jefe tóxico
Un jefe tóxico puede generar niveles altos de estrés, ansiedad y agotamiento emocional en los empleados.CANVA

Del jefe tóxico al jefe mentor: cómo ha evolucionado el liderazgo en el trabajo

Se estima que los jefes tóxicos cuestan a las empresas miles de millones de dólares al año en pérdida de productividad

En las últimas décadas, el liderazgo en las empresas ha atravesado una transformación significativa. Lo que antes se toleraba como una gestión autoritaria y rígida hoy se cuestiona, abriendo paso a líderes que asumen un rol más cercano al de mentores.

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Esta evolución responde a las nuevas expectativas de los colaboradores, que valoran ambientes laborales inclusivos, saludables y orientados al crecimiento personal.

La figura del “jefe tóxico” —autoritario, controlador y poco empático— se ha convertido en un modelo que las empresas intentan erradicar. Un entorno laboral negativo no solo afecta la productividad, sino que provoca rotación de personal, bajas por estrés y desmotivación generalizada. Según datos recientes de consultoras de recursos humanos, los empleados priorizan cada vez más la salud mental y el equilibrio entre la vida personal y profesional, lo que presiona a las empresas a adoptar nuevas formas de liderazgo.

La transición del liderazgo tradicional hacia un modelo basado en mentoría no es solo una tendencia deseable: es una necesidad urgente. Así lo revela el informe State of the Global Workplace 2023, que destaca que el bienestar y la productividad global de los empleados han retrocedido tras años de crecimiento sostenido.

María Jazmín Ramírez, Coordinadora de Desarrollo Organizacional en Ecuaquímica, resalta esta evolución del liderazgo hacia un enfoque más humano y colaborativo. Ella comenta que "hoy se espera que los líderes no solo sean decisores estratégicos, sino también facilitadores que promuevan un buen nivel de experiencia al empleado y prioricen el bienestar emocional de sus equipos".

A pesar de que el 23% de los trabajadores a nivel mundial se mantienen comprometidos, la mayoría sigue lidiando con problemas de salud mental y bajos niveles de satisfacción en sus entornos laborales, lo que afecta tanto su desempeño como su calidad de vida.

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Un jefe tóxico crea conflictos entre los miembros del equipo y promueve la competencia desleal.CANVA

Latinoamérica vive los efectos de liderazgos tóxicos

Latinoamérica no es ajena a los desafíos que señala el reporte de Gallup. Con el liderazgo jugando un papel crucial, los datos muestran que la región necesita redoblar esfuerzos para combatir los efectos del liderazgo tóxico y potenciar modelos de gestión más humanos. 

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A nivel global, un 62% de los empleados no están comprometidos y un 15% se encuentra activamente desvinculado, lo que refleja que una gran parte de la fuerza laboral trabaja de forma mecánica o sin propósito. En Latinoamérica, donde las condiciones laborales ya eran desafiantes, la adopción de un liderazgo enfocado en el bienestar se vuelve aún más relevante.

En entornos donde prevalece el liderazgo tóxico, los colaboradores tienden a experimentar niveles más altos de estrés y desconexión emocional, lo que afecta tanto su vida laboral como personal. La correlación entre el compromiso y la calidad de vida es clara: los empleados desvinculados tienen más probabilidades de experimentar emociones negativas y menos optimismo sobre su futuro.

La mentoría como respuesta al malestar

Las empresas que adoptan un enfoque más empático y orientado a la mentoría han demostrado mejoras notables en su desempeño. El informe de Gallup revela que los equipos altamente comprometidos reportan un 78% menos de ausentismo y un 23% más de rentabilidad, lo que demuestra que el bienestar de los empleados está estrechamente ligado al éxito organizacional.

Esta tendencia también coincide con un aumento del 68% en el bienestar general, reforzando la idea de que los líderes deben priorizar el crecimiento personal y profesional de sus equipos.

Ramírez enfatiza la importancia de habilidades como "la escucha activa y el feedback constructivo". Destaca que las sesiones 1:1 son herramientas clave para "fomentar la comunicación abierta y el desarrollo profesional y personal", creando un espacio seguro para el diálogo y la colaboración.

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¿Hacia dónde se dirige el liderazgo?

La evolución del liderazgo es un proceso continuo que sigue adaptándose a los cambios culturales y tecnológicos. El reto para los líderes del futuro será encontrar un equilibrio entre la productividad y el bienestar, el control y la autonomía. La pandemia de COVID-19 también demostró la importancia de la flexibilidad y la empatía, cualidades que seguirán siendo claves en la gestión del talento.

Este nuevo enfoque "potencia la fidelización del talento", según Ramírez, resultando en un ambiente laboral positivo y un aumento en el desempeño. Ramírez añade que "la adaptabilidad y la capacidad de gestionar el cambio se han vuelto esenciales" para guiar a los equipos a través de la incertidumbre provocada por la pandemia y la digitalización

El cambio hacia un liderazgo más humano también ha sido impulsado por la llegada de las generaciones millennials y centennials al mercado laboral. Estas generaciones exigen jefes que promuevan la diversidad, la colaboración y el sentido de propósito en el trabajo. Según un estudio de Deloitte, el 75% de los millennials considera que tener un mentor en su trabajo es fundamental para su desarrollo y permanencia en una empresa. 

Las generaciones más jóvenes, como los mileniales y centeniales, demandan "autenticidad, transparencia y encontrar un propósito en el trabajo", lo que impulsa a los líderes a adoptar estilos más inclusivos. Según Ramírez, es crucial que los líderes "consideren la diversidad generacional" y promuevan un ambiente inclusivo que valore las contribuciones de cada miembro del equipo.

El reporte Human Capital Trends de Deloitte, señala que los comportamientos tóxicos como el acoso, la discriminación y la falta de ética pueden tener graves consecuencias para la reputación y el éxito de una organización.

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