Las fiestas de pelucas vuelven para dibujar más sonrisas
Las donaciones de cabello siguen llegando durante la pandemia para quienes lo perdieron en el tratamiento contra el cáncer
Sissi no pudo asistir a aquella reunión en la avenida Francisco de Orellana, al norte de Guayaquil, pero su nombre era coreado una y otra vez en medio de un ambiente de globos, colores y aplausos. Había 15 personas, todas con mascarilla. Era un día de fiesta. Los asistentes querían transmitir a Sissi, de 58 años, su energía a distancia. Allí estaba Leslie para recibirla en nombre de su madre. Había acudido para retirar esa cajita colorida tan esperada que incluía un regalo especial: una peluca de cabello natural.
“Mi mamá está estable. En diciembre del año pasado le detectaron cáncer pulmonar en estadío 4 y metástasis en los huesos”, contó en esa reunión, que además era transmitida a través del Facebook Live de la fundación Dibuja una sonrisa. Era una muestra de que las fiestas de coronación de pelucas habían vuelto, aunque de una manera diferente.
En esas fiestas que regresan luego de una pausa debido a la pandemia de la COVID-19, también se coreaba insistentemente el nombre de Suri, una pequeña de 7 años que padece de un tumor cerebral y que al igual que Sissi había perdido su cabello. Su gemela recibió la peluca emocionada y reconoció que aunque su hermana ha tenido complicaciones, no se deja vencer por la enfermedad.
Una rifa virtual para darles otra oportunidad
Leer másEse día estaban las donadoras de cabello para ser parte de esas emociones. Sabían que no podrían ver a quienes recibirían las pelucas porque por ser vulnerables debían permanecer en casa, pero sí conocerían a sus familias. Algunas de las beneficiarias estaban viviendo el momento en la transmisión simultánea desde Quito y Guayaquil.
Andrés Solís, voluntario de Dibuja una sonrisa, animaba la celebración y fue también quien días antes llegó a la vivienda de Cristina, en Las Orquídeas para llevarle su cajita.
En casa, su familia coreaba su nombre. Es la manera en que aseguran los voluntarios que les transmiten energía. Los gritos y los aplausos eran cada vez más fuertes. El regalo llegó a sus manos y era momento de cambiar el turbante por su nuevo look. Con la ayuda de su hija Elena, hizo el cambio: lucía lacia y con una sonrisa que no ocultaba la mascarilla, pues se dibujaba en sus ojos.
Han sido semanas de mucho trabajo para los voluntarios. El sábado pasado, fue un día para seguir nutriendo el Banco de Pelucas con personas que desde sus viviendas quieren dar una parte de ellas para alegrar la vida de personas que pasan por momentos duros.
Un banco de pañales en busca de ayuda
Leer másEl banco funciona desde hace diez años con las donaciones de personas que dan su cabello y un aporte económico para la confección de las pelucas. Desde que comenzó la pandemia, la fundación, dirigida por Javier Sandoval, también se ha involucrado en la preparación y entrega de alimentos para llevar a las personas vulnerables del país.
- Qué hacer
Al cortar el cabello, asegúrate de que tenga un mínimo de 20 centímetros. Amárralo por los extremos y rocíalo de alcohol dejando que este se evapore para guardarlo en una funda y colocarlo en un sobre manila.
Las donaciones se reciben en Guayaquil, en el local de Efecto Banana, y en Quito en sus oficinas.
Acude a la entrega con mascarilla (de preferencia doble). Más detalles en www.dibusonrisas.ong.