DALMACIO NEGRO
Dalmacio Negro Pavón fue un politólogo, filósofo y catedrático español de Ciencia Política y de Historia de las Ideas.Cortesía

La Ley de Hierro de la Oligarquía: El destino inexorable del poder

En su última obra, Dalmacio Negro Pavón realizó un análisis erudito y sin concesiones de la estructura intrínseca del poder

Desde los albores de la civilización, el poder político ha sido objeto de una dinámica inmutable: su concentración en manos de unos pocos. Este principio, magistralmente formulado inicialmente por Robert Michels bajo el nombre de la Ley de Hierro de la Oligarquía, ha sido objeto de reinterpretaciones a lo largo del tiempo, destacándose entre ellas la elaborada por Dalmacio Negro Pavón en su obra homónima (El Autor y Ediciones Encuentro S.A. 2015/2024). A través de un análisis erudito y sin concesiones, Negro expone la estructura intrínseca del poder, demostrando que, bajo cualquier régimen, sea de derecha o izquierda, la tendencia oligárquica -gobierno de pocos- es una constante insoslayable.

La premisa fundamental de la Ley de Hierro de la Oligarquía radica en que toda organización, independientemente de su naturaleza originaria, desarrolla inevitablemente una élite o grupúsculo dirigente conformada por pocos, miembros o adherentes del gobernante de turno. Esta élite, lejos de diluirse en un ejercicio horizontal del poder, tiende a querer perpetuarse y a reproducirse mediante mecanismos de exclusión, control y dominio sutil sobre el cuerpo social. Ni las revoluciones ni los sistemas democráticos han logrado quebrantar este principio, pues aun en los regímenes que se presentan como igualitarios, el liderazgo se convierte en una estructura jerárquica, necesitada de administración y, por ende, de burocratización.

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En su formulación clásica, Michels sostenía que “quien dice organización, dice oligarquía”, aludiendo al hecho de que la eficiencia organizativa requiere delegación de funciones, lo que inevitablemente conduce a la especialización del mando y, con ello, a la cristalización de una clase dirigente. En su libro, Negro expande este análisis y lo inserta dentro de una visión metahistórica, identificando en la evolución política de Occidente la persistencia de esta regularidad, incluso en el contexto de la modernidad democrática. No se trata de una simple tésis, sino de una situación con evidencia empírica.

Uno de los puntos más reveladores de la obra de Dalmacio Negro es su crítica a la concepción ingenua de la democracia como un sistema que, por sí mismo, neutralizaría las tendencias oligárquicas. Para el autor, lejos de erradicar la concentración del poder, las democracias modernas han institucionalizado nuevas formas de oligarquización, mediante partidos políticos que funcionan como corporaciones cerradas, círculos cercanos que controlan los resortes del Estado y estructuras de poder transnacionales que diluyen la soberanía popular en una red de decisiones tecnocráticas.

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El politólogo español falleció el 23 de diciembre de 2024.Cortesía

Negro señala que la legitimidad democrática no erradica el problema oligárquico, sino que lo disimula tras mecanismos de representación que, en última instancia, aseguran la continuidad del grupo dominante. La alternancia de partidos, en lugar de ser una manifestación de pluralismo efectivo, opera como un simulacro de cambio que oculta la permanencia de una élite gestora del poder.

Si la ley de hierro de la oligarquía es verdaderamente inexorable, ¿queda algún margen para la acción política? Esta es una de las cuestiones más espinosas que surgen del análisis de Dalmacio Negro. A diferencia de ciertas interpretaciones fatalistas, el autor no aboga por una resignación pasiva ante la realidad del gobierno de pocos, sino por un realismo político que, al asumir la inevitabilidad de las élites de turno, busque formas de contrapesarlas.

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La historia sugiere que los intentos de disolver las oligarquías existentes solo conducen a la emergencia de nuevas élites, a menudo más rígidas y centralizadoras. De ahí que la verdadera cuestión política no sea la erradicación de los privilegiados del círculo del poder, sino el establecimiento de mecanismos que impidan su petrificación y su divorcio absoluto de la sociedad. En este sentido, la regeneración política pasa por la exigencia de transparencia, la descentralización del poder y la creación de instituciones que limiten el dominio absoluto de las burocracias dirigentes.

Dalmacio Negro nos ofrece una reflexión descarnada sobre el destino del poder y la ineludible deriva oligárquica de cualquier sistema político. Su análisis no es una mera exposición académica, sino un desafío a la visión convencional de la democracia y sus promesas igualitarias. La Ley de Hierro de la Oligarquía no es un axioma de pesimismo político, sino una advertencia sobre la naturaleza inmutable del poder y la necesidad de comprender sus dinámicas para evitar sus manifestaciones más degeneradas.

En última instancia, si el gobierno de pocos es una constante en la historia, la verdadera lucha política radica en impedir su degradación en tiranía. Entender esto no significa ceder ante el escepticismo, sino asumir la política como un terreno de vigilancia permanente, donde la única garantía de libertad reside en la conciencia lúcida de sus peligros inherentes.

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