Melissa Santa María: Hay que cambiar el paradigma de la moda
La diseñadora de modas trabaja con botellas reciclada y fibras naturales para elaborar prendas casuales y uniformes corporativos
“Soy vegetariana desde hace muchos años, pero siempre sentí la contradicción entre mi carrera en la moda y mis principios, porque yo creo en practicar el respeto al medio ambiente, pero la industria de la moda, y sobre todo la moda rápida, es altamente contaminante. Me sentía incómoda frente a esa falta de coherencia”, indica la diseñadora Melissa Santa María.
Como una manera de contrarrestar los efectos nocivos de la elaboración de prendas a gran escala, ella se dedicó a investigar sobre la moda ética y en el proceso halló las telas elaboradas a base de plásticos reciclados.
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“Son un producto superinteresante porque nadie se imagina que es posible convertir el polietileno en tela”, explica. El plástico pasa por un proceso de triturado y estirado para obtener las fibras y, eventualmente, los hilos que forjan la tela y que se mezclan con spandex, algodón o ecovero (una fibra natural).
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Leer másAsí se creó Plan Blu, marca que actualmente dirige desde su tienda y taller, ubicado en La Floresta, junto a su socia Daniela Gallegos-Anda.
La primera colección de prendas elaboradas con este material estaba planificada para 2019, pero la pandemia frenó su avance. Sin embargo, a fines de 2021, las piezas finalmente vieron la luz, en una serie de coloridos kimonos, chaquetas, chompas y camisetas.
La acogida fue un éxito. “Había muchísima curiosidad. Y es que, cuando tú escuchas “ropa hecha de plástico reciclado”, imaginas algo duro o caluroso, pero cuando la gente veía que no era así, se sorprendía mucho”, comenta risueña.
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No obstante, colocar de manera masiva sus productos en el mercado local y nacional no fue tan sencillo como le parecía al inicio.
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Leer más“Socialmente, estamos siempre acostumbrados a buscar y comprar lo más barato, sin considerar las condiciones en que se hace la ropa. No pensamos en que la moda rápida es contaminante, o que existen temas de explotación a los trabajadores o que la durabilidad es bajísima. Solo pensamos en el costo”, señala.
En Europa y Estados Unidos, el “sustainable fashion” ha tenido gran acogida y está en un auge continuo.
Marcas como Raven + Lily y Altar han crecido exponencialmente en los últimos años. Comercializar estas prendas en el extranjero es más sencillo, pero en lo local aún hay grandes pendientes.
“Somos pioneras en este mercado, y justo por eso hemos tenido que educar al consumidor para que valore los materiales con los que se hace una prenda y el valor que tiene”, explica Gallegos-Anda.
La situación también ha generado cambios en la empresa, que ha enfocado su marca casual más hacia las prendas atemporales versus las de tendencia.
En promedio, las piezas que ofrecen tienen un costo de entre $ 40 y $ 70, con las chaquetas como sus piezas más caras.
“Todos hemos visto fotos de las montañas de ropa descartada en el desierto, y eso es lo que queremos evitar. Queremos que la gente compre algo de gran calidad que le dure muchos años”, señala Santa María.
- De lo casual a lo corporativo
A la par de la ropa casual, Plan Blu se ha enfocado en la confección de uniformes corporativos, una ramificación en la que no habían pensado cuando fundaron la marca.
“Fue curioso, porque tuvimos un primer acercamiento muy exitoso con una empresa, y luego vimos que era un buen lugar para crecer. Hay empresas que tienen un interés real en el tema ambiental y que, además, es un interés que está ligado a sus obligaciones, entonces son los primeros en apoyar este tipo de iniciativas”, explica Gallegos-Anda.
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Leer másUna de sus alianzas fue con el Aeropuerto Ecológico Galápagos Seymour, que les entregó 6.000 botellas de plástico para la confección de sus uniformes. Con las botellas, los y las costureros de Plan Blu elaboraron 312 camisas, pantalones, chaquetas y chalecos.
A futuro, esperan ampliar esta sección de la compañía e ir sumando otros productos elaborados a base de fibras y textiles naturales.
“Ahora estamos trabajando también con algodón reciclado, rayón ecovera y fibra de bambú. A largo plazo, no solo buscamos crecer, sino concienciar a la gente sobre la importancia de saber de dónde viene y con qué se hace su ropa”, puntualiza Santa María.
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