Fajas, lo que debe saber sobre ellas

Priscilla, de 23 años, utilizó todas las noches durante un mes consecutivo una faja de látex con varillas en su abdomen porque una de sus amigas le mencionó que de esa forma iba a bajar más rápido de peso. Aunque nunca consiguió el resultado deseado, sí tuvo una reacción alérgica debido al material de la prenda, que la hizo consultar a un dermatólogo.

Al igual que ella, existen decenas de mujeres y hombres que utilizan fajas sin ninguna recomendación médica porque creen que así van a bajar de peso o disminuir medidas de forma ‘milagrosa’. Sobre ello, la doctora Silvia Medina, especialista en medicina estética, se pronuncia. A su criterio, las fajas sí podrían ayudar a moldear la figura de forma mínima, pero no a bajar de peso. “Si se las usa muy apretadas durante muchas horas seguidas, se corre el riesgo de irritar la piel, de que no haya una buena circulación de la sangre ni oxigenación de los tejidos, desencadenando síntomas como dolor de cabeza”, dice la experta.

Durante el día, puede utilizar las de baja compresión con fibra de algodón, por un máximo ocho horas. No se recomiendan los corsés que tienen varillas de metal u otros materiales, porque pueden generar presión excesiva en los órganos abdominales.

Recuerde que la predisposición genética de cada persona influye en la contextura física y tamaño de la cintura. Y ninguna prenda moldeadora va a poder modificarlas por sí sola, enfatiza Medina, especialista también en cirugía mínimamente invasiva y flebología.

Las posquirúrgicas

La doctora Medina explica que la liposucción, la lipoescultura y la abdominoplastia son las principales cirugías estéticas en las que está indicado el uso de las fajas de forma obligatoria. Luego de la intervención, ayudan a activar la circulación, para así evitar la formación de hematomas o seromas (acumulación de sangre o líquido respectivamente), en la zona donde se succionó la grasa.

Las fajas posquirúrgicas deben ser de mediana compresión (de 15 a 20 milímetros de mercurio) y de algodón. Se recomienda utilizarlas de forma permanente durante cinco días (aproximadamente) luego de la cirugía. Después, según el caso, el médico indicará en cada control las modificaciones que se deben llevar a cabo en lo concerniente al tiempo y forma de uso. Los resultados finales de la intervención estética se podrán evidenciar luego de tres a seis meses.

“Es importante que el paciente acuda a consulta antes de la cirugía para indicarle la talla adecuada. Si la faja está muy apretada, perjudica la circulación y se pueden necrosar los tejidos y la piel. Además, esta prenda debe ser nueva y de uso personal para evitar infecciones”, recalca.

Pérdida de líquidos, no de grasa

Es probable que la mayoría de personas conozcan a alguien que usa faja mientras realiza actividad física, creyendo que esta lo va a ayudar a quemar la grasa más rápidamente. La deportista y entrenadora personal Adriana Lastra aclara que este mito es falso porque no existe ningún estudio científico que afirme que se elimina grasa a través del sudor, porque lo que el cuerpo transpira es agua.

A largo plazo, el uso constante de esta prenda puede retrasar el proceso de fortalecimiento muscular porque inconscientemente los músculos se relajan y no hacen una contracción continua de la pared abdominal. “Una alimentación en la que predominen los alimentos sanos y el ejercicio es lo que realmente va a ayudar a eliminar la grasa en exceso”, enfatiza la experta.

Cuidados de la prenda

• Para mantener su elasticidad, se debe lavar a mano y dejar secar bajo la sombra.

Recuerde

• No se recomienda el uso de fajas estéticas a menores de edad.
• Las fajas también se prescriben en casos de pospartos, cirugías de hernias, entre otros.