Cuando una mascota se queda en casa de una anfitriona hostil
Una urgencia o un viaje pueden obligar a encargar una mascota en una casa donde vive otra y que esta reaccione agresivamente. Aquí, algunos consejos.
Aunque son hermanas y el jueves pasado cumplieron un año de edad, desde que tenían un mes de nacidas las gatas Pancita y Gatúbela viven en casas diferentes. Por eso, cuando durante el último feriado la primera debió quedarse como huésped de la segunda, debido a un viaje de tres días de sus dueños, fue recibida por la otra de manera hostil.
La agresiva actitud de la ‘anfitriona’ Gatúbela, sumado a la ausencia de ‘sus humanos’ y el verse de pronto en un entorno desconocido para ella, movieron a la romana Pancita a esconderse por horas detrás del refrigerador y negarse a salir ni siquiera a comer.
Ante ello, los dueños de casa decidieron encerrar temporalmente a la blanqui-marrona Gatúbela en un cuarto, para que la visitante se animara a recorrer la vivienda. Pero fue en vano. Lo que funcionó fue hacer lo contrario: colocar sola a la huéspeda en uno de los cuartos.
La medida tuvo varios efectos positivos: Pancita se sintió lo suficientemente segura para comer y recorrer ese espacio. Y, al día siguiente, aunque separadas por la pared, poco a poco se animó a acercarse a Gatúbela e intercambiar contactos por debajo de la puerta.
Hasta que, por último, cuando les abrieron el paso, la reacción fue ya más amistosa en adelante.
Es una situación común entre familiares o amigos que a veces deben encargar por unos días su mascota. Los veterinarios brindan algunas recomendaciones:
“En estos casos lo primero que se debe hacer es que interactúen y ver cómo van reaccionando. Desde el primer instante se puede saber”, dice el doctor Danilo Cevallos.
“Si el gato o gata de la casa es bien hostil, hay que hacerle entender que es el anfitrión y que la otra mascota está de pasada, que él es el dueño de su espacio, ya que son muy territoriales; evitar darle la comida al animal invitado en el comedero y bebedero de la mascota anfitriona, ya que eso generaría más conflicto. Si eso no funciona, otra opción sería mantenerlos apartados, ya sea en cuartos diferentes o en diferentes espacios, por ejemplo uno en el patio y el otro adentro de la vivienda, para evitar los encontrones”, agrega.
En ello coincide el médico veterinario y zootecnista Juan Carlos Mosquera, de la Clínica Bellavista, quien plantea varios escenarios: que las dos mascotas sean sociables; o que una o ambas sean agresivas.
En el primer caso, dice que la adaptación será más fácil. “Pero generalmente los gatos son territorialistas, defienden su espacio con todas sus fuerzas y llegarán a la agresión en algún momento”, advierte.
Para prevenirlo, ofrece varias sugerencias. Una de ellas es que la mascota visitante llegue en una jaula que le permita al anfitrión “analizar la situación del invitado”.
“Si la convivencia se complicara, entonces tocará hospedarlo en un ambiente separado para que no exista ningún tipo de enfrentamiento”, agrega, aunque advierte de que, entre los gatos, el local buscará la manera de ingresar al lugar donde está el ‘invasor’.
Por ello, la también veterinaria Beatriz Cabrera considera que encargar una mascota en una casa donde ya vive otra, no es algo que ella aconsejaría.
Advierte de que existe el riesgo de enfermedades que pueden ser transmitidas de la visitante a la anfitriona o viceversa. Por lo que recomienda asegurarse, en primer lugar, de que ambos felinos cuenten con las debidas vacunas.
“Hay gatos asintomáticos que pueden contagiar.Lo recomendable es que el gato esté vacunado, libre de enfermedades para que el problema de un anfitrión hostil se pueda superar con flores de Bach (esencias aromáticas)”, acota.
“Este es un bonito tema. Hay mucha gente que desconoce sobre los riesgos de las enfermedades zoonóticas para sus mascotas. La sugerencia es que lo dejen en un hotel, donde tienen todas las medidas de bioseguridad y la capacitación para el trato adecuado a la mascota”, insiste.
Mosquera pide prever este tipo de situaciones: “A las mascotas se les debe enseñar desde muy pequeñas a socializar, para que si en algún momento les toca recibir un huésped o les toca serlo, no existan complicaciones y sean recibidos con cariño”.
LOS PERROS: CUIDADO CON LOS MÁS GRANDES
En el caso de los perros, si son de raza pequeña, deben ser presentados sujetándolos en brazos y no con correa, porque esta los puede volver más agresivos. “Hay que permitirles que se huelan un poco para que así puedan socializar”, aconseja Juan Carlos Mosquera.
Si son de raza grande, ahí sí toca sujetarlos con correa, pero deben ser presentados a través de una reja, de espaldas o con una distancia adecuada para que puedan percibir sus olores y así bajar la agresividad.
Si son muy hostiles, deben ser presentados con bozal y, si esto persiste, en última instancia toca aislarlos y evitar el contacto.