Jerry Navas, el ecuatoriano que voló alto
Inició trepándose a los árboles y terminó siendo parte del Circo del Sol, el más famoso del mundo.
Las carpas han sido su hogar. Saltar en la cama y treparse a los árboles de mangos en su natal Santa Rosa (provincia de El Oro) fueron su diversión, y a la vez parte del entrenamiento en la niñez de Jerry Navas, el trapecista ecuatoriano que ‘voló’ alto y desde hace 14 años es parte del staff del Cirque du Soleil (Circo del Sol), el más famoso del mundo.
“Cada vez que veía a mi papá o a un familiar haciendo una pirueta, yo iba directo a la cama a tratar de imitarlo. Me lastimaba, pero cuando eres niño no ves el peligro. Saltaba muros, me colgaba con los pies en las ramas de los árboles, hasta que estas se rompían”, rememora el hombre, de 49 años, quien se inició en el mundo circense a los ocho.
Este arte lo lleva en la sangre. Su padre, de quien adquirió su nombre, era el ‘todólogo’ del circo: payaso, malabarista, alambrista (equilibrista) y trapecista. Su madre también era diestra para caminar sobre un alambre templado a unos 6 metros de altura, sin red.
“Le decía a mi papi que quería ser payaso, pero no era mi fuerte y a los 8 años, un tío (fallecido) me enseñó a hacer maromas en la onda (columpio de soga a 2 metros de altura). A los 10, le dije a mi padre que era fácil el trapecio; él me desafió a que me trepara a la plataforma. Subí y vi que era muy alto, quise bajar, pero Elio, mi hermano mayor (13 años en ese entonces), no me dejó. Lloré, me quedé allí unos 15 minutos, mi ñaño se impacientó y me empujó, estaba como a 8 metros. Después de eso me tenían que decir que baje”, recuerda sonriendo.
Al igual que su progenitor, él también le hizo a todo: fue payaso, realizó trampolines, estuvo en la cama elástica, caminó en el péndulo de la muerte, tuvo show ecuestre y el alambre, pero lo que más le apasionó fue el trapecio.
Recorriendo el mundo...
A los 15 se fue a Colombia, donde su madre, quien tenía 13 años separada de su padre. Jerry fue al circo mexicano de los Fuentes Gasca. “Para salir al exterior tienes que hacer el tradicional triple salto mortal, dar tres vueltas en el aire, y el receptor del otro lado te tiene que agarrar”.
En la década de los 90 pasó por el circo de Kiko, luego fue al The Royal London Circus, en Kuala Lumpur, Malasia. Después pasó al Italia de Colombia y también estuvo en el Universoul Circus de EE. UU. “Allí hacíamos una pirámide de siete personas (4 abajo, 2 en medio y 1 en la cúspide) y teníamos que caminar sobre el alambre”, detalla.
Asimismo, fue el artista principal del Circo Hermanos Valentino de Venezuela (2004-2007). Hasta que llegó su gran oportunidad, el Circo del Sol.
La caída de su héroe
Jerry no olvida el 26 de noviembre de 1996. Ese día, su hermano Elio tuvo un accidente en Malasia. Calcularon mal las distancias del trapecio a la red. “Fue por la inexperiencia. Él cayó y quedó cuadrapléjico. Fue con público en vivo”, rememora con tristeza.
El mejor trampolín
Los hermanos estaban en el Circo de los Hermanos Vásquez (México) y hacían el acto del trapecio. Un descubridor de talentos del Soleil los vio y le gustaron, pero necesitaban un reemplazo por si alguien se lesionaba. “Mis ñaños me contactaron y me dijeron de la propuesta en Tokio. No quería ir por los terremotos, estaba cómodo en Venezuela. Pasaron seis meses y volvieron a llamar. Mi esposa y suegra me aconsejaron no desperdiciar la oportunidad. Dije que si me aceptaban con mi familia iría. El circo respondió que okey”.
En la capital de Japón, Jerry y su familia sobrevivieron al terremoto y posterior tsunami del 11 de marzo de 2011. “La tierra se levantaba, explotó una fábrica, los trenes se pararon, fue como una película. Después nos llevaron a Las Vegas (EE. UU.). Llegar al Soleil es como graduarse en la NASA. Tengo 14 años trabajando para ellos”.
Sus lesiones
Jerry también ha tenido varias lesiones. Las que más recuerda son la fractura de sus dos muñecas, a los 12 años. “Fue en Playas (General Villamil), me atendieron en el Hospital del Niño de Guayaquil. Después mi padre me llevó a un sobador en Milagro, pues mis manos se estaban torciendo”.
A los 17 realizaba el acto de la rueda de la muerte en Colombia, en el que la persona camina en una rueda de metal, y mientras practicaba su cuerpo se salió de la esfera y terminó rodando por la estructura. En 2015, en pleno show, un compañero lo volteó mal en el aire y cayó; todo el peso lo recibió su pierna izquierda, que resultó lesionada con una rotura muscular. Estuvo tres meses con muletas.
Y a ese historial hay que agregar sus tres cirugías de hombros: dos en el derecho y una en el izquierdo.
Su familia
Está casado con la colombiana Mónica Mitrovitch, quien es la cuarta generación circense en su familia. Ella era equilibrista, realizaba acrobacias sobre las perchas (palo). De esta unión de tres décadas procrearon a Deive Elías (29 años) y Jerry Josué (20). “Ellos se sentían felices de que su padre hiciera este tipo de actos y cada vez que iban al circo se alegraban de ver cómo la gente me aplaudía”, expresa Navas, quien agrega que, aunque a sus vástagos les agrada el ámbito circense, él prefirió que estudien. Ambos terminaron el colegio y están viendo su ingreso a la universidad.
Personal
- Edad: 49 años.
- Otros países que conoce: Nueve (Malasia, Tailandia, Corea del Sur, Japón, Perú, Colombia, Venezuela, Canadá y Estados Unidos).