Las dos vidas de Anne Perry, escritora de novela negra
La inglesa fallecida la semana pasada, se vio marcada por la tragedia. Publicó 82 novelas desde 1979.
En 1979, a pocos meses de cumplir cuarenta años, Anne Perry publicó ‘El verdugo de la calle Carter’, que narra la historia de un barrio de clase acomodada que se ve sacudido por un sanguinario asesino. Esa fue la primera aparición del detective Tomas Pitt, un discreto policía londinense destinado a desentrañar, en plena época victoriana, los horrendos crímenes perpetrados por una sociedad reprimida e hipócrita.
La novela rápidamente se convirtió en un ‘best seller’, y Perry pudo dejar atrás años de trabajos de secretariado y ventas para dedicarse a la que creía que era su misión sobre la tierra: escribir. “Nunca me interesó seguir una carrera, porque lo único que siempre quise fue escribir”, recordó en 2003.
Y así lo hizo hasta la semana pasada, cuando falleció de un infarto fulminante.
En los cuarenta y cuatro años en los que se dedicó a la literatura, Perry publicó un sorprendente total de 82 novelas, y vendió un promedio de 25 millones de ejemplares. Pitt, así como el detective privado William Monk se convirtieron en personajes insignes de sus obras, en las que sus personajes se enfrentaban a situaciones imposibles o a impensables dificultades.
La autora tenía una fascinación por los efectos posteriores y colaterales de los crímenes cometidos por sus personajes, como lo expresó en una entrevista en 2005. “Me resulta vital continuar explorando temas morales, principalmente la moral personal de quienes se enfrentan a conflictos que los llevan al límite de lo que creían correcto”.
Y si bien la autora nunca se refirió directamente a ello, es posible que este interés surgiera en los años cincuenta, cuando fue procesada por el asesinato de la madre de su mejor amiga.
En aquella época, Perry se llamaba Juliet Hulme y era una joven con una historia peculiar.
Yo era culpable del crimen y cumplí mi sentencia. No tengo la obligación de continuar pensando en el pasado. Quiero ser juzgada por quien soy ahora, no por quien fui
Afectada desde temprana edad por la tuberculosis, permaneció encerrada en casa, con la biblioteca de su madre por compañía. Previo a esto, sus padres la habían enviado a vivir a las Bahamas, para que el clima ayudara a su sanación.
Ocho años después de separarse de sus padres, esta fue enviada a Nueva Zelanda a reunirse con ellos, pero la felicidad duró poco. Volvió a enfermar y permaneció en estado delicado hasta los 14 años. Ese mismo año, conoció a Pauline Parker, su mejor amiga. Pero el anuncio del divorcio de sus padres y la decisión de enviarla a vivir a Sudáfrica, puso la relación de las jóvenes en jaque, pues la madre de Parker se rehusaba a dejarla mudarse junto con Hulme al lejano país africano.
En lugar de aceptar la separación, las jóvenes decidieron asesinar a la madre de Parker durante un paseo vespertino, y fueron arrestadas casi de inmediato. Siendo menores de edad, las chicas fueron condenadas a cinco años de prisión y a cortar todo contacto entre ellas.
Tras cumplir con la sentencia, Hulme se mudó a Londres y se cambió de nombre, buscando dejar su pasado atrás. Así fue hasta 1993, cuando su agente la contactó de urgencia para informarle que el director Peter Jackson lanzaría la película ‘Criaturas celestiales’, y que revelaría su actual identidad.
“Lo sentí como una gran injusticia. Todo lo que había hecho para convertirme en un miembro productivo de la sociedad se iba a esfumar, y temía que revivirlo todo mataría a mi mamá”, confesó en 2003.
No fue el caso, pero frente al acoso renovado de los medios, Perry se mudó a un lejano pueblo en Escocia y no dio entrevistas hasta casi una década después. Su último libro, ‘Asesinato en Kensington Gardens’, se publicó el año pasado.