Ivy Seminario
Las tiendas de ropa fueron su mejor escuela no solo para la parte administrativa sino para entender a la clientela.Fotos: Gerardo Menoscal

Ivy Seminario: “Guayaquil es excelente para el negocio de la moda”

Empezó con una franquicia argentina, y la experiencia le sirvió para emprender su propia marca Amorami. 

“A los 18 años conseguí mi primera franquicia”, relata Ivy Seminario. Contra todo pronóstico, hizo de la moda el negocio de su vida. .

En la actualidad, ya son casi veinte años dedicados a este rubro y eso la ha hecho ser mas soñadora con lo quiere.

Empezó con la marca de ropa argentina Kosiuko, y luego le apostó a la uruguaya Lu by Lolita, y a finales del 2023 se decidió a lanzar su propia línea femenina y hecha en Ecuador: Amorami.

Tras haber superado las vicisitudes propias de emprender, esta guayaquileña dialoga con EXPRESIONES sobre cómo haberse dedicado un rubro algo ajeno a su carrera (negocios internacionales) no fue impedimento para crecer.

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Ser joven lo usó a su favor

“Siempre hay un camino por donde empezar, la cosa es encontrarlo”, dice Ivy cuando recuerda cómo empezó a emprender.

Era el 2002 cuando decidió apostarle a la franquicia de Kosiuko, una marca de ropa argentina para jóvenes.

“Empecé con una socia, ambas teníamos 18 años. Nos fuimos a Argentina, sacamos cita con la marca y por más que había empresarios interesados nos terminaron dando la franquicia a nosotras porque sentían que representábamos su target” cuenta.

Estaba recién iniciando los primeros años en la carrera Negocios Internacionales en la UEES, sin embargo confiesa que la tienda fue su mejor escuela. “Recuerdo que nos habíamos enfocado tanto en la tienda que cuando hicimos nuestra primera venta, nos entregaron una tarjeta de crédito y con mi socia nos quedamos mirando porque no sabíamos cómo cobrar. Por suerte una vendedora salió al rescate”, recuerda entre risas.

La marca duró once años en Ecuador, pero a la par Ivy fue por su segunda franquicia.

En el 2006 cuando ya estaba por graduarse y consiguió traer la marca uruguaya Lu by Lolita. “Lo que aprendía día a día trabajando era invaluable. Desde el tema de aduana, cuánta mercadería traer, todo el proceso de costeos, cuándo aplicar los descuentos, los cierres de cajas. Y sobre todo entender la clientela tanto de la sierra y la costa”, enumera.

Y los sacrificios sirvieron para que los negocios crezcan. “En las épocas fuertes como el 24 de diciembre yo pasaba atrás de caja y llegaba a mi reunión familiar con las justas y con la ropa de trabajo”.

Hoy en día ya tiene un equipo de mujeres que la han acompañado en el tiempo. “Aquí está el resultado de una niña de 18 años que un día dijo me quiero poner un negocio y nunca pensó en un no se puede sino que se lanzó”

El orgullo de lo hecho en Ecuador 

Tener la motivación y el empuje para cumplir sus sueños hizo que emprendiera en Amorami. Aquello empezó en el 2023 pero no iba a priori, sirvió toda la experiencia que ganó con las franquicias.

Y en menos de un año ha logrado algo que no esperaba tan rápido: reconocimiento.

"Me encanta Guayaquil y para emprendimientos de moda el mercado es excelente. Las mujeres somos más vanidosas, nos encanta arreglarnos, somos muy femeninas".

Tomando en cuenta los distintos tipos de cuerpo, su cadena de producción incluye prendas para ocasiones casuales y formales. “Cuando tienes una tienda no tienes que pensar en cómo te vestirías tú, sino lo que pide el público y a eso ponerle la esencia de la marca”, refiere.

Es así que sus días no solo giran en torno a la franquicia internacional (Lu by Lolita) sino también a la propia, donde busca mucha inspiración. “Antes me consideraba un persona más de números pero creo que los años en la moda me hacen disfrutar el proceso creativo”, concluye.

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