Un libro que reúne 73 años de Solca, una institución ícono en la salud del país
Una historia que destaca gestión, evolución y modernización en el control de neoplasias
El legado de un personaje que, en la actualidad, constituye una realidad tangible en beneficios de los sectores vulnerables del país. Pero antes de llegar a esa lucha anticancerosa, es justo y necesario remontarse a las primeras décadas del siglo XX; Guayaquil se encuentra superando las secuelas del Incendio Grande, una de las graves tragedias de la historia, debido al fuego que consumió el perímetro central -norte, reduciendo a cenizas la parte más importante de la Urbe.
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Leer másLa población, que entonces se acercaba a los 90.000 habitantes, lejos de caer en el derrotismo se impuso la titánica tarea de la reconstrucción y en relativamente corto tiempo se levantó una nueva ciudad.
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Se creía que algo peor no podría opaca a la ‘Gran ciudad’; sin embargo por su ubicación al río y rodeada por un brazo de mar que se ramificaba en innumerables esteros y lodosos manglares, este favorecía la proliferación de enfermedades y epidemias como la fiebre amarilla.
En 1902 hubo otro gran incendio llamado del Carmen y en 1907 se incendió otra alerta por la aparición de un gran número de ratas muertas, lo que en 1908 devino en el estallido de la temida peste bubónica. Entre tantas amenazas y héroes que dieron su vida por mejorar la salud de una ciudad que contaba con pocos centros, aparece la apuesta del Dr. Juan Tanca Marengo.
Un hombre con bagaje de experiencia en el sector público y privado que vio en Guayaquil, cuidad que desde tiempos coloniales padecía por la desatención a la salud, una oportunidad para armar listas de fundadores en quienes se apoyaría para emprender el proyecto que demandaría espíritu de servicio, sensibilidad social, sentido humanitario y generosidad personal.
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Es así que el 29 de noviembre de 1951 a las 21:45, bajo la presidencia del Dr. Juan Tanca Marengo, se instala la sesión de la comisión organizadora con asistencia de varios profesionales. En consenso de toda la membresía queda resuelto el nombre Sociedad de Lucha contra el Cáncer y la sigla SOLCA.
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Leer másDe acuerdo al plan trazado por Tanca, era vital realizar actividades preliminares para campañas, educación e incremento de fondo. Luego llegaba la segunda etapa que será la de los diagnóstico y tratamientos de enfermedad. Así también, se instauró el diseño que representa la lucha de San Jorge con el dragón. En ese momento empezó la difusión y aporte de empresas privadas.
También, se hizo presente la fuerza de acción del voluntariado, su dinámica y entusiasta entrega, hizo que partiendo de nada en poco tiempo la existencia de SOLCA empezara a convertirse en una realidad para adentrarse en la mente y corazón de los guayaquileños y de todos los ecuatorianos.
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La apertura del primer dispensario era la materialización de una etapa que habría demandado ingentes esfuerzos. Como colaboración al Primer curso de cancerología, en 1953 el Congreso había dispuesto una asignación de 500.000 sucres.
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