¡Mamá, papá, estoy aburrido!
Los pequeños demandan de tiempo con sus padres para jugar su propio juego, ese cuya historia se va creando y desarrollando a medida que la cuentan
Entretener a los niños puede ser una labor difícil y costosa y algunos padres caen en la trampa de comprar a sus hijos cuanto juguete o aparato electrónico les sea solicitado, todo con el afán de combatir su aburrimiento. El resultado es que esos niños permanecen siempre insatisfechos, con ganas de algo, sin saber qué es.
En la mayoría de los casos, aquello que tanto reclaman, aun sin darse cuenta, es simplemente tiempo con los padres. , ese que tiene un giro inesperado y una dosis de disparate.
En la obra ‘El principito’, el hombre de negocios decía: - ¡He trabajado tanto! ¡Yo soy un hombre serio y no me entretengo en tonterías! Tal como sucede con tantos padres y madres, quienes probablemente no lo expresen en dichos términos, pero sí mediante sus acciones renuentes a la diversión. El juego, sin embargo, es un asunto serio.
El juego permite a los padres identificar temores, moldear comportamientos, ayudarlos a desarrollar empatía, solucionar problemas, buscar alternativas y aprender a trabajar en equipo. Sobre todo, ayuda a fortalecer y estrechar los vínculos afectivos.
Eventualmente puede ingresar un nuevo juguete a la casa con motivo de alguna ocasión especial como un cumpleaños, Navidades o por reconocimiento a un gran esfuerzo. Los padres deben brindar a los hijos la oportunidad de saber qué se siente esperar con ilusión por algo, así el niño aprende a atesorar el momento y el objeto adquiere un valor especial. El regalo más preciado y exclusivo que puede tener un niño es disfrutar de tiempo con sus padres… grandes hazañas de superhéroes y superheroínas pueden ser maravillosos recuerdos construidos en apenas quince minutos de un día cualquiera. ¡Empiece ya!