María Dolores Sevilla, sin parar
La artista y campeona sudamericana de natación fulgura en diferentes espacios, con mucho más que las medallas que acumula.
Literalmente construyó su propia casa junto a su esposo, el escultor y tabacalero Fabricio Lalama, con quien comparte una particular filosofía de vida que los distingue del resto. Está basada en una conciencia ambiental que guía un destino fiel a sus principios. Los logros de María Dolores podría decirse también son de él, su más ferviente y leal compañero de ruta.
“La obra escultórica de Fabricio era una de mis favoritas, porque hacía ensamblajes hermosos con madera y semillas. Poco después de conocerlo, lo contraté para que sea el actor principal de un cortometraje que produje. Luego, a través de grafitis, con misivas tácitas, empezó un amor idílico que acabó en un río cerca del Puyo donde hicimos nuestros votos matrimoniales ¡hace 20 años! Así empezó un amor idílico. Los dos tenemos una conciencia social, de la naturaleza y del uso de recursos muy marcada. Fabricio es un arquitecto que ha innovado en el tema de reciclaje, pues todo lo que ha construido ha sido con materiales reciclados. En nuestra casa calentamos el agua con el sol y la reutilizamos en el jardín. Y yo me muevo mucho en bicicleta para evitar el uso de combustible… Es una vida un poco limitada en comparación a la de otros, pero es potente porque hacemos lo que pensamos correcto. Ha sido una aventura sin cesar y muy creativa”.
Arte y deporte de la mano
Para María Dolores, el arte y el deporte han estado emparejados a lo largo de su vida. Ambos la definen en todo lo que ha emprendido con determinada pasión y la constante necesidad de superar desafíos intelectuales y físicos que la han coronado en diferentes escenarios.
Con honores se graduó de Artes Plásticas en la Universidad Central del Ecuador y, desde su primer año de estudios, fue invitada a dar cátedra en el Instituto de Diseño. La práctica se extendió a lo largo de su carrera y le ha traído grandes satisfacciones.
Dictó cátedra en la Universidad Católica y en la San Francisco, también en fundaciones internacionales y locales para personas en riesgo de caer en la delincuencia. Tras ganar una beca Fullbright en New School, Nueva York -donde cursó una maestría en medios y comunicación-, es miembro docente del colegio Alemán de Quito hace más de 15 años: “Dar clases de arte es difícil porque se debe controlar mucho la disciplina y también motivar a los estudiantes, pero me encanta”.
Competir, un asunto familiar
Punto aparte es su recorrido por el deporte, que nació gracias al ejemplo de su abuelo paterno -el doctor Juan Sevilla Salgado, quien instauró el Cruce a San Pablo hace 50 años- y de sus padres, deportistas también.
De hecho, María Dolores creció nadando, cicleando y recorriendo las montañas. Ganó la Vuelta Ciclista Máster en el 2004 ¡con la vieja bicicleta de hierro de su padre! Además, ha corrido el Iron Man con sus hermanos Juan y Bernardo -quien merece entrevista aparte al lograr siete ultramaratones en siete días (700 km) en Chaski Trasandes Challenge Saludsa Vitality-.
“La mayor influencia han sido mis padres. Mi madre ganó la carrera Últimas Noticias en su categoría cuando yo tenía unos 10 años, en una época en la que, prácticamente, nadie hacía deporte en la calle. Hasta hoy hace ejercicio a diario. De él aprendí a navegar en un velero, caminar en las montañas, nadar y montar en bicicleta. Con mis hermanos hemos participado en la posta del Iron Man de Manta y en otras competencias. Es hermoso competir en familia”.
Nadar lo más rápido que pueda
Con la pandemia, todas las piscinas fueron cerradas y la deportista debió pausar su participación en el Sudamericano/Panamericano en Medellín que fue cancelado. Entonces empezó a hacer yoga por sugerencia de su entrenadora, Mónica Sánchez, mientras continuaba su preparación física y corría bicicleta de ruta.
Al abrirse las piscinas nuevamente, participó en el Cruce de San Pablo y en el Campeonato Nacional Máster en Guayaquil, donde consiguió seis medallas de oro y rompió un récord nacional en su categoría. Con los resultados a la vista, su entrenador, Hans Palacios -campeón ecuatoriano en estilo mariposa con una extensa experiencia en competencias internacionales-, le motivó a participar en el Sudamericano en Río de Janeiro. El apoyo fue masivo y empacó maletas con la meta de nadar lo más rápido que podía. “Logré medalla de bronce en 200 metros combinados y medallas a los mejores tiempos en todas las otras pruebas”.
Motivada, sus próximos desafíos para este año son el Mundial Máster de Natación en Japón, en mayo; el Panamericano Máster en Medellín, en julio;- y el campeonato Nacional Máster, en mayo y octubre.
Día a día
¡No para! Se bate entre la docencia, la nataciSón, la preparación física, las clases de yoga que dicta en las tardes y su familia, que la apoya en sus emprendimientos. Su esposo y los hijos de ambos, Pedro (16) y Andrés (12), la han acompañado a todas sus carreras y aventuras. Sin embargo, no ha sido fácil acoplarse al intenso ritmo de vida de María Dolores.
“La bicicleta demanda mucho tiempo y esfuerzo y teníamos que esperarla para hacer las actividades en familia. Ahora ese ritmo es más fácil porque la natación le permite estar más presente en casa”, dice Fabricio. Juntos y sin soltarse las manos, seguirán celebrando las conquistas que esta increíble mujer seguro cumplirá.
Cara a cara
- ¿Qué esfuerzos y sacrificios implican ganar en sus competencias?
Creo que hay que organizarse muy bien y, sobre todo, dedicarle tiempo. No solo es entrenar sino descansar y manejar el estrés.
- ¿Cómo se cuida día a día para estar en buen estado físico y mental?
Confío mucho en la naturaleza. Tengo un estudio de Tandayoga donde doy clases, eso ayuda en mi concentración y baja los niveles de cortisol y estrés. Además hago meditación todas las mañanas y me pongo una intención por día.
- ¿Cómo es su alimentación?
¡Como todo! Me encanta el chocolate amargo, así que no me salto ningún postre que lo tenga. Aprendo mucho de la alimentación de otras deportistas también.
- ¿Qué se necesita para ser un gran deportista?
Disciplina. Me gusta tener rutinas y, siendo artista, me aferro a ellas para no caer en el caos. Una vez que encuentro mi manera de hacer las cosas, es difícil que las cambie.