Las iglesias locales se miran al espejo tras los 505 años de la Reforma Protestante
Tres comunidades cristianas en Ecuador analizan los retos en una sociedad más variada. La emergencia sanitaria les impuso también nuevos desafíos
La historia recoge que hace 505 años, un 31 de octubre, se gestó la memorable Reforma Protestante. Desde entonces, la Iglesia católica dejó de ser la única voz oficial del cristianismo. A partir de ese momento las nuevas iglesias sumaron seguidores hasta llegar a representar el 22% del cristianismo en el planeta. En Ecuador, una buena parte de sus habitantes se identifican con alguna de estas religiones.
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Leer másPrecisamente, una de estas es Unión Misionera, la primera iglesia evangélica con presencia en el país -data de 1896-, realizó hace poco una actividad conmemorativa por los cinco siglos del movimiento protestante. “Ha sido importante para la humanidad lo que generó Martín Lutero con la publicación de sus 95 tesis, que provoca una discusión teológica no solo entre los sacerdotes, sino también en el pueblo y nos dejó como beneficio que la Biblia se tradujera al idioma de cada pueblo y de cada país”, asegura David Aguirre, pastor de esta iglesia en Guayaquil y presidente del Consejo Ecuatoriano de Ancianos, que representa casi al 80 % de las organizaciones evangélicas a nivel nacional.
Durante la pandemia las personas se adaptaron a la modalidad en línea. Ahora necesitamos que vuelvan al calor del contacto humano. La Iglesia evangélica se caracteriza por eso, vive su fe en comunidad. Es una fe muy viva.
Este líder cristiano reconoce que tras cinco siglos el movimiento protestante enfrenta nuevos retos. En el caso de la Iglesia evangélica recomponerse tras los rezagos que generó la pandemia de la COVID-19. “Muchas de nuestras iglesias (comunidades) perdieron fieles o se enfriaron. El encierro incidió en el aspecto psicológico y marcó distancia en un evangelio que históricamente es vivo y dinámico”.
Los Testigos de Jehová, con presencia en el país desde 1959, y con 215.000 miembros actualmente, no se consideran protestantes, según la aclaración que hace a EXPRESO Juan Paz, portavoz de los Testigos de Jehová (Región Sur). Sin embargo, reconocen la importancia de Lutero al “poner en las manos de la gente común la Biblia en su propio idioma. Por primera vez la gente tuvo ante sí toda la Palabra de Dios para leerla y así nutrirse espiritualmente”.
Nos guiamos por los valores de Dios. Estos valores, que se enseñan en la Biblia, contribuyen a que nos sintamos bien. También nos motivan a respetar a los demás y a ser honrados y bondadosos. Nos ayudan a ser personas sanas y miembros útiles de la sociedad, y promueven la unidad familiar y la buena conducta. Estamos convencidos de que “Dios no es parcial”. Por eso, somos una familia internacional, sin barreras raciales ni políticas.
Algo similar opina Elder Enrique Mayorga, Setenta del Área Sudamérica Noroeste y uno de líderes mundiales de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, quien destaca que gracias a Lutero, “a sus esfuerzos y sacrificios hoy en el mundo hay más tolerancia y respeto por la creencia de los demás”.
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Leer másEn cuanto a la posibilidad de requerir adaptarse a los nuevos tiempos que vive la humanidad, el vocero de los Testigos de Jehová considera que “los principios de la Biblia son eternos y no necesitan actualizarse o reformarse, más bien aplicarse”. “Estamos convencidos de que Dios no es parcial. Por eso, somos una familia internacional, sin barreras raciales ni políticas”, enfatiza Paz.
El hombre por más sabio o preparado que sea, no puede cambiar la palabra o voluntad de Dios, para adecuarlos a los requerimientos de cada sociedad, más bien los mandamientos si pueden adaptarse a cada sociedad en diversas épocas y circunstancias, guiadas desde luego por el respeto, la tolerancia y la responsabilidad social.
Mayorga, por su parte, alega que “se puede tener diversa religión, intereses y pensamientos, ello no impide a nadie llegar a conocer mejor a Dios, bajo los mismos preceptos de hace 5 siglos, contenidos en las escrituras antiguas como modernas”.
El líder de una comunidad religiosa que, según estadísticas oficiales, está conformada por 258.314 miembros en todo el país, agrega que no se “puede cambiar la palabra o voluntad de Dios para adecuarlos a los requerimientos de cada sociedad, más bien los mandamientos sí pueden adaptarse a cada sociedad en diversas épocas y circunstancias, guiadas desde luego por el respeto, la tolerancia y la responsabilidad social”.
Histórico
- Hasta 1999 habían 560 iglesias, misiones y organizaciones protestantes, de acuerdo con la información del Ministerio de Gobierno. Solo entre 2019 y 2020, según la Secretaría de Derechos Humanos, se inscribieron 9.819 grupos religiosos.