
Diego Mora: “Se puede rescatar tradiciones milenarias desde un giro moderno”
El propietario de Casa Agave habla sobre la historia del Miske y la lucha por conseguir la
denominación de origen de la bebida
Son las 11:00 en Casa Agave, y el movimiento no para. Un grupo de turistas norteamericanos está por llegar, y la decena de guías que ahí laboran se alista para recibirlos. El tour empieza en el vivero, donde tres especies distintas de pencos demuestran la versatilidad de esta planta, nativa de América Latina.
Al interior hay un museo que narra el proceso en el que los pueblos originarios transformaron la planta en endulzantes, shampoo, colorante, fibra y hasta madera para la construcción. También hay una destilería, un bar, un restaurante y un ‘gift shop’, todo con el símbolo insigne del penco.
Hace veinte años, no obstante, donde actualmente se levanta la casa no había nada. En aquel entonces, un joven Diego Mora llegó hasta allá en busca de una tradición milenaria que parecía extinta: la del chaguarmishque.
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“Cuando me vine de Quito a Pomasqui, me puse a investigar y di con Virgilio Collaguaso, el último mishquero de la Mitad del Mundo. Él me enseñó cómo se extraía el chaguarmishque del penco, cómo se usaba. Me impresionó muchísimo y le prometí que no iba a dejar que la tradición muera", recuerda

Del dicho al hecho
Desde el inicio, no fue fácil. El primer reto era derrumbar los numerosos prejuicios alrededor del mishque. “Era tenaz porque estamos hablando de una planta tan buena, tan importante, pero era vista como cosa de “indios”. Que te dijeran “mishquero” era un insulto”, asegura Mora. Hasta ese momento, la tradición ancestral había sobrevivido gracias a los animales de crianza, en quienes los pueblos milenarios aún utilizaban el penco. “Con la cercanía de la ciudad a Pomasqui, las nuevas generaciones habían ido dejando de lado sus prácticas para asumir la cultura moderna. Los chicos jóvenes no querían saber nada del mishque”, señala.
Pese a ello, empezó a trabajar con la planta, extrayendo el líquido del penco para elaborar la miel de agave, la bebida de chaguarmishque con fruta y destilándolo para convertirlo en una bebida espirituosa. Así lo hizo durante doce años, combinando su labor con el penco con sus trabajos como guía turístico. Hubo épocas en las que pensó en darse por vencido. Sin embargo, su fe en el potencial del producto lo llevó a continuar.
“Fue dificilísimo, porque mucha gente me cuestionaba. Me preguntaban por qué trabajaba con este producto que era de indios, de pobres. Había mucho desprecio, pero ganó mi rebeldía juvenil de querer aportar a mi país que el supuesto ‘sentido común’ que debía tener”, indica.
Finalmente, en 2019, Mora decidió invertir en un espacio donde ofrecer sus productos y conectar a los visitantes con la historia y la magia del chaguarmishque. El resultado fue un éxito y al año siguiente, en 2020, Casa Agave obtuvo su primer galardón, siendo reconocido como uno de los seis mejores emprendimientos turísticos del país según Ecuador Travel.
Mirar hacia el futuro
Como todo emprendimiento en aquella época, Casa Agave sufrió un fuerte golpe con el arribo de la pandemia, pero lograron recuperarse a paso lento y continuar expandiendo su labor, tanto en el espacio como con la reforestación de los cerros de Pomasqui con nuevos pencos.
El año pasado consiguieron un importante logro: que su ‘miske’ -nombre dado al destilado- fuera declarado producto de origen del Ecuador, lo que significa que es una bebida auténticamente nacional. En febrero fueron reconocidos como la Mejor Experiencia Creativa de las Américas por el Creative Tourism Network.
“Ser reconocidos en el exterior es un honor y habla del trabajo constante que hemos venido haciendo. Es un impulso a cómo sí se puede rescatar e impulsar las tradiciones milenarias desde un giro moderno, sin que se pierdan”, dice Mora.

Un recorrido interesante
Al llegar al espacio, los visitantes no solo pueden conocer el penco, caminar por el museo y participar en la destilería, viendo cómo se logra elaborar el miske, sino que también participan en una degustación en el que prueban los derivados del productos, entre ellos la miel y el pan de agave, el jugo de fruta elaborado con el chaguarmishke, los destilados, el chocolate elaborado con este endulzante natural y las curiosas ‘alcaparras andindas’, las flores del penco avinagradas.
“Al inicio nuestro público era conformado casi en un 80% por visitantes extranjeros. Ahora estamos a casi un 50%-50%, porque hay muchísimos visitantes nacionales que vienen a vernos”, dice.
El próximo paso, afirma, será la exportación del miske a nivel internacional, principalmente hacia España. También está pendiente otro reto: lograr que en el ámbito nacional el miske se consuma en bares y restaurantes.
“Ahora que tenemos una bebida de origen que es auténticamente nuestra, el siguiente paso es la cocteleria propia con nuestro sabor, con el sabor del agave. El reto es entrar en la psiquis del ecuatoriano. Es un trabajo de hormiguita, pero que muestra que a largo plazo logra grandes resultados”, dice.
Receta: Canelazo miske
Ingredientes:: 2 oz de pulpa de naranjilla
2 oz de sirope dulce macerado con pimienta dulce, cardamomo, anís estrellado, canela y clavo de olor, 2 oz de zumo de limón, 1 oz de miel de agave, 2 oz de miske
Preparación: Los ingredientes se vierten en una coctelera con abundante hielo y se mezclan con rapidez. La bebida se sirve en un vaso alto con canela espolvoreada por encima.

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