Fernanda Vásconez
Sus hazañas dentro y fuera de la cancha hicieron que el fútbol femenino en Ecuador adquiera la importancia que siempre ha merecido.Cortesía

Fernanda Vásconez, rompiendo barreras en el fútbol

Ha conseguido lo más difícil de este deporte en el Ecuador: desde la visibilidad hasta cambiar leyes. Pero también ha sabido marcar goles en su vida

Yo también quiero jugar fútbol”, fue la frase que se dijo a sí misma Fernanda tras ver gente agolpada en las calles festejando la primera clasificación de Ecuador al Mundial.

Era 2002, y empezar en ese camino predominado por hombres no fue nada fácil. Sin embargo, a pesar de los “no”, los “no hay” y techos impuestos por la sociedad, se convirtió con el tiempo en un emblema para esta generación.

Sus hazañas dentro y fuera de la cancha hicieron que el fútbol femenino en Ecuador adquiera la importancia que siempre ha merecido y deje de ser un patrimonio exclusivo de los varones.

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2022, año en el que sintió que había logrado todos sus propósitos colgó los botines para iniciar la transición a empresaria. En el ínterin, además de seguir trabajando para el desarrollo de las nuevas generaciones de mujeres en este deporte, contrajo matrimonio con Mateo Cajas.

Hablamos con ella de sus luchas, los goles de su vida, y también su lado más personal.

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  • Pasó del ‘no’ a ser la capitana

Su historia está marcada por la constancia. “Siempre fui una niña deportista”, confiesa. Empezó con la gimnasia rítmica, y su desenvolvimiento hizo que varias veces quedara campeona del Ecuador.

La practicó hasta los 12 años, edad en la que reconoció que eso no iba con su esencia. “A mí me gusta el trabajo en equipo y sin embargo, allí tenía que competir de manera individual. Además, no soy nada rutinaria, y en la gimnasia debía hacer rutinas... Como anécdota, hubo una competencia en la que cambié la rutina, salió súper bien y gané la medalla de oro. Pero para mi entrenadora eso no valió. La agarró y me dijo: ‘esto no vale, cambiaste la rutina’”, recuerda.

Esa experiencia hizo que probara nuevos retos y se volcó a las canchas. “En la unidad educativa donde estudiaba (Colegio Menor de Quito) ya había selecciones de fútbol tanto masculina como femenina. Entonces para ingresar tenía que aprobar algunas pruebas y no las pasé... Así que decidí ponerme a trotar alrededor de la cancha hasta que después de un tiempo por fin me dijeron: “Ven a entrenar... Pero no eres parte del equipo”, puntualiza.

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A los pocos meses se convirtió en la capitana de fútbol de todas las categorías del colegio, incluida la sub-18. Su habilidad con el balón hizo que también fuera convocada a ser parte de la selección de Pichincha, y luego a la selección del Ecuador, y es allí donde comenzó a notar las desigualdades.

“Como fútbol femenino no nos podíamos concentrar en la casa de la selección; los uniformes que usábamos eran los que habían dado de baja a los varones de la sub-20, mil y un veces nos faltó agua, y por deshidratación las chicas vomitaban después de los entrenamientos”, refiere.

A pesar de la informalidad, iba cuando la convocaban. Y ya finalizada la secundaria, gracias al fútbol femenino, obtuvo una beca para estudiar Ingeniería en Mercadotecnia en la Universidad San Francisco.

Las puertas se le siguieron abriendo y a mitad de la carrera (2013) la llamaron para jugar una temporada en el club YB - Frauen de Suiza. Fue esa experiencia la que hizo a su regreso empezar a mejorar la historia del deporte rey en las mujeres.

  • Ñañas para mejorar la historia

Mientras Fernanda entrenaba, estudiaba en la U y trabajaba, empezó su proyecto de profesionalizar el fútbol femenino en Ecuador.

Vendí el auto que tenía en ese entonces y junto con mis ahorros inicié el Club Ñañas”, cuenta sobre aquello que nació en el 2016. Contrató jugadoras de la selección del Ecuador, pudo traer un cuerpo técnico del extranjero, entrenaban en una casa club. Y así les fue dando visibilidad.

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El crecimiento vino rápido y en el 2019, antes que cualquier otro club, Ñañas logró su profesionalización y con ello vinieron logros para el equipo.

Algo que ha caracterizado a Fernanda es que, desde el inicio, se propone cada año cumplir una meta en pro de la comunidad.

En el 2019, por ejemplo, logró que el 7 de marzo sea declarado como Día Nacional del Fútbol Femenino.

“Hasta antes de ese año, ningún club de fútbol de mujeres podía pertenecer a la Federación Ecuatoriana e irónicamente no podía participar en un torneo nacional femenino. La disposición era que debía pertenecer a un club masculino que tenga categoría femenina. Es decir, mi equipo debía pertenecer a un club que diga Ñaños. Era injusto. Así que me fui a la Asamblea Nacional”.

Con voto unánime se logró no solo que se declare un día nacional del fútbol para mujeres sino que además, una ley que les brinde equidad y oportunidad.

Ñañas se convirtió en el primer club que entró a la Federación y allanó el camino para que las demás se sumen.

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Tras luchas ganadas, en el 2021 empezó una transición de colgar los botines. “Mi sueño era retirarme siendo campeona y quería hacerlo con mi club”, expresa. Y lo logró. El 25 de septiembre del 2022 alzó la copa del torneo nacional, se tatuó el triunfo y allí se retiró de las canchas para dedicarse netamente a la presidencia y dirigencia del club.

Ahora, una nueva generación de deportistas le están siguiendo los pasos. “Nadie tiene el derecho de limitar el sueño de alguien, sino más bien apoyar a que eso se cumpla. Aquí no se trata de ver si el hombre o la mujer son mejores, sino juntos trabajar en conjunto por el simple hecho de que la humanidad necesita de todos”, concluye.

  • El gol de su vida

 No solo en las canchas ha puesto todo su esfuerzo, su mirada también ha estado en un proyecto muy personal. “Mi mejor gol ha sido formar una familia, aún no tengo hijos, pero el 21 de octubre formamos familia con Mateo y eso es algo que para mí ha sido lo más importante”, dice sobre su boda recientemente celebrada.

En esa nueva faceta, va balanceando sus días, entre la familia y la empresa. “Uno no vive para trabajar, trabaja para vivir... Teniendo clara esa prioridad, a uno le da tiempo para estar en familia, caminar, meditar, viajar, dedicarte a los tuyos”.

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