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Mons. Jordi Bertomeu, oficial del Dicasterio para la Doctrina de la FeMIGUEL CANALES

Entre fe y encubrimiento: el desafío de la Iglesia Católica ante los abusos

La estructura eclesiástica ha permitido encubrimientos, pero nuevas reformas buscan garantizar justicia para las víctimas 

Mons. Jordi Bertomeu, oficial del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, visitó Guayaquil, donde ofreció una conferencia sobre los procesos canónicos relacionados con los abusos en la Iglesia. Aunque no abordó temas específicos, presentó una exposición extensa y bien detallada sobre los procedimientos a seguir y la obligación de la Iglesia de acatarlos.

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Es bien sabido que la Iglesia Católica enfrenta desafíos significativos, que van desde dificultades económicas y la disminución de fieles hasta escándalos internos. Mons. Jordi, por la posición que ocupa, se encarga de sacar a la luz temas incómodos para algunos sectores. Tal vez por eso no es muy querido en ciertos círculos y es apodado como el ‘agente 007 del Vaticano’ y ‘el flagelo de los pederastas’. Y a pesar de que su trabajo no es nada fácil, definitivamente es necesario.

Él sostiene que, más que un problema de abuso sexual, prevalece un abuso de poder, que se agrava a medida que los sacerdotes perciben que los límites pueden expandirse. Por ello, señala que es fundamental comprender la sociedad en la que ocurren estos abusos. Solo entendiendo la realidad, tanto de las víctimas como de los victimarios, es posible encontrar soluciones eficaces para erradicarlos.

Relaciones asimétricas

Existe la creencia errónea de que las víctimas no buscan justicia, sino que solo desean dinero o pretenden destruir la Iglesia desde adentro. Sin embargo, “por encima de todo está la persona; por encima de la institución, está cada ser humano en su totalidad”, advierte monseñor. Un ejemplo de ello es la violencia que sufren algunos individuos, sometidos a una presión insoportable, sintiendo aún más vergüenza cuando ese entorno pertenece a la Iglesia.

Esta institución enfrenta hoy una especie de ‘mea culpa’, al reconocer que las investigaciones en los procesos canónicos no se han llevado a cabo de manera adecuada. Ante esta problemática, el Papa Francisco decidió publicar ‘Vos Estis Lux Mundi’ el 30 de junio de 2019, un documento que establece normas para prevenir y abordar los abusos sexuales dentro de la Iglesia. Exige que clérigos y religiosos denuncien estos casos, protege a las víctimas y responsabiliza a los obispos y superiores religiosos que encubran delitos.

La Iglesia Católica no es una entidad democrática. Su estructura es jerárquica y teocrática, lo que significa que el poder se organiza en distintos niveles de autoridad y se fundamenta en principios religiosos. El liderazgo dentro de la Iglesia, representado por el Santo Padre, se sitúa en la cúspide de la jerarquía eclesiástica. Pero ese poder puede ser usado para un bien o para un mal.

“El problema es que el poder puede ser ejercitado tóxicamente, que es cuando en una relación asimétrica se utiliza para beneficio del que está arriba. Pero también puede haber momentos de ejercicio benévolo del poder”, indica Mons. Jordi, y resalta la figura de Cristo al afirmar que “el verdadero poder se encarnó. El omnipotente, el todopoderoso, tomó carne en el seno de María y nos dijo qué es el poder, que es estar al servicio de los demás”.

Privilegios para pocos

La situación se vuelve más compleja cuando una estructura institucional protege a sus propios miembros -en este caso, sacerdotes- priorizando su defensa mutua en perjuicio de las víctimas. A pesar de todo, en Latinoamérica la Iglesia sigue siendo una de las instituciones con mayor credibilidad y arraigo.

Es muy duro señalar con el dedo e identificar los problemas. Siempre se ha dicho que los trapos sucios se lavan en casa y puertas adentro, pero esto es un asunto de privilegios y prebendas, mas que un problema sexual. Monseñor señala con claridad que esto comienza en el seminario y las preferencias van creciendo de cosas simples como una beca hasta asuntos más serios, siempre buscando rebasar el límite de lo permitido.

Camino hacia la verdad

Pero la pregunta sigue en el aire: ¿cómo demandar a alguien que forma parte de la institución? El espíritu de cuerpo que prevalece en las diócesis dificulta casi por completo este proceso. Ese es el desafío que él busca desentrañar.

Por último, monseñor enfatiza que, como Iglesia, es fundamental llevar este y todos los problemas al silencio de la oración, recordando que Dios mismo se hizo víctima. “Jesús subió a la cruz y se convirtió en la víctima. Si no comprendemos que Dios es víctima, no podremos acercarnos verdaderamente a quienes han sufrido”, recalca.

Los casos más sonados en América

En 2002, el equipo Spotlight de The Boston Globe destapó un escándalo masivo de abuso sexual dentro de la Iglesia Católica en Boston. La investigación reveló que la arquidiócesis, bajo el liderazgo del cardenal Bernard Law, encubrió durante décadas a sacerdotes acusados de abuso, trasladándolos de parroquia en parroquia en lugar de castigarlos. El caso más emblemático fue el del sacerdote John Geoghan. Las denuncias llevaron a cientos de demandas, la renuncia del cardenal Law y una crisis que sacudió a la Iglesia a nivel mundial.

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En Chile, el escándalo estalló en 2018 cuando se hicieron públicas denuncias contra el obispo Juan Barros, acusado de encubrir los abusos del influyente sacerdote Fernando Karadima. Tras una investigación ordenada por el Papa Francisco y liderada por Mons. Jordi Bertomeu y Charles Scicluna, se confirmó la existencia de una red de encubrimiento dentro de la iglesia chilena. Como resultado, el Santo Padre aceptó la renuncia de varios obispos y pidió perdón a las víctimas, marcando un punto de inflexión en la política del Vaticano frente a estos casos.

¿Y qué pasa en Ecuador?

Cristhian Castelblanco, abogado y procurador de causas canónicas puso en contexto la situación en nuestro país contestando estas preguntas:

¿Qué relación tiene el derecho canónico con la justicia civil en casos de abuso y cómo se manejan los conflictos de jurisdicción? Son dos jurisdicciones distintas que no generan ningún tipo de conflicto. Por una parte el derecho canónico busca juzgar y aplicar las sanciones previstas en el Código de Derecho Canónico. Por su parte, la justicia común tiene que actuar en casos de abuso, cuando estos constituyan delitos o contravenciones, en cuyo caso también se conoce a acerca de la indemnización de la víctima.

¿Qué medidas puede tomar la Iglesia contra un clérigo acusado de abuso mientras se desarrolla el proceso canónico? Puede suspenderlo del ejercicio ministerial, disponer que permanezca en un lugar distinto a su domicilio, sin salir y no estar en contacto con nadie. Esto durante el tiempo que dure la investigación, luego al resolver el caso, se aplican las penas establecidas en el Código de Derecho Canónico.

¿Cualquier denuncia de abuso puede derivar automáticamente en un proceso contra sacerdotes o movimientos eclesiales? La Iglesia en las diferentes diócesis tiene establecidos procedimientos claros para el trámite de las denuncias. Toda las denuncias presentadas deben ser revisadas de inmediato y el obispo debe resolver si tiene mérito o no para ser remitida al Dicasterio para la Doctrina de la fe que debe activar su sección disciplinaria para la investigación y juzgamiento del caso.

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