Mente positiva: 'Nada tiene que ser perfecto'
La perfección está entendida de la forma incorrecta. Los errores son parte del aprendizaje
Es una de las búsquedas más constantes y, al mismo tiempo, más infructíferas del ser humano. La perfección se persigue desde todos los espacios de la vida y es considerada una virtud bajo la mirada consumista de la actualidad.
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Leer másLa perfección, sin embargo, está malentendida o mal usada hoy en día. Un perfeccionista se mira a sí mismo como un insatisfecho permanente y esa descripción está lejos de otorgar paz y armonía en la vida. Hoy, en Mente Positiva, invitamos a desechar el concepto de perfección y sustituirlo con uno de satisfacción.
No se trata de caer en la mediocridad y hacer mal cada actividad de nuestro día. Se trata de disfrutar lo que hacemos, de dar el mayor esfuerzo y de sentirse satisfecho por el resultado. No tiene que ser perfecto pero si tiene que ser algo que nos emocione, nos guste y nos deje la sensación de orgullo.
El problema principal de la perfección es que es un objetivo inalcanzable. Por cada tarea perfecta que hagamos, habrá otras tres que no lleguen a esa categoría. La perfección se convierte entonces en un suplicio que es utilizado para presionarnos y bajarnos el ánimo.
Esto aplica, entre otros espacios, al trabajo. Lentamente, los verdaderos líderes comienzan a notar que no se necesitan empleados perfeccionistas que vivan amargados por no llegar a su objetivo. Lo que realmente se busca es un trabajador que haga su labor de la mejor manera que pueda, una persona que al terminar su obra la mire con agrado.
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Leer másEn casa pasa lo mismo. No debemos buscar la familia perfecta porque será una pérdida de tiempo que desgaste nuestra relación con los demás. Debemos buscar una familia armónica que pase buenos y malos momentos pero que se apoye en cada ocasión.
Y qué decir de la pareja. De sobra está mencionar que la pareja perfecta no existe porque no se trata de idealizar al acompañante de vida. La meta es encontrar alguien con quien queramos compartir momentos, experiencias y amor.
La perfección es, entonces, un discurso mercantil que no cumple una labor positiva. El ser humano por naturaleza no es perfecto y eso está muy bien.