Manuel Aviles
Su profesión le ha permitido fotografiar hasta el momento en 70 países. Foto: cortesía

Manuel Avilés: “Mientras más difícil es el viaje, mejor salen las fotos”

Tras renunciar al sector agrícola emprendió en la fotografía de países, su meta es fotografiar todos los países del mundo. 

La risa de una niña de Bameno en Yasuni. Un grupo de mujeres caminando por la avenida de los Baobabs en Madagascar. O la conversación de unos pastores musulmanes en los Himalayas pakistaníes.

Hay más: nativos de la comunidad Waorani disfrutando por primera vez del mar.

Y, el clásico de clásicos, sin duda, su fotaza: la indígena que pastoreaba sus ovejas, quien le regaló una sonrisa y quedó plasmada para la portada de National Geographic.

Detrás de cada una de esas fotos estuvo, está y estará Manuel Avilés. Fotógrafo de profesión con cerca de 20 años de carrera.

Con una mochila cargada de diferentes lentes fotográficos ha recorrido 70 países, retratando sin distinción de géneros o religión.

Sus fotos cargadas de mucha expresión han ilustrado portadas o bien editoriales de destinos en diferentes revistas.

En una parada en su natal Guayaquil, dialogó con EXPRESIONES sobre cómo ha sido emprender en esta profesión luego de renunciar al rubro agrícola donde estuvo cerca de cinco años trabajando con exportadoras de banano.

Teresa

Teresa Farah Luque: “El chaleco rojo es mi segunda piel”

Leer más

“Tengo el know-how”

Al ojear las fotos de Manuel, hay un diferenciador muy marcado. No solo tiene que ver con la colorización, sino la esencia que logra retratar.

“Eso es parte del know-how. Cuando terminé el colegio tuve la suerte de irme de misiones con los sacerdotes salesianos. El primer año fue en Manta y el segundo, en Yaupi una comunidad Shuar en Morona Santiago. Salía a todas las actividades con ellos… Llegué a aprender a rezar y cantar el Himno Nacional en su idioma. Y la particularidad es que yo llevaba conmigo una cámara con más de cuatro rollos y ahí comenzó ese gusto por retratar y adentrarme en selvas y campos”, recuerda.

Fue un ahí que convergieron su amor por la naturaleza, la aventura, el servicio y la fotografía. Pero hasta entonces era solo un hobby. Diez años después lo retomó tras renunciar a un trabajo relacionado a lo agrícola.

Esta vez ya no iba a priori. Compró un ticket de avión rumbo a Buenos Aires, Argentina donde estudió fotografía, y con cámara profesional empezó a recorrer el mundo y trabajar como fotógrafo.

De ingeniero agropecuario a fotógrafo 

Bajo el brazo también tiene el título de Tecnólogo Agrícola e Ingeniero Agropecuario. Trabajó bajo dependencia por cinco años en una fábrica que comercializaba plásticos para exportadoras de banano.

“Mi último cheque fue de 85 millones de sucres y tenía menos de 25 años de edad … Yo lo disfrutaba viajando. En los meses de vacaciones de la U o el trabajo me iba a Asia, África”, menciona.

Cuando las comisiones empezaron a bajar decidió salir de la empresa. “Con todos los contactos y conocimientos que tenía, hubiese podido emprender como intermediario. Pero en ese momento yo quería conocer el mundo y ya estaba próximo a cumplir 30 años. Así que tenía que elegir rápido y me decidí por ser fotógrafo”.

Empezó en el rubro de los paisajes y así se le fueron abriendo puertas en diarios y revistas. Ha colaborado para editoriales de National Geographic, Tiempos del Mundo (Miami) Avianca, Latam, entre otros.

Para lograr los reportajes tiene cientos de anécdotas. Desde navegar el río Nilo por tres días, escalar el Cotopaxi hasta la experiencia con los Waorani con quienes ha convivido. “Mientras más difícil es el viaje, mejor salen las fotos”. 

Desde el emprendimiento 

¿Si pone sobre la balanza, emprender en fotografía de paisajes resultó mejor que trabajar en el sector agrícola ?

Hay varias aristas y todo lo logrado ha sido por la garra que le he puesto. Lo que gano no me significa gran dinero. Lo hago porque me apasiona.

¿Pero entonces cómo se vive de esto?

Tuve que abrir el abanico … Fotografié bodas, bautizos, eventos… Y ese era el rubro que me mantenía. Hasta que después fui trabajando para agencias de publicidad y fotografiaba para marcas de agua, cervezas, tecnología. Luego llegué a la docencia, el Ministerio de Turismo de gobiernos anteriores, entre otros.

¿Cómo ha ayudado la virtualidad?

Ayudó a destacar mi marca personal. He recibido comentarios de gente que al ver la foto de un retrato han sabido que era mía, como la mujer indígena que salió en la edición de marzo del 2023 en National Geographic.

¿Qué hay detrás de esa foto ?

Fue hace 15 años mientras perseguía al hielero del Chimborazo. Allí me topé con esta señora quien estaba sentadita cuidando sus alpacas. Lo hermoso es que pude encontrarla y llevarle la revista. Se llama Manuela. Ahora acostumbro a visitarla con amigos y hacer parrillada. Somos panas. Ya me invita a comer cuy.

¿Qué recomendación puede dar al momento de retratar?

Cuando voy a fotografiar lo último que hago es tomar fotos. Primero me adentro (no me gusta ser invasivo) así es como logro que la esencia salga a flote.

¿Cree que la IA logre reemplazar esta profesión?

Si ahorita que aún estamos en pañales , la IA logra sacar fotazas. No me imagino en cinco años más. Toca reinventarse y no estar esperando la llamada de un cliente para recién ahí tomar fotos. En mi caso ya he tenido experiencia lanzando aplicaciones para iPad y se ha usado en UNICEF.

De lo que le apasiona ¿hoy cuál es la meta?

El próximo año salgo de viaje … Quiero ser el primer ecuatoriano que conoce todos los países del mundo y los fotografía. Ya voy 70, me faltan 126.

¿Quieres leer más contenido de calidad y sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!