Epicur: Toda hora es buena para comer
EXPRESO DOBLE. Este café-restaurante abrió sus puertas hace un mes. Es parte del proyecto gastronómico del hotel Le Parc
Hubo un tiempo en que los hoteles eran casi los únicos lugares en Quito donde se podía probar algo diferente de lo cotidiano, lo que usualmente comíamos (y aún comemos) tradicionalmente en los hogares. No es que faltaran esos sitios elegantes, pero eran pocos y además demasiado caros para muchos presupuestos.
Los hoteles eran lugares donde se buscaba una receta interesante, con productos de calidad y precios que tenían sentido para todo el proceso que debe seguir hasta que el plato llegue al comensal. Pero cuando llegó el furor de la gastronomía, fueron perdiendo cierto protagonismo.
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Leer másAlgo no han perdido: ser una buena escuela para los chefs. Allí se conoce de primera mano el trajín de la producción para eventos, hacer cientos de platos al mismo tiempo, procesos detallados, compras cuidadosas, manejo de presupuestos y finanzas minuciosas. Porque además de un cocinero principal, los buenos hoteles tienen su gerente de alimentos y bebidas, como Alejandro Salazar, quien invitó a EXPRESO DOBLE para conocer la nueva apuesta del hotel Le Parc: Epicur.
Es una de las cinco apuestas gastronómicas que tendrá este hotel en esta fase de expansión y para el que llamaron a Salazar para que imprima su sello. Y Epicur se abrió para que tenga un vínculo más fuerte con la ciudad. Si bien ya funcionaba el Neu Bistro, un lugar de comida de autor, tenía un target corporativo.
“Nunca fue un restaurante de puerta a calle, en el que vas a ver movimiento que te llamará la atención para entrar”. Por eso apostaron por Epicur hace un mes, un lugar bien diseñado, con referencias griegas, que tiene mesas en la vereda y que, sin duda, convoca al cliente. Y es que no puede ser de otra manera cuando queda en la calle más bonita y con un buen movimiento peatonal en la zona financiera y comercial de Quito: la República de El Salvador.
Alejandro busca que el hotel tenga un protagonismo mayor en su zona de influencia, que convoque a un público que podrá disfrutar de platos sencillos pero de muy buen sabor, con productos notoriamente de buena calidad. Mayormente, con la combinación de estos elementos se logra elaborar buenas e inolvidables recetas.
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Leer másLos detalles no pueden quedar atrás: la belleza de su cocina, la tecnología con la que cuentan, el orden en el proceso, el cuidado con las temperaturas, los diferentes tipos de congelación y los productos llenos de color que contrastan con el blanco de las cocinas, el orden para que los platos salgan a tiempo y no pierdan sus bondades. Además, nunca está de más mirar a la gente pasar, disfrutar de un café, un postre y compartir la buena vida.
El chef
Si Alejandro Salazar es el que planifica el concepto gastronómico, Fernando Quilachamín se encarga de poner en funcionamiento la maquinaria de este café-restaurante. El primero estudió en Lima, su ciudad natal; el segundo, en Quito. Pero es mejor hablar de un equipo, en el que todos cumplen un rol en el complejo mundo de la cocina de este hotel, como en cualquier ciudad del mundo.
Atención: De lunes a domingo, desde el desayuno hasta la cena.
Parqueadero: En el sector funciona la zona azul y el hotel también tiene estacionamiento. Además, la seguridad está garantizada por el hotel.
Contacto: (593 2) 227 6800.
Precios: Para tener una idea, la ensalada de queso de cabra cuesta $ 13, el postre $ 8 y el lomo saltado estilo peruano $ 21.
Ensalada de queso de cabra
Este plato es recomendable para cuando sobre Quito se ensaña el sol del mediodía. Está dotado de la frescura que ofrece la lechuga romana y las uvas peladas. El queso de cabra, en cambio, potencia los sabores, sobre todo con el toque de miel y aceto balsámico. Es bastante interesante el contraste de textura que nos ofrece el praliné (se pronuncia pralín) de nueces, inspirado en francés, con almendra tostada recubierta de azúcar caramelizado.
Lomo saltado estilo peruano
Este es un clásico de la gastronomía peruana. Este plato tiene sus encantos durante la preparación que, quizá sin que nos imaginemos qué pasa tras bambalinas, le da ese ‘punch’ de sabor y hace que la cocina sea un espectáculo: el sonido que se emite cuando los ingredientes se mezclan con el aceite caliente y el fuego por efecto del alcohol que se le echa durante la cocción. Está preparado con lomo fino, cebolla paiteña, tomate y papa chaucha, y se lo adorna con cilantro para que tenga ese toque de frescura en cada bocado. Un sabor entrañable.
Chocolate y pistachos
No puede haber una buena cafetería sin un buen postre. Los dulces muchas veces son la razón de ser un restaurante. De la variedad que ofrece Epicur, elegimos este porque el chocolate tienta demasiado. Bellamente adornado, con un bizcochuelo que parece mucho un lava cake, hecho con 60 % de chocolate. Tiene, además, helado de guanábana que contrapone sensaciones con el bizcochuelo, con el efecto de la menta. Se lo acompaña con rodajas de banana, una media luna de chocolate laminado y frutas frescas de temporada.
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