Tatuajes vemos, razones no sabemos
Puede ser una herramienta terapéutica para sobrellevar el luto, un recordatorio del amor hacia alguien o una forma de mostrar independencia.
¿Por qué las personas deciden marcar su piel con tinta para el resto de sus vidas? Sea cual fuese el motivo, la aceptación y respeto por la decisión de quienes lo hacen es crucial. Y aunque cada vez existen más jóvenes y adultos que se animan a hacerlo, aún hay quienes ven este acto con una connotación negativa.
- Percepción hacia los tatuajes
En el pasado se consideraba que tatuarse era exclusivo de reclusos y marineros, mas a través de los años esa visión social va cambiando poco a poco. “Estadísticas de países del Primer Mundo muestran que una de cada tres personas tiene un tatuaje y que entre los 18 y 35 años son las edades de quienes más lo hacen”, asegura la psicología clínica Annabelle Arcos.
Sin embargo, la experta analiza que en pleno siglo XXI aún existe el estigma de que “tener un tatuaje o un piercing es algo malo. Ecuador es una pequeña aldea y esto hace que ciertos grupos sociales piensen así”.
Incluso hay personas que temen mostrarlos dentro de una entrevista laboral por el miedo a que eso pueda influenciar o no en la obtención al cargo que postulan. “Hay que recordar que el tatuaje solo forma parte de una persona, no lo es todo. Por ningún motivo determina los valores o no de alguien. No se puede juzgar sin conocer a alguien”, acentúa la psicoterapeuta Naja Yúnez.
Según la personalidad
Arcos considera que entre las personalidades que se hacen tatuajes existen ciertos rasgos en común. “Tienden a ser más extrovertidos porque les gusta que otros reconozcan la marca que se han hecho. Disfrutan de los retos, las aventuras y todas esas actividades que les genere mucha emoción y adrenalina”.
Para Yúnez, el nivel de autoestima no está relacionado con la decisión de tatuarse o no.
Un acto de identidad
El sitio del cuerpo donde las persona van a plasmar su tatuaje para toda la vida también habla de ella. Si lo hace en zonas expuestas es porque desea mostrar al mundo un sentido de identidad y decir sin palabras: “Esto soy yo”, dice Yúnez.
Síndrome de la cabaña y el miedo al exterior
Leer másLos que se tatúan en lugares no visibles o privados lo hacen por tener un símbolo que los haga sentir bien consigo mismos sin tener que mostrarlo a los demás.
Las motivaciones
Ambas expertas comparten algunas de las razones psicológicos más comunes por los cuales las personas dicen ‘¡sí!’ a los tatuajes:
- Pertenecer a un grupo que comparte valores, normas o estilos de vida.
- Rendirle homenaje a alguien significativo que falleció con el fin de tenerlo presente en el mundo terrenal.
- Mantener un recuerdo de forma permanente de seres amados como hijos, parejas, amigos o mascotas.
- Recordar que se ha hecho un cambio importante en la vida y que de alguna forma se inicia una etapa nueva. Por ejemplo, personas en recuperación, adictos a las drogas o alcohólicos. Estas personas suelen plasmar lemas, frases o la plegaria de la serenidad que les recuerda por lo que atravesaron y su renacimiento.
- Celebrar que se ha superado una enfermedad grave (como cáncer) y se ha sobrevivido a ese reto. Existen casos de mujeres que han tenido una mastectomía y se tatúan para disimular la cicatriz.
- Resaltar la finalización exitosa de un proceso terapéutico. Es una opción luego de cerrar un ciclo negativo al ser visto como un recordatorio de que: uno siempre tiene la capacidad de decidir qué hacer.
- Reafirmar dependencia hacia los padres. Los adolescentes suelen recurrir a ellos cuando cumplen la mayoría de edad por ser una forma de reafirmar que son adultos capaces de tomar sus propias decisiones.
- Comunicar sentimientos reprimidos. Esto ocurre especialmente en quienes atraviesan por un dolor emocional muy fuerte y al experimentar la dolencia física se olvidan por unos instantes de la emocional. En estos casos se recomienda la terapia psicológica para ayudarlos a afrontar la raíz del malestar.