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¿Qué tanto retrasaría la satisfacción de esas golosinas que tanto le gusta?Freepik

Lecciones de autocontrol a través del divertido experimento de los malvaviscos

Aguantar por un tiempo la recompensa puede tener implicaciones y lecciones a futuro, un experimento nos indica cómo

El experimento de los marshmallows (malvaviscos) es uno de los estudios más conocidos en el campo de la psicología del desarrollo y la conducta, dirigido por el psicólogo Walter Mischel en la Universidad de Stanford durante la década de 1960. Este experimento fue diseñado para explorar la capacidad de los niños para retrasar la gratificación, un aspecto clave del autocontrol, y sus implicaciones a largo plazo en la vida de las personas.

Diseño del experimento

El experimento se realizó con niños de cuatro a seis años. Se les llevó a una habitación donde se les ofrecía un malvavisco o un premio similar, como una galleta o un pretzel, dependiendo de sus preferencias. A los niños se les daba una opción simple: podían comerse el malvavisco inmediatamente, o esperar unos 15 minutos sin comerlo y recibir un segundo malvavisco como recompensa si lograban resistirse. El investigador salía de la sala, dejando al niño solo con el dulce, mientras era grabado en secreto para observar su comportamiento.

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El propósito era ver si los niños podían resistir la tentación de comer el malvavisco para obtener una recompensa mayor. Algunos niños lograban esperar, mientras que otros se lo comían rápidamente. Según Mischel y sus colegas, este acto de esperar o no estaba relacionado con la capacidad de autocontrol de cada niño.

Implicaciones a largo plazo

El experimento de los marshmallows no quedó solo en la infancia. Décadas después, Mischel y su equipo hicieron un seguimiento de los participantes para ver cómo este rasgo de autocontrol en la infancia podría haber influido en sus vidas adultas. Los resultados fueron reveladores: aquellos niños que habían logrado retrasar la gratificación tendían a tener mejores resultados en diversas áreas de su vida, incluidas las académicas, sociales y laborales.

Un estudio de seguimiento realizado por Mischel encontró que "los niños que demostraron una mayor capacidad de autocontrol en el experimento original obtenían mejores puntajes en los exámenes estandarizados y tenían menos probabilidades de tener problemas de comportamiento en la adolescencia". Además, otros estudios correlacionaron la capacidad de autocontrol infantil con una menor tasa de problemas de salud mental, menos abuso de sustancias y una mejor estabilidad económica en la edad adulta.

Críticas y reconsideraciones

Si bien el experimento original tuvo una gran influencia, también ha sido objeto de críticas y reevaluaciones. Una de las críticas más comunes es que el experimento podría no tener en cuenta factores externos como el entorno socioeconómico o las experiencias previas de los niños. En un estudio de 2018 publicado en Psychological Science, se replicó el experimento con una muestra más diversa y se encontró que "las diferencias socioeconómicas jugaban un papel crucial en la capacidad de los niños para esperar", sugiriendo que los niños de entornos más desfavorecidos podían haber aprendido a no confiar en la promesa de futuras recompensas debido a las incertidumbres en sus vidas.

Además, algunos críticos argumentan que el autocontrol no es el único factor que determina el éxito a largo plazo, y que otras habilidades como la inteligencia emocional, el apoyo familiar y las oportunidades educativas también juegan un papel importante.

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A pesar de las críticas, el experimento de los marshmallows sigue siendo una referencia importante en el estudio del desarrollo infantil y el autocontrol. Aunque no predice de manera definitiva el futuro de un individuo, sí aporta conocimientos valiosos sobre cómo la capacidad de retrasar la gratificación puede influir en la vida adulta. Como señala Mischel en su libro The Marshmallow Test: Mastering Self-Control, "el autocontrol puede ser una habilidad que se puede desarrollar, y no una característica fija", lo que sugiere que las personas pueden aprender y mejorar esta capacidad a lo largo de sus vidas.

El experimento de los marshmallows ha sido una piedra angular en la investigación psicológica sobre el autocontrol y sus efectos a largo plazo. Aunque ha sido revisado y criticado por su simplicidad y sus limitaciones, sigue siendo una importante fuente de información sobre cómo las primeras experiencias pueden influir en el futuro. Su mayor contribución es haber destacado la importancia del autocontrol como un factor crucial en el éxito personal, aunque ahora se reconoce que este es solo uno de los muchos factores que moldean nuestras vidas.

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