María Gracia Pascual
Esta consultora de Comunicación y Marketing Político, comparte cómo su experiencia y sensibilidad han marcado su carrera.Fotos: Miguel Canales

María Gracia Pascual: "La calle ha sido mi gran maestra"

Desde Azuay comparte cómo ser su propia jefa la ha impulsado a liderar exitosas campañas internacionales.

La suave brisa del Azuay entra por las puertas de un espacio que podría estar en las páginas de un editorial. Allí, María Gracia Pascual, consultora de Comunicación y Marketing Político, nos invita a pasar con esa naturalidad que tienen quienes saben que comunicar no es solo hablar, sino conectar. “Quiero que se sientan como en casa”, dice mientras nos ofrece un café recién hecho.

Desde pequeña, la vida de María Gracia fue una lección de adaptabilidad. Hija de un jugador de fútbol argentino, su infancia transcurrió entre maletas y nuevos paisajes: Colombia, Perú, Argentina, México y Ecuador. “Mudarnos era nuestra normalidad: dos años aquí, tres allá, un mes en la costa y otro en la sierra. Pero eso me enseñó a ver los cambios como aliados, no como enemigos”, relata mientras juega con una pulsera de plata que parece haber recorrido el mismo camino que ella. Esa capacidad de absorber culturas y perspectivas es ahora una de sus herramientas más valiosas en el mundo corporativo y político.

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Una mente brillante entre bastidores

Con más de 17 años de experiencia, ha dejado su huella en industrias ecuatorianas que van desde la tecnología hasta la alimentación, pasando por la construcción y el comercio. Pero es también en la política donde su enfoque estratégico y pasión han brillado con intensidad. En 2019, lideró con éxito la campaña de Anselmo Lozano, quien se convirtió en gobernador regional de Lambayeque, y antes, había asegurado la victoria de Marco Gasco en la alcaldía Chiclayo. “Trabajar en política es una mezcla de arte y ciencia. No hay horarios, no hay pausas, pero hay un objetivo claro: ser extraordinarios”, dice, y uno no puede evitar imaginarla como la mente maestra detrás de cada decisión clave.

El equilibrio entre lo técnico y lo emocional es su sello personal. Cada campaña, cada proyecto, lleva su impronta: una visión que no solo busca conectar con las masas, sino hacerlo desde un lugar de autenticidad. “Cuando amas lo que haces, no hay tarea que no te transforme. Cada proyecto te exige y, al mismo tiempo, te enriquece”, asegura.

El motor detrás del ímpetu

La conversación se torna más íntima cuando menciona a su madre. “Mi mamá es fonaudióloga y trabaja con niños especiales. Desde pequeña, crecí rodeada de ellos, ya que su consultorio estaba dentro de nuestra casa. Recuerdo que entraba allí y me sentaba en una esquina, fascinada por verla cómo lograba conectar con ellos, con paciencia y ternura. Sin saberlo, esas experiencias sembraron en mí la sensibilidad para entender las necesidades de las personas”.

Aunque en la vida adulta, su trabajo es un constante ir y venir, dice que hay algo que siempre permanece: su fe. “Mi secreto es sencillo: haz de Dios tu socio en todo, desde lo más pequeño hasta lo más grande. Es una frase que llevo en el corazón y que me ha dado paz incluso en los momentos de mayor crisis”.

No solo redefine el éxito; lo llena de alma y entiende que, al final del día, lo más importante es dejar una huella que trascienda.

María Gracia Pascual
Dentro de su trayectoria ha sido la mente maestra de campañas políticas exitosas en Perú.Fotos: Miguel Canales

Cara a cara

Su carrera incluye desde comunicación empresarial hasta marketing político. ¿Cómo dio ese salto hacia la política?

Siempre he trabajado con pueblos y comunidades, lo cual me permitió conectar con las personas y sus necesidades. Todo comenzó un poco antes del 2018 trabajando en concesiones viales y de la mano de la prefectura del Guayas. Ahí descubrí cómo la sociabilización y la comunicación podían abrirme camino hacia la política.

Ha trabajado en entornos dominados por hombres. ¿Cómo ha enfrentado esos desafíos?

La lealtad a mí misma y el respeto hacia mi trabajo han sido fundamentales. Al demostrar compromiso y capacidad, he podido ganar mi lugar.

¿Qué cree que ha sido clave para marcar su diferenciador?

Yo estudio todo el tiempo. Pero siempre digo que, más que títulos, yo tengo “calle”. Lo que te da la calle no te lo da la universidad. Y cuando te hablo de “calle”, no me refiero a lo que normalmente la gente piensa, sino a los proyectos y el trabajo real. Porque ahí es donde realmente te formas, en el día a día, en la experiencia.

Este 2025 entramos a un año electoral, ¿cómo ve el impacto de las redes sociales en las campañas actuales?

Hoy en día, las campañas son 70% redes sociales y 30% comunicación tradicional. Las redes generan un impacto inmediato, pero también es clave tener un equilibrio entre asesores extranjeros y locales para captar las verdaderas necesidades del territorio. Para eso tiene que estar de la mano la investigación.

En su experiencia, ¿cuál es el mayor reto en marketing político?

La contracampaña es la parte más desafiante. Es fría, dura y requiere un análisis profundo. Es un trabajo en el que el tiempo y las acciones puntuales pueden ser aliados clave.

Habla mucho sobre la importancia de la conexión con las personas, ¿cómo desarrolló esa sensibilidad?

Creo que es algo que realmente solo puedes aprender con el paso del tiempo y cuando comienzas a ponerle el corazón a lo que haces. No se trata solo de lograr un objetivo, sino de poder conectar profundamente con todo tipo de gente, de diferentes contextos.

En cuanto a imagen corporativa, ¿cuáles son las banderas rojas que indican que toca hacer cambios?

Cuando no son desprendidos al momento de cambiar el modelo. Hay empresas que ya han construido un nombre y ya tienen muchísimos años en el mercado, pero hay que entender un antes y un después del auge de las redes sociales. Entonces estas empresas tienen que emigrar a la tecnología, con el slogan, el logo, y una nueva forma de comunicación. Cómo se comunicaba antes no es como se comunica hoy. 

¿Cuál es su secreto para ser su propia jefa?

Encontré un secreto que llamo mi clave del éxito: hacer de Dios mi socio. Una tía me dijo una vez: "Hazlo socio desde lo más pequeño hasta lo más grande". Y así lo vivo. Creo que si una puerta se abre es porque debía abrirse, y si algo termina, es porque llegó su momento. No me aferro a nada, confío en que cada situación tiene un propósito.

¿Cómo ve el panorama para el futuro de la comunicación y el marketing, especialmente en tiempos de crisis?

Creo que la crisis puede ser una oportunidad para cambiar y evolucionar. No solo como personas, sino también como sociedad. Lo más importante es no tener miedo. Yo siempre digo que parte del éxito radica en superar esos miedos.

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