 56 años, mantiene con firmeza que a partir de los 40 es cuando más se aprende y se consolida el verdadero arte de la fotografía: “Creces, maduras y buscas elevar tu obra desde otra perspectiva y el resultado es infinitamente más sólido”.

“El acto fotográfico es producto del azar tanto como lo es el nacimiento del cosmos. Es y no es”.Diego Cifuentes.

Rumbo propio

Es el octavo de 9 hijos y el tercero del segundo matrimonio de Hugo Cifuentes (+) llamado ‘El padre de la fotografía contemporánea’, al marcar un antes y un después en el arte del lente. “Soy ‘el hijo del Hugo’, el que abrió la fotografía ecuatoriana al mundo. Eso fue una mochila pesada de llevar, hasta que decidí dejar la carga a la vera del camino, y perseguir mi propio destino”.

Jugando a ser soldado, a los 20 fue diagnosticado con el ‘síndrome de Guillain-Barré-Landry. Pero testarudo, se aferró a la vida tras meses en cuidados intensivos y años de rehabilitación para re-aprender a hablar, comer, moverse ¡vivir!. “Mi cuerpo y mi voz habían desaparecido. Soñaba, jugando con mi mente, a fabricar imágenes, mientras veía el techo, que es lo único que podía hacer: mirar el techo. A mi madre le ofrecieron un féretro... Morir hubiese sido fácil, pero a mí no me gustan las cosas fáciles”.

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Cojo, tullido, maltrecho y con las manos torcidas, como se dice a sí mismo, se hizo fotógrafo a escondidas de su padre, quien nunca lo apoyó a seguir su sueño. A los 27 años, en su primera exhibición en Quito -que causó revuelo en la élite intelectual-, Hugo Cifuentes se enteró de que su hijo seguía sus pasos.

“Nunca quise ir a caballo de la figura de mi padre, porque no sería justo ni honrado hacerlo, pero en 2013 fuimos él y yo, -los dos y ninguno- solo la obra, a ‘Delhi Photo Festival’ como exposición inaugural, porque la obra vive y se defiende sola, y habla en su hábitat, el de los ojos de otra gente”.

‘Fotografía de autor’

Jorge Cifuentes.
Reconocimiento: El Time Magazine, en 1999, lo eligió como uno de los 50 jóvenes más influyentes de América Latina.CORTESÍA - DIEGO CIFUENTES

Consagrado a su oficio, la ruta ha sido, acaso, la más compleja, pues el artista se abstrae en sus convicciones que son inalienables, adoptando la fotografía de manera totalitaria, en tiempo y espacio. “Hacer fotografía es muy complicado, no hay espacio para nada más. Hay demonios y te enfrentas a ellos, en mi caso, el haber tenido un padre prusiano que exigía siempre perfección. Luego el haber sido cuadrapléjico y también que la vida me haya robado mi paternidad”.

Sin vicio alguno, los sacrificios han sido altos, viviendo muy lejos de su único hijo Jacob (26), de quien se separó siendo muy pequeño en Noruega, y su ausencia lo lastima. En su casa en Quito, del arquitecto Milton Barragán, la compañera de viaje es su madre, Zaida, de 85 años, a quien jamás abandonará.

Ensimismado en sus proyectos, la pandemia se cruzó, listo a publicar una obra con 300 de sus fotografías inéditas. Si tuviese apoyo y el financiamiento, dice, publicaría 3 libros al año. “Haciendo fotografía de autor soy el amo y señor en forma y contenido. Busco ‘cómo decir’, no ‘qué decir’, porque la fotografía es literatura, poesía pura”.

Cifuentes
Trabajo del fotógrafo.CORTESÍA - DIEGO CIFUENTES

¿Cómo se define?

Soy el monstruo que encuentra solaz fotografiando, aunque me cuestiono el porqué de mi porfía... tal vez será porque no sé hacer otra cosa. Me gusta como soy, me caigo bien.

¿Contumaz crítico político?

Quise ser politólogo, pero mi alma quiso otra cosa. Fui perseguido en el correato. Soy odiado por soltar lo que se me cruza por la mente.

¿Qué no le gusta fotografiar?

Carros y letreros. La ciudad está muy cerca de mi casa y eso no es un reto.

¿Qué caracteriza su trabajo?

Podría sonar vanidoso, pero creo que cuido mucho la estética, es muy depurada, sin ruidos visuales.

¿Cuál es su mejor fotografía?

Un retrato desnudo de una exnovia que no puedo publicar.

¿Le gusta leer?

Leo y escribo mucho. Acabé ‘El Bigote’, de John le Carre, y estoy leyendo ‘American Phyco’.

Si no hubiese sido fotógrafo, ¿qué sería?

El economista Cifuentes o gerente de Banco.

¿Qué le cuesta hacer en la vida?

Ser el ‘buen marido’ o ser el ‘macho proveedor’.

¿ Cuándo es un buen momento?

Cuando tengo recursos para desarrollar mis proyectos.

¿Qué piensa sobre la muerte?

Me iré el día que quiera por mi propia mano.

Diego Cifuentes
Fotografía creada en el 2014.CORTESÍA - DIEGO CIFUENTES
“Soy fruto del silencio y de una tetraplejía temporal que dejó marcas indelebles: una cojera y manos pocos hábiles”.Diego Cifuentes.

Personal

  • Profesión: fotógrafo
  • Edad: 56
  • Reconocimiento: El Time Magazine, en 1999, lo eligió como uno de los 50 jóvenes más influyentes de América Latina.
  • Padres: Hugo Cifuentes (+) y Zaida (85).
  • Hijo: Jacob (26).