Mama Sara, una obra infantil para repensar la muerte
Noventa artistas participan en la obra teatral, que se presentará desde el 16 de noviembre en el Teatro México
La pequeña Sami está muy triste pues acaba de enterrar a su abuela, mama Sara. Ella sabe que no la volverá a ver y eso le aqueja. Sin embargo, luego del entierro la familia regresa a casa y la niña duerme. Ahí inicia una aventura que la llevará a replantearse la pérdida y la muerte.
Esta es la historia que narra Mama Sara, obra teatral que estrenará su segunda temporada en el Teatro México a mediados de noviembre.
La obra, escrita y dirigida por Silvia Brito, cuenta con la participación de los niños y jóvenes del Coro Infantil y Juvenil de la Fundación Teatro Nacional Sucre. La música original, compuesta por Giovanny Mera y Luis Garrido, será interpretada por la Orquesta de Instrumentos Andinos.
La pieza se estrenó el año pasado en el Teatro México, ubicado en el emblemático barrio de Chimbacalle y fue un éxito total, como explica Tatiana Carrillo, coordinadora del Centro Cultural Mama Cuchara.
“Fue un fenómeno de boca a boca, y todas las funciones estuvieron llenas”, recuerda. Justo por esa aceptación del público, se decidió retomar la puesta en escena. “Siempre pasa que las obras de estreno, una vez presentadas, desaparecen y quedan atrás. No quisimos que eso sucediera con Mama Sara, y decidimos volver a presentarla, esta vez justo en el marco del Día de Difuntos, como un espacio para reflexionar sobre la muerte y las otras maneras que hay de verla”, señala.
Las nuevas funciones de la puesta en escena se llevarán a cabo el 16, 17 y 23 de noviembre en el Teatro México.
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De lo sonoro a lo narrativo
La puesta en escena surgió como una colaboración entre los distintos ensambles de la Fundación Teatro Nacional Sucre (FTNS), en el que participaron los coros juvenil e infantil y la Orquesta de Instrumentos Andinos. La música vino antes que la historia, y en ella primaban los sonidos de la cosmovisión andina.
Con esa sonoridad presente, se sumó la actriz y dramaturga Silvia Brito, quien fue convirtiendo la musicalidad en una historia que exaltara esa mirada. Ahí, desde la música, surgió la idea de hablar de la muerte.
“Para nosotros como mestizos, la muerte es triste. Pero en la cosmovisión andina, la muerte es un eterno retorno, el retorno a la tierra, a la semilla, entonces quería abordar esa metáfora para hablar de ese ciclo”, reflexiona.
La muerte, agrega la creadora, suele ser un tema tabú alrededor de los niños, por ello plantear el concepto desde la poética de la semilla era una manera de discutir el tema con los públicos infantiles pero sin ahondar en el dolor de la pérdida.
El acto de celebrar la vida
“La muerte es triste, pero no tiene porqué ser la única evocación que se le relacione”, señala Brito.
Para ello, en la narración, a Sami mientras sueña se le aparecen un travieso curiquingue y las enseñanzas de sus abuelas mama Cocha, mama Huaira, mama Nina y Pachamama, con los cuáles emprende un mágico viaje donde descubre que su abuela, mama Sara, siempre estará con ella.
“En la obra esa tristeza termina convirtiéndose en los sonidos del campo, la fiesta, la siembra y la cosecha”, agrega la directora.
Sara significa maíz en quechua, y como una semilla, su abuela ha regresado a la tierra para renacer, dar frutos y continuar su ciclo eterno. Mama Sara nunca se irá. “Sara soy, Sara fui, siendo estoy”, se dice en la historia. La pieza incorpora la expresión corporal, las melodías y las voces de los jóvenes y niños cantantes en una apuesta inmersiva.
Los sonidos del renacimiento
“El reto de esta puesta en escena fue incorporar los distintos elementos, que son parte esencial de la obra. Sin embargo, tenemos elencos muy profesionales, dedicados a su trabajo, entonces fue fluyendo poco a poco y la puesta en escena fue una construcción colaborativa”, indica la creadora.
Para esta segunda temporada, no obstante, se llevaron a cabo ciertos cambios, sobre todo en el elenco de jóvenes artistas, como lo explica Tatiana Carrillo.
“La historia, la música y el trabajo escénico se han mantenido iguales, pero frente a la salida de algunos de los participantes, hemos debido cambiar y adaptarnos a nuevos cambios en el elenco. Al momento la directora está trabajando en los ensayos con los chicos, pero estamos seguros de la que obra estará impecable para su estreno”, comenta.
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Esta agrega que la recuperación de la obra es también un trabajo que hace para exponer a niños y jóvenes a propuestas musicales y teatrales con las que se puedan relacionar y desarrollar su amor por las artes. “Este es un espectáculo de calidad, diseñado para públicos jóvenes. Las propuestas culturales no pueden dejar de lado a las infancias”, indica.
Celebrar lo intercutural
La presentación de Mama Sara se enmarca dentro de la agenda de festejos por los 138 años del Teatro Nacional Sucre. La oferta escénica, que empezó en septiembre, ofrece propuestas extranjeras y nacionales, celebrando la confluencia de lo iberoamericano con lo ancestral.
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