Conoce la historia de Héctor Cueva y su camino por las Olimpiadas Especiales
Conoce la historia de Héctor Cueva y su camino por las Olimpiadas Especialesarchivo

Héctor Cueva: legado de amor y superación a través de las Olimpiadas Especiales

Héctor Cueva comparte su trayectoria como líder de las Olimpiadas Especiales en Ecuador, destacando el impacto en su trabajo

“He pasado el 60 % de mi vida organizando las Olimpiadas Especiales”, reflexiona Héctor Cueva. En 1979, el empresario laboraba junto a la Concentración Deportiva de Pichincha cuando el director de la entidad, Sergio Sevilla, le comentó de un proyecto para coordinar el primer encuentro deportivo dirigido a personas con discapacidad. Inmediatamente quiso participar.

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“Me pareció que era la mejor oportunidad de hacer algo por los demás”, recuerda. Desde aquel entonces hasta ahora, que se celebra la vigésimo segunda edición de los Juegos Nacionales de Olimpiadas Especiales, el camino ha sido largo y no ha sido sencillo. Curiosamente, el primer obstáculo para Cueva y sus socios no fue la falta de recursos, sino los prejuicios alrededor de las capacidades diferentes.

Exposición Olga Fisch (Mariella Toranzos).

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“Es una historia muy triste. En aquella época, inicios de los años ochenta, los deportistas con discapacidad no contaban siquiera con el apoyo de sus padres, porque no creían que podían lograrlo”, dice. Sin embargo, con el paso de los años, las actitudes en Ecuador y el mundo hacia las personas con discapacidad han cambiado, lo que permitió a la organización aumentar categorías deportivas, pasando del atletismo, su primer evento, a incluir actividades como fútbol sala, triatlón, levantamiento de pesas y natación.

“Cada nuevo paso fue recibida con mucha oposición. Cuando decidimos incluir natación entre las categorías, por ejemplo, muchos padres temían que sus hijos se ahogaran. No fue solo un trabajo de capacitación deportiva, sino de trabajo social con las familias, pues había que cambiar mentes y corazones”, afirma el directivo.Para ello, añade, han llevado a cabo un sinnúmero de campañas de concientización que son parte del trabajo que conlleva las Olimpiadas. “Es más fácil cambiar la infraestructura de un país que la actitud y mentalidad de su gente, pero hay que intentarlo”, señala.

Y sin duda ha dado fruto, pues en esta nueva edición, que arrancó el viernes 31 de mayo y que concluye el 4 de junio, participan cerca de 800 deportistas de veintiún provincias.

Lo que piensa Héctor Cueva sobre trabajar por el país

La fundación y el encuentro son parte de ‘Special Olympics’, entidad internacional que agrupa a 170 países, y que sigue la filosofía de John F. Kennedy: “No preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino qué puedes hacer tú por tu país”.Esta filosofía, explica Cueva, es la base fundacional del trabajo que llevan a cabo en Olimpiadas Especiales Ecuador, pues mientras en otros países, iniciativas como esta son estatales, en Ecuador es completamente autofinanciada.

“Somos el único organismo en el país de este tipo que no tiene un presupuesto del Gobierno, pero tampoco lo pedimos porque es la misión que nosotros nos hemos puesto, el trabajo que hacemos por nuestro país”, señala.

En ese sentido, agradece el apoyo de la empresa privada y de los gobiernos locales, que se han sumado a las Olimpiadas a lo largo de los años. “Es un trabajo muy duro, pero siempre tocamos los corazones de quienes quieren colaborar y las dificultades así se van solucionando”, añade.

El legado de valor que deja Héctor Cueva 

Y si bien Cueva afirma estar consciente de los frutos de su labor, señala que su legado más importante es haber cambiado la percepción de los deportistas con discapacidad en el imaginario colectivo. Así mismo, también considera vital el poder trabajar de la mano con sus hijos y sus nietos. “Me llena de alegría ver que ellos quieren ser parte de esta labor de amor, que ahora trabajan a mi lado”, dice. 

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¿Cómo se siente trabajar junto a sus hijos y nietos en esta obra?

Es maravillo. Es algo que no tiene un costo económico, sino social y emocional. Siento que les he dejado lo más importante que es el legado de trabajar por los demás.

A la par de Olimpiadas Especiales, usted ha trabajado por la educación con el proyecto ‘Pintando un futuro mejor’. ¿De qué se trata?

Visitamos las escuelas de educación especial y vimos el triste panorama que se vivía ahí, la pobreza. Era lo más abandonado que había. Ahí surgió la idea de recaudar fondos para reparar esas escuelas. Desde entonces hemos intervenido dieciséis escuelas en todo el país. Ha sido un trabajo muy especial.

¿Qué experiencias sorprendentes se le han presentado en este camino?

Muchas, pero una fue trabajar justo en ese proyecto con el maestro Oswaldo Guayasamín elaborando con los chicos tarjetas navideñas para recaudar fondos. Trabajamos en su casa.

En medio de la situación de violencia que vivimos como país, ¿qué mensaje nos deja Olimpiadas Especiales?

Sin duda un mensaje de fe, de optimismo y de capricho, del capricho de salir adelante cueste lo que cueste. 

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