Doscientos jóvenes se preparan para evangelizar a 25 comunidades

La Misión Idente Ecuador (MIE) ha transformado la vida de más de 20 000 familias católicas, en 20 años de existencia. Fundada por el Instituto Id de Cristo Redentor, por las misioneras y misioneros Identes, esta iniciativa se consolida como un proyecto de evangelización y servicio, que promueve los valores cristianos y le devuelve la esperanza a comunidades vulnerables.

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A lo largo de dos décadas, la MIE ha movilizando a miles de voluntarios a diferentes puntos de la ciudad, para brindar apoyo espiritual y humano. En tiempos de crisis social y económica, la misión se enfocó en el servicio comunitario. Luis Mario Valarezo, coordinador de Voluntariado y Liderazgo de Misiones Universitarias, destacó la relevancia de la misión no solo como un programa de responsabilidad social, sino una “verdadera” acción apostólica.

“Misión Idente Ecuador es un proyecto donde voluntarios y beneficiarios viven un encuentro único con Dios, a través de la evangelización y el servicio a la comunidad”, alega Valarezo. Para el año 2024, en conmemoración de su vigésimo aniversario, se desarrollarán visitas a 25 comunidades en Loja, Quito y otras ciudades del país desde el 23 de agosto al 1 de septiembre, donde participarán 200 jóvenes. El proyecto tiene la colaboración de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Durante una semana, los voluntarios, de entre 18 y 35 años, compartirán experiencias y aprendizajes en el entorno.

Nuevas experiencias

El proceso incluye convocatoria, inscripción, formación mediante talleres y capacitaciones y, finalmente, la visita a las comunidades. Juan Pablo Arrobo, docente y exparticipante de la MIE, comparte su experiencia en el evento: “La Misión Idente Ecuador fue un espacio de reencuentro con Dios, con el prójimo y conmigo mismo. Pude llevar el mensaje evangelizador a lugares donde las personas necesitaban un momento de paz y esperanza. Fue una experiencia que me permitió compartir la alegría de Cristo de una manera única”.

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El programa tiene varias fases: inicia con la convocatoria a los jóvenes de entre 18 y 35 años, sigue con la inscripción o registro, continua la formación con talleres y capacitaciones y, finalmente, la visita a las comunidades.

“Es una iniciativa espiritual que permite a los jóvenes y a la comunidad que los recibe vivir en un entorno de fraternidad, donde Cristo como centro les hace ser más generosos, más compasivos, cuenta Luis Mario Valarezo, autoridad de la UTP

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