Mariana Burgos: sembrando los pulmones de la ciudad
El nombre de esta diseñadora de moda suena también por su otra faceta: activista de la protección del bosque cerro Paraíso, por el que se la premió.
Estar rodeada del bosque, el horizonte, y el canto de más de 120 aves son las cosas que a Mariana Burgos le permiten no perder el rumbo del lugar que ocupa en el planeta.
Para esta diseñadora de moda, y activista por el medio ambiente una de sus principales ocupaciones desde hace más de seis años es pensar estrategias para resguardar y conservar las áreas del bosque protector cerro Paraíso.
Su última acción es la reforestación de 100 árboles junto con el apoyo de instituciones públicas y privadas. Hoy, Mariana cuenta con un reconocimiento otorgado por la Defensoría del Pueblo a nivel nacional por sembrar su aporte. “Fue una gran sorpresa”, dice a SEMANA sobre la distinción, pero bienvenido sea para poder seguir tocando puertas y compartir la importancia de tener una naturaleza sana y con la necesidad de frenar la reducción de hectáreas.
Vínculo con la madre Tierra
Desde la infancia, Mariana Burgos centró su interés en observar la diversidad que habita en el Bosque Protector Cerro Paraíso. Es aquel el que hoy rodea las afueras de su atelier.
“Soy ciudadana nativa de este lugar” dice y agrega: “Antes era un deslizamiento de piedras. Recuerdo verlo a mi padre dándome el ejemplo de juntarse con más vecinos para limpiar el lugar y sembrar árboles. Después de treinta años eso ya tiene sus frutos”.
En el Bosque Cerro Paraíso se sembraron 20 árboles guayacanes amarillos
Leer másHay más de doscientos árboles que son el pulmón de la ciudadela. Mientras caminamos por el bosque previo a la producción se vislumbra ceibos, samán, guayacán, algarrobo con raíces fuertes que frenan el deslizamiento de las rocas.
Los caminos los conoce muy bien. “Antes podías ver venados de cola blanca, los jaguarundi, ardillas, conejos silvestres”, enumera. Y es por esa biodiversidad que fue declarado como Bosque Protector. Sin embargo, cada vez se ve menos.
Con los años, no faltó la ambición del hombre por querer construir en la zona del bosque y empezó la tala de árboles. Fue entonces cuando comenzó su activismo. “Dejé todo a un lado y junto con mi padre hicimos la gestión para recuperar el espacio”. Aquello sucedió hace aproximadamente cinco años, a raíz de la maternidad. Mientras más crecía su hija, más pensaba: “¿Qué futuro le voy a dar? ¿Qué planeta va a heredar?”.
Alzar su voz valió la pena. Ese entorno, que en los tiempos de cuarentena sonaba como el paraíso, fue para Mariana una especie de maestría en temas como reforestación, aunque para ella significaba una sola cosa: impedir la extinción de los que nos permite vivir. Lo que antes eran 420 hectáreas, ahora solo quedan 299.
Este mes junto con la Universidad Católica de Guayaquil y el apoyo de los Bomberos pudieron sembrar 90 algarrobos. En años anteriores, también hizo lo mismo con la Universidad Agraria, la UTEG. Y por ahora, sigue tocando puertas en la Espol, y la Estatal.
Sobre el futuro, Mariana es determinante. “Tanto instituciones públicas como empresas privadas deben involucrarse ya”. Y agrega, “los próximos años van a ser muy delicados en temas de cambio climático y hay que pensar en el bienestar de nuestros hijos y las generaciones que vienen después”.
No se trata de dejar el trabajo para los activistas. “Lo que faltan es más manos. Se necesitan planes de contingencia para el caso de incendios forestales. No hay guardabosques, ni servicios de primeros auxilios si alguien se cae o le pica un animal... Al Municipio de Guayaquil le hemos pedido de favor un plan de manejo del bosque, antes de volverlo turístico”, menciona.
Solo con una naturaleza sana es posible revertir el cambio climático y darle pulmones a la ciudad. “Tu profesión no limita que te involucres, ya seas empresario o alcalde, igual lo puedes hacer”.
En la moda consciente
Esa mirada ecológica marcó su rumbo en el diseño de indumentaria. En cada una de sus colecciones, caracterizadas por románticos trajes de alta gala, ha evitado generar residuos de textiles en pro del medio ambiente.
“Los diseñadores también tenemos un compromiso grande con el tema del ambiente. Hay que tener en cuenta lo que estamos desperdiciando. La idea es que lo que sobra no vaya a los vertederos, sino darle una vida útil. En mi caso, incluso doy la opción para que traigan un vestido que ya no usan y se lo rediseñamos con otro modelo o accesorios. Así es como se logra una moda consciente”, comenta.
Si bien ya tiene más de diez años de trayectoria con la marca que lleva su nombre; durante la pandemia lanzó Mimar, línea dirigida a niñas y madres, cuyas prendas se caracterizan por ser didácticas. A través del velcro colocado en el centro de las blusas o bodies, la niña coloca números, letras o figuras con colores.
Bolsos XXL estilo y comodidad para llevar
Leer másTodo ha sido confeccionado con algodón orgánico, y asimismo apostó por estampar con lo que provee las frutas y semillas. “Al estar al lado de un bosque quiero ir en armonía con eso. Es recobrar cómo se estampaba antiguamente”, explica.
De esta forma Mariana busca ayudar al medio ambiente, y asimismo concienciar. A modo de anécdota cuenta que durante los meses de cuarentena volvieron a ver al oso perezoso en el bosque protector. Una razón suficiente para no contaminar a través de la moda.
Toda su trayectoria hizo que la llamen a participar a la Cumbre Mundial de Mujeres que se desarrolló el año pasado en Guayaquil, donde pudo exponer lo que hace. “Cualquier aporte que hagas como diseñador, es tu huella para el planeta”, concluye.
Personal
- Guayaquileña de 41 años.
- Es diseñadora de moda. Se ha formado en Ecuador y Argentina, y tiene un máster en España. Está estudiando la Licenciatura de Moda en la Universidad Gran Rosario, Argentina.
- La marca que lleva su nombre, así como Mimar, se caracterizan por ser cero desperdicios.
- Obtuvo un reconocimiento como defensora de Derechos de la Naturaleza.