Jenny Chica de Quirola: “Mujeres y hombres pueden trabajar en altos cargos”
Ha ganado visibilidad en el sector de la agricultura, acuicultura y ganadería, con el interés de abrir camino a las que vienen detrás de ella.
Jenny Chica (59) sabe por experiencia propia lo que es crecer en el campo. Viene de una familia agricultora y predominada por mujeres.
“Nos tocaba pasar el río en una canoa para ir a la finca de mi papá. Todas las mañanas ordeñábamos y tomábamos leche sacada de la vaca. Asimismo, desde niña me gustaba subirme a los caballos, a las palas mecánicas, a los tractores”, recuerda de su infancia en la provincia de El Oro.
Tiempo después de finalizar la secundaria se casó con Estuardo Quirola Lojas, un hombre enamorado de la agricultura y ganadería. Ambos empezaron a trabajar juntos en la hacienda; ella se dedicaba a la parte administrativa y él al campo.
En el camino, Jenny se fue preparando. Así empezó a crecer junto con su esposo, al punto de que se volvieron fuertes referentes en la producción de banano, cacao, caña de azúcar; así como también en el área acuícola y ganadera, logrando exportar a diferentes mercados, entre esos, Europa y EE.UU.
Por su expertise, actualmente es presidenta de la Asociación Brahman del Ecuador, vicepresidenta de la Asociación de Ganaderos del Litoral y Galápagos, y está de candidata a presidenta de esa misma asociación. “Por primera vez, en 77 años de esa organización, una mujer se candidatiza para ese puesto”, precisa.
Entre la maternidad y la hacienda
Su primera hija llegó tras seis años de matrimonio. “Recuerdo que trabajé hasta el día que iba a dar a luz a Jenny. Subía en bote, iba a las camaroneras, hacía de todo. Luego pensé en retirarme pero Estuardo me alentó a que no lo hiciera. Así que llevaba a mi hija a la oficina, tenía el corral junto a mi escritorio. Luego de dos años vino mi hija Liss y fue exactamente igual. Ellas crecieron en el campo viendo cómo funcionaba el negocio”, comenta.
Desde entonces, Jenny lleva trabajando cerca de cuarenta años. Todos los días logrando ese equilibrio entre la vocación y la familia, donde se requiere de energías sobre todo al llegar a casa después de largas horas en el campo.
“La familia es lo que mejor he sembrado con mi esposo. Eso es lo número uno. Y ahora estamos haciendo una buena cosecha”, acota.
Con él guarda muchos recuerdos. “En el año 94, decidimos hacer un mejoramiento genético y traer animales desde Texas. Estuvimos allá casi once meses donde recorrimos muchos ranchos buscando el mejor ganado. Y trajimos un avión con 90 animales, entre esos brahman gris, rojo, luego hicimos importaciones de otros países más, hasta que las leyes cambiaron”, expresa.
Confiesa que los últimos años han sido más intensos. En el 2014, su esposo falleció, y ella junto a sus hijas se hicieron cargo de la empresa.
“Creo que mi esposo estaría muy feliz. Siempre dicen que el éxito del hombre es el resultado de lo que hace su esposa. Los últimos días de vida, me decía: ‘Jenny yo me voy a ir feliz porque tú seguirás trabajando’. Hoy le estoy haciendo honor a su nombre”, dice emocionada.
“El campo es para todos”
En su trabajo, el hecho de ser mujer aporta algunas diferencias, y se debe a su sensibilidad. “A mí me importa saber cómo está la gente con la que trabajo, conocer sus problemas y acompañarlos. Me gusta que mi equipo se sienta como una familia. Y cuando abro una unidad de negocio siempre estoy pensando en integrar mujeres de zonas rurales para que tengan libertad económica. En su mayoría son madres solteras o divorciadas”, refiere Jenny.
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Leer másEsa esencia también resalta al trabajar. “Es un gremio mayoritariamente de hombres. Hace poco revisé estadísticas y noté que en el sector agrícola, acuícola y ganadero hay menos del 2% de mujeres ocupando gerencias o presidencias. Por eso mi interés es impulsarlas y empoderarlas; tanto la mujer como el hombre pueden trabajar en altos cargos. Es cuestión de ponerse las botas y el sombrero, y pisar fuerte. El campo es para todos”, puntualiza.
Ya sea en época de lluvia o sequía ha estado trabajando los 365 días del año, y en la pandemia aún más.
Además, Jenny está entregada al voluntariado. Trabaja en el departamento de Capacitación de Acorvol, (Asociación Coordinadora del Voluntariado del Guayas) y es presidenta de la Federación Ecuatoriana de Trabajo Voluntario. Asimismo está pendiente de la Fundación Quirola en donde se ayuda especialmente a adolescente y jóvenes.
Ese ímpetu por servir y su vocación en el campo demuestra que cuando se arma equipos de trabajo entre hombres y mujeres se genera un plus. Los tiempos de Jenny lo han demostrado.
Personal
- Nació en Machala. Es mamá de dos mujeres y abuela de tres nietos.
- Es máster en Administración de Empresas. Asimismo, licenciada en Ciencias de la Educación. Y se está preparando para ser Coach en Comunicación.
- Reconocimientos. La prefecta del Guayas, Susana González, le entregó una distinción al Mérito en el área de Ganadería y Agricultura. Asimismo, la Gobernación del Guayas también la premió por su trabajo en el campo. Y la alcaldía de El Triunfo le dio otro al mérito agrícola y ganadero.