Educación inclusiva: ¿Cómo ser parte del programa de una ONG?

Son 58 años de brindar servicios de educación especializada y formación laboral a niños, adolescentes y adultos con discapacidad intelectual y/o Síndrome de Down de escasos recursos económicos. 

Una trayectoria que inicia desde la necesidad de aportar a la sociedad, que desde sus comienzos, cuenta Marcia Gilbert Baquerizo de Babra, Fundadora y Presidenta del Consejo Directivo de Fasinarm, que cuando volvió con formación académica de Francia, se enfocaban en las personas ciegas, sordas o niños con secuelas de Polio; pero no existía espacios para menores con problemas cognitivos o con dificultades de aprendizaje.

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“Yo comencé en la clínica Guayaquil, de mi padre, haciendo evaluaciones de los chicos cuyos padres veían distintos. Me tocó dar conferencias en la Cruz Roja, en el Ministerio de Educación en Guayaquil para capacitar a las maestras y en ese momento muchas buscaron involucrarse, entre las que quedaron: Martha Salvatierra de Velasco y Ana Gutiérrez de Garcés. Después tuvimos más demanda de alumnos y a raíz de ello alquilamos una villa pequeña en Urdesa para acoger a todos”, comenta Gilbert.

Como todo camino, al inicio fue difícil y se necesitaban recursos que, amigos, empresarios y ONG lograron brindar. “Cuando yo empecé no existía nada de educación especial en el Ministerio de Educación. Nosotros fuimos los primeros que tuvimos la capacidad y solidaridad para dar asesoría a grupos de Quito, Manabí y Cuenca. Siempre hemos estado a la vanguardia de la educación. Luego obtuvimos apoyo parcial del Ministerio de Educación”, sostiene. 

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A inicios de los años 70 arranca la formación en Ecuador, por iniciativa de Marcia Gilbert y la apertura de la Escuela de Tecnología Médica de la U. de Guayaquil, creando la carrera de Pedagogía Terapéutica, la única especializada en niños con Discapacidad en Ecuador. “Creo en la humanidad y la capacidad intelectual, potencial de todos y como seres humanos tenemos derecho a ser aceptados y crear espacios en la sociedad”, expresa.

Distintos programas se crearon con diferentes apoyos y soportes. En cada uno se recibe a personas de distintas edades y las clasifican según diagnóstico y necesidades. Para los niños chiquitos se creó el programa de Atención Temprana con Prácticas Centradas en la Familia, en conjunto de la Universidad Casa Grande y asesoría de la Universidad de Murcia, España.

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Es así como surge la nueva fórmula social: reflexión y acción. El nuevo ecosistema de trabajo consiste en que los padres de hijos con discapacidad cognitiva retoman la iniciativa de las necesidades educativas y formativas de sus niños, acompañados de un profesional de Fasirnam. 

Durante el programa, el equipo multidisciplinario especializado que consta de: psicólogos, terapeutas de lenguaje, ocupacionales y físicos brindan orientación y explicaciones para que la familia pueda aplicar los ejercicios en casa.

“Este tipo de programas educan a las familias para que estén en la capacidad de ayudar en la formación de sus niños, permitiéndoles crecer y desarrollarse en un entorno que fomente la inclusión”, sostiene Laura María Noboa de González, directora General de Fasinarm

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