Marcelo Beltrán, el hombre de la ópera
El reconocido compositor estrena ‘Tríptico quiteño’ en el Teatro Sucre, una ópera que exalta las leyendas e historia de la urbe.
Durante tres décadas, Marcelo Beltrán pensó en componer una ópera que condensara los mitos, leyendas e historias de la capital.
“Soy amante de la ópera universal, pero siempre me cuestioné que las piezas que se montaban en el país, las historias que son parte de ese repertorio, son ajenas a nuestra cultura, y me pregunté si quizás esa es una de las razones por las que la ópera resulta tan ajena a nuestro medio. Quería algo que reflejara nuestra cultura, tanto en los musical como en el idioma”, reflexiona.
Con el paso de los años, el afamado compositor capitalino fue musicalizando algunas de esas narrativas emblemáticas, hasta culminar con ‘Tríptico quiteño’, ópera cumbre de su trayectoria que se estrenó esta semana en el Teatro Sucre y que ofrecerá su última función este miércoles 9 de agosto.
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Leer másLa Orquesta y la banda Sinfónica Metropolitana, los cantantes de la Escuela Lírica, el Coro Mixto Ciudad de Quito, y el Coro Juvenil dan vida a ‘El Gallito de la Catedral’, ‘San Antonio de Cabeza’ y ‘Cantuña’, en esta puesta en escena que combina las tradicionales voces líricas de la ópera con elementos sonoros propios de la música ecuatoriana.
“Durante treinta años le di vueltas a la idea, a los elementos que creía que debían tener estas historias, y finalmente en 2016, empecé a elaborar los primeros bocetos”, comenta.
No obstante, como compositor musical, afirma que el reto más grande del proceso fue elaborar la dramaturgia, que dista de las leyendas tradicionales para ofrecer una perspectiva futurista y poco convencional de ellas.
“En el país tenemos magníficos dramaturgos, pero no tenemos libretistas de ópera, por lo que decidí asumir el reto. Estaba convencido de que la música me sugeriría el texto, y el texto la música conforme avanzara. Y aunque así fue, no resultó sencillo. Tuve que leer libretos de óperas y aprender sobre ese proceso de escritura. Es la parte que más tiempo me tomó, pero creo que logré conciliar el lenguaje escénico con el lenguaje musical”, dice.
Pese a ello, Beltrán no se involucró en la puesta en escena de la ópera, sino que dejó que Jorge Oviedo, el director musical, y María Elena Mexia, la directora escénica, encontraran su propia voz en el camino.
“Mis problemas se terminaron cuando entregué la partitura”, comenta risueño. “Tengo un principio fundamental con la música que escribo y es que una vez impresa ya no es mía, es del intérprete. Cada intérprete debe hacerla suya”, señala.
- Un encuentro casual
Una guitarra vieja cambió el rumbo de la vida del artista. A los 9 años la halló en casa y su hermano mayor le enseñó los acordes. Desde ese momento, Beltrán se obsesionó con la música, pasando a manos del maestro chileno Hernán Morales, y luego a las aulas del Conservatorio Nacional. Ahí fue alumno, docente, y director del área de guitarra.
Dictó teoría musical en varias universidades del país, dirigió el Ensamble de Guitarras de Quito, y compuso numerosas piezas.
Asegura que además de ser su obra más completa, espera que ‘Tríptico quiteño’ sea el inicio de un cambio en la creación musical del país.
“Me gustaría que esta fuera la primera de muchas óperas nuevas en el Ecuador, y que las escriban algunos de los talentosísimos compositores jóvenes que en este momento están haciendo cosas impresionantes. Espero motivarlos a incursionar en este género”, indica.
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Beltrán afirma que, tras presentar la obra en el Teatro Sucre, le gustaría que esta ópera recorriera el país, principalmente Guayaquil, Loja y Cuenca, pero también los parques y plazas del Distrito Metropolitano. “Hace algunos años, la Fundación Teatro Nacional Sucre tenía un programa llamado ‘Ópera al parque’. Me encantaría que se retomara y que ‘Tríptico quiteño’ fuera parte de él”, comentó.
- Cara a cara
¿Cuál es su favorita de todas las piezas que ha compuesto?
Es una pregunta difícil. Sin embargo, creo que la primera que escribí, ‘Una suite para guitarra’, tiene un lugar especial porque me recuerda a la pureza, a la espontaneidad de esas primeras composiciones, y ‘Réquiem’, que escribí para un hermano que falleció.
¿Cuál es su ópera favorita?
Sin duda ‘La boheme’. La música de Puccini es indescriptible. Es una obra bien lograda musical y actoralmente. Inicia como una comedia y termina como una tragedia. Es espectacular.
¿Cuál es su placer culposo musical?
Nino Bravo. Y no es tan culposo, porque es un artista brillante de la música popular.
¿Le gustaría que ‘Tríptico quiteño’ llegue a los teatros internacionales?
Me encantaría. Siento que esta es mi obra culminante, y sería maravilloso que algo tan nuestro se lo pudiera montar fuera del Ecuador.
- Personal
- Se especializó en guitarra en Conservatorio Nacional de Música de Quito.
- Fue jefe de la cátedra de Guitarra en el Conservatorio Nacional de Música.
- Dirigió el Ensamble de Guitarras de Quito, compositor para la Fundación Teatro Nacional Sucre