Leonardo Valencia, los universos ocultos tras la narrativa mundial
El reconocido autor guayaquileño, radicado en Quito, habla sobre el pasado, la escritura y el auge del ensayo en el país.
“Quería romper el mito del escritor inspirado”, reflexiona Leonardo Valencia con ‘Ensayos en caída libre’, su obra más reciente, entre las manos. “La escritura es un proceso en el que hay que hacer una inversión creativa. No existe la revelación, el don poético, la musa que llega un día. Eso lo dejo para los místicos”, agrega risueño.
El reconocido autor guayaquileño, radicado en Quito, recibe a SEMANA en su oficina de la Universidad Andina Simón Bolívar, desde donde coordina la maestría de Literatura y además amplía su producción relacionada a la crítica y el análisis de los universos literarios que se ocultan detrás de relatos y novelas.
Te puede interesar: Paúl Ocaña y su visión sobre el futuro de los abogados del Ecuador
Hace cinco años volvió al país, tras veinticinco viviendo en Barcelona. Regresó porque quería que sus hijos conocieran su origen, y porque se había hartado del nacionalismo catalán, que se había recrudecido en Barcelona. La existencia nomádica no le era extraña, pues su infancia fluctuó entre Guayaquil y Quito, y porque en el Puerto Principal, donde culminó la carrera de literatura, no tenía raíces familiares.
“Mi padre era cuencano y mi madre era italiana. En Guayaquil siempre me sentí medianamente extranjero”, recuerda. La única constante en aquella época fue la literatura, a la que supo que quería dedicarse desde el colegio. Sin embargo, en el camino hubo tropiezos, entre ellos la negativa paterna a que se dedicara a las letras.
Patricia Terán, un corazón dividido entre la comunicación y la política
Leer másFrente a ello, Valencia empezó a trabajar en publicidad, labor que lo llevó a Lima, donde escribió su primera novela, ‘El desterrado’.
“En Lima me discipliné como escritor, viví solo y conocí a una generación muy interesante de jóvenes escritores que tenían una visión muy exigente de la literatura”, comenta.
A España se llevó ese manuscrito, que logró publicar eventualmente, y se dedicó a culminar su doctorado y adentrarse en la docencia. Ahí también surgieron otras novelas, como ‘El libro flotante’ y ‘Kazbek’, así como su primer libro de ensayos, ‘El síndrome de Falcón’.
“Para mí es como una necesidad escribir ensayo. Es un género que quiero mucho y es también un ejercicio de generosidad en el cual uno está invitando a un lector a acercarse a un libro que no conoce”, dice.
Bajo esa premisa surge ‘Ensayos en caída libre’, obra recientemente publicada con el sello Planeta, en la que recopila textos elaborados para conferencias internacionales, reflexiones autocríticas sobre su proceso creativo, textos sobre sus lecturas y una especie de ‘diario de la perplejidad’ elaborado durante el confinamiento.
“El ensayo es un juego. Tienes una imagen o un objeto, y no buscas escribir para documentarlo o dar información sobre aquello. El ensayo implica la visión de lo que a ti te provoca ese objeto. Cuando piensas así, se abren un montón de posibilidades. El ensayista y el novelista juegan a través de lo que las imágenes nos pueden transmitir”, sostiene.
En el libro, Valencia también recoge dos ensayos elaborados en relación al proceso de escritura de ‘La escalera de Bramante’, destacada novela que le tomó ocho años de trabajo y que se reeditará en enero de 2024 en España.
Íñigo Pirfano: la mano que dirige a la Sinfónica de Guayaquil
Leer más“Vivo mucho la escritura en mis libros. Es una experiencia vital. Como aprendo cosas mientras escribo, me da miedo que se pierdan o se me olviden. Me pasó con mi primera novela y, claro, pasan los años y te olvidas de cómo fue el proceso. Por eso escribo estos ensayos, para releerlos y recordar qué aprendí, lo que me faltó, porque en ese proceso de escritura está parte de mi vida”.
El autor también asegura que en los últimos dos años ha ido creciendo la cantidad de ensayos que se publican y leen en el país. “El ensayo no llega a tener los niveles de producción que tiene la narrativa, pero cuenta con lectores muy intensos y muy entregados. Fui recientemente a una librería por el Colegio Benalcázar, y el librero me dijo que era su best seller en ensayo. Es lo que comentó. Quienes buscan ensayos no son un grupo masivo, pero son grandes lectores”.
- Cara a cara
¿Qué lo enamoró del ensayo?
Cuando lees un libro que te ha gustado, es casi instintivo querer compartir lo que has leído. El ensayo matiza ciertas resonancias de la novela. Es decir, parecería que las novelas surgen solas, pero en realidad están dialogando con toda una tradición que tiene siglos. Me interesa la reflexión de lo que hay detrás.
¿No es una forma de ‘spoilear’ una novela?
Para nada. No se trata de hacer un ‘spoiler’ o revelar una trama, sino de acercar a ese lector a ese acto de contar.
Lee también: Fabián Luzuriaga, el hombre detrás de la Cámara Ecuatoriana del Libro
Uno de los textos más curiosos del libro es el diario en pandemia, es una ruptura con los demás. ¿Qué sucedió?
Pía Salazar la mejor chef pastelera del mundo
Leer másNadie esperaba la pandemia y a mí me descolocó. No podía ni escribir ni leer, y justo como no podía leer nada sostenido, empecé a revisar autores fragmentarios que me gustan mucho y a escribir mis propios fragmentos.
¿Está trabajando en algo nuevo?
Sí. Próximamente saldrán dos reediciones en España de mis novelas ‘Kazbek’ y ‘La escalera de Bramante’. También terminé un libro largo de no ficción y recién empecé una nueva novela.
¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!