Mente positiva: 'La ruta para equilibrar el peso de los problemas'
Ante cada suceso desagradable cabe preguntarse la importancia que eso tiene. Nuestra reacción es lo único que podemos controlar
Todos enfrentamos problemas. Cada día hay obstáculos y situaciones desagradables que nos inquietan y nos perturban. Los momentos tristes pueden opacar a los felices siempre que nosotros permitamos que eso pase. El control, felizmente, está en nuestras manos.
Aunque todas son incómodas, las experiencias negativas también tienen categorías y debemos aprender a diferenciarlas para que su impacto sea proporcional en nuestras vidas.
En otras palabras, hay sucesos malos que vistos con otro lento no ameritan una gran perturbación. Es más, muchos son situaciones menores que con un breve vistazo pueden ser superados.
Ellen Langer, profesora de Psicología de la Universidad de Harvard, dijo en una de las múltiples entrevistas que concedió a la Harvard Business Review que ante los escenarios adversos cabe hacernos preguntas para evitar sobresaltos mayores. “Cuando algo te molesta (tal vez alguien que te entrega un trabajo fuera de plazo o de forma distinta a cómo lo querías) pregúntate: ¿Es una tragedia o un inconveniente? Seguramente se trata de lo segundo. Así sucede con la mayoría de cosas que nos molestan”.
Si es un inconveniente, entonces, la solución es más sencilla. Menos tiempo dedicado a un problema menor.
La próxima vez que suceda algo desagradable tomemos unos segundos para mantener una discusión interior. Pongamos en una balanza si el hecho es realmente grave o un problema pequeño que requiere también una concentración y una atención pequeña. Si esa es la respuesta nos ahorraremos un mal rato y podremos continuar con nuestro día sin que el humor se afecte.
Las pausas para valorar un suceso incluso sirven en los buenos momentos. Como hemos dicho anteriormente en Mente Positiva, la humildad para aceptar un logro o un triunfo es de vital importancia para alcanzar una vida más armónica y equilibrada.
El criterio de Langer coincide en parte con las prácticas filosóficas que nos recuerdan que los sucesos externos no son los que nos afectan directamente, son nuestras reacciones las que determinan el peso de los hechos en nuestras vidas.