Lucinda Edwards: “Las mujeres no deben ser enemigas entre sí”
Es miembro de la fundación Príncipe Carlos y novia de Eduardo Maruri. Visitó Ecuador, contó su historia y deseo de ayudar en países como el nuestro.
Frontal y con los pies bien puestos sobre la tierra, es como se podría describir a breves rasgos a la londinense Lucinda Edwards. Nos recibe en la habitación del hotel donde se hospedó tras su visita a Ecuador, mientras acompañaba a su pareja, el empresario Eduardo Maruri.
Conversar con ella fue recordar el camino que le tocó recorrer para cumplir su sueño de abrir el camino a más mujeres. A sus 44 años, su historia laboral es un ejemplo para cualquiera que busque eliminar la brecha de género.
Hombro a hombro con los hombres
Como buena inglesa, Lucinda es de carácter fuerte. Y es algo que le permitió escalar a nivel laboral.
“Cuando era estudiante de colegio nos hacían escoger las carreras, pero en ese tiempo las que estaban disponibles para mujeres eran muy pocas y estereotipadas, y en ellas el posible ingreso económico era muy poco. Entonces eso hizo que me preocupe y sentirme molesta, porque era muy buena estudiante”, recuerda.En el camino tuvo la suerte de conocer a una mujer muy poderosa en Londres que la fue introduciendo en el mundo empresarial. “Tenía apenas 17 años y ahí me di cuenta de la importancia de tener una mentora que inspire para hacer mi carrera”, relata sobre sus años de universidad.
Fue así que luego arrancó en el puesto de finanzas de un banco en Londres, donde laboraban alrededor de cuatrocientos hombres ante un porcentaje mínimo de mujeres. “Nunca me sentí menos. Fui como una más del grupo y logramos esa camaradería. Pero por ser mujer tenía que hacer un trabajo mejor que ellos. Debía esforzarme el doble para evitar que hablen cualquier cosa”.
La ventaja es que fue subiendo rápido los escalones de su carrera. “Las mujeres tenemos esa facilidad de hacer varias cosas a la vez”, agrega. Es así que luego la contrató el Banco Holandés, donde el cargo de Lucinda era abrir fondos de financiamiento. Esto la llevó a vivir en varias ciudades del mundo, como Hong Kong, Singapur, Nueva York, Los Ángeles, San Francisco y Chicago. Así vivió cinco años viajando entre estas ciudades cosmopolitas.
“En esa época me di cuenta de que no muchas mujeres aplicaban a cargos altos. Las postulaciones que recibía de Recursos Humanos eran el mismo estereotipo de hombres. Entonces fui a universidades a dar charlas para contar mi experiencia a las chicas y hacerlas cuestionarse”.
De esta manera empezó a voltear la página de su vida en la banca para abrir una consultora, en donde entre otras cosas empujaba a las grandes marcas a apoyar a mujeres y con eso eliminar la brecha de género.
Su conexión con la realeza
Actualmente sus días transcurren entre las actividades como miembro de Prince’s Trust, una organización benéfica del Reino Unido fundada por Carlos, príncipe de Gales. Es ahí donde incursiona en la ayuda a mujeres vulnerables, para encaminar sus vidas a través del empleo, educación y formación como emprendedoras.
“Tengo una amiga en común con el príncipe Carlos, que me sugirió entrar al directorio por toda mi labor en pro de las mujeres. Ahí conocí situaciones diferentes, chicas en estado de depresión, que habían sido abusadas, o con problemas mentales muy fuertes, como tendencias suicidas”.
Ya han pasado tres años desde entonces, sin embargo dice que el trabajo duro empezó en la pandemia. “El 80 por ciento de las personas que despidieron en las empresas londinenses fueron mujeres. Y ahí hemos estado ayudándolas para darles créditos y una preparación integral”.
Al ver realidades similares durante su visita a Ecuador, considera que es posible desarrollar actividades como las que ha efectuado en Londres en conjunto con la empresa privada.
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Leer más“A futuro mi propósito es dar una cobertura más global. Ayudar afuera de UK (United Kingdom, es decir Reino Unido), por ejemplo a países como este y del resto de Latinoamérica, que son los que más necesitan”.
Comenta además que se debe seguir luchando por la igualdad, pero sin mediatizarla, ni llegar a extremos. Por eso, considera necesario que se inculque que tiene que haber un cambio. “El reto es que las mujeres no sean enemigas entre ellas, deben apoyarse entre sí y educar a los hombres en cómo ayudarlas”, concluye.
Su gran amor
“Es una relación saludable, hemos estado juntos desde enero de este año. Cada uno tiene sus divorcios, pero ambos tenemos la misma misión de vida. Ya conoció a mis hijos Eduardo y Corina. Nos apoyamos mucho en los proyectos, hemos podido viajar por el mundo haciendo lo que nos gusta. Si ella desea venir más veces a Ecuador para ayudar, lo haré. Somos un equipo”, dice Eduardo Maruri, su novio.