La estandarización de las tallas bajo la lupa
Argentina y plataformas como Amazon de Europa ya tomaron este camino. Conversamos con expertos para saber qué tan viable es hacerlo en Ecuador.
Entre el vaivén de gente en los centros comerciales, están aquellos que entran y salen de cada local en busca de su prenda ideal. Es el caso de Valeria, una ejecutiva de 25 años que desea comprar un pantalón. Ha llegado a una tienda departamental y pide la talla que habitualmente usa, pero de pronto descubre que la prenda le queda grande en la cintura, que la parte de la entrepierna está floja y, al mirarse al espejo, nota que no le arma por ningún lado como ella quisiera. Por ello, con la mirada perdida piensa: “¿Me habré enflaquecido? ¿No estoy haciendo suficiente ejercicio? ¿Debo aumentar más masa muscular?”.
No obstante, después de pasar horas visitando otras boutiques ha encontrado el pantalón que se ajusta a sus medidas.
¿Le resulta familiar esta situación? ¿Ha pasado por el mismo dilema de que en determinada marca usted es M y en otra es S? Si está asintiendo con la cabeza mientras lee, resulta que aquello no solo ocurre en este país, sino que a nivel mundial es una situación que se da con cierta frecuencia.
Rumbo a la estandarización
Hay países que se han puesto manos a la obra con un objetivo claro: estandarizar las tallas. Es el caso de Argentina. A partir de que la Cámara de Diputados aprobó la Ley de Tallas en noviembre de 2019, se dispuso que los fabricantes de ropa cumplan con la tarea de homogeneizarlas.
Por ejemplo, una camiseta M para mujer tendrá que medir lo mismo en cualquier negocio o marca. Pero para eso, el Estado argentino debe llevar adelante un estudio antropométrico de la población. Sin embargo, esto se frenó por la pandemia y aún no se aplica.
Las plataformas de venta online también se han animado. Amazon de Europa, mediante un comunicado que publicó en agosto del año pasado, dispuso como obligación que todos los vendedores europeos estandaricen sus tallas para mejorar la satisfacción general de los clientes, ofreciéndoles datos coherentes y precisos. Para los habitantes de esos países, el tema resulta de gran importancia en estos momentos, pues muchos evitan salir a la calle para no contagiarse de COVID-19.
En Perú, en cambio, durante el 2020 se puso en debate este tema para tallas de damas, caballeros y niños. Y en Colombia, en cambio, se están construyendo bases de datos antropométricos con el objeto de establecer características propias de los colombianos y evitar que vistan medidas de otras regiones del mundo.
En la esfera nacional
Ante el panorama de los otros países, aplicar esto en Ecuador haría que los consumidores no pierdan tiempo ni pasen molestias al comprar ropa.
SEMANA dialogó con Javier Díaz, presidente desde 2005 de la Asociación de Industrias Textiles del Ecuador (AITE), quien comentó que “a nivel nacional, la mayoría de las empresas de confeción, medianas y grandes, usan maniquíes especiales para tallaje y, en función de estos, se van cumpliendo ciertos estándares. El cuerpo de una mujer o de un hombre de la Costa no es el mismo que aquellos de la Sierra, cada quien tiene su morfología, pero se procura cumplir los parámetros”.
Asimismo agregó que “actualmente no se ha hecho un estudio antropométrico para definir tallas. El último fue realizado en la década de los años 70”. Por eso, “lo que usualmente hace cada tienda departamental es estandarizarlas a nivel interno. Por ejemplo, todas las prendas M de ese local deberán ser iguales”.
Ante la falta de regulación a nivel general, la preocupación no solo viene de los consumidores, sino también de los creativos. Es el caso de Cristina León, diseñadora de indumentaria, quien está de acuerdo con que “se haga un estudio que permita obtener cuadros de tallas más reales para los ecuatorianos, que permita a los diseñadores crear propuestas más acertadas, las cuales no solo beneficiarán a los usuarios sino a las marcas, ya que el nivel de satisfacción del cliente se elevará notoriamente y esto permitirá incluso incrementar las ventas”.
Es así como se ayudaría a consolidar el consumo de lo nuestro, con vitrinas donde los maniquíes no vendan medidas europeas o estadounidenses, sino las reales de los ecuatorianos.
En debate
- Javier Díaz: Es un tema costoso y complejo
“Es muy difícil estandarizar tallas. Ha habido intentos de actualizar las normas, pero es un estudio sumamente costoso y complejo. Por ejemplo, hay prendas que por el tipo de diseño o el material que se use, no quedarán iguales a las tallas de otra tienda. Entonces no se puede decir que todas las S (small) deben ser con esas dimensiones, porque la moda es cambiante y no se le puede imponer al consumidor una cosa rígida.
Yo sugiero que haya capacitaciones para que las fábricas se actualicen, porque hay que comprender que en el mundo de la confección hay muchas empresas informales que trabajan de forma empírica y poco técnica, entonces en el corte y el patronaje se equivocan mucho y así no pueden aprovechar sus capacidades, y tampoco logran competir con grupos más grandes”.
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Leer másJavier es Presidente de la Asociación de Industrias Textiles del Ecuador. Máster en Administración de Empresas.
- Alejandra Salas: Los estándares ficticios afectan física y emocionalmente
“Desde la asesoría de imagen, se vive a diario el problema de las tallas, así que estoy de acuerdo con que haya una estandarización de las mismas o al menos un intento por controlarlas. No solo porque sería mucho más práctico a la hora de poder comprar y escoger marcas ecuatorianas (ahora también online). Pero más importante aún, porque en la asesoría vemos el poder psicológico y emocional que puede tener una determinada talla en una persona. La falta de regulación, e incluso manipulación, hace que este problema se agudice. Sería interesante homologar para que los consumidores no se guíen por estándares totalmente ficticios que afecten su integridad física o psicológica”.
Alejandra es asesora de imagen y periodista de moda, especializada en Argentina y España. Quineña.